Capítulo 33.

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La tercera semana Valentina desapareció.

Después de lo sucedido en la residencia de los Carvajal, Juliana regresó a su casa más avergonzada de lo que probablemente había estado nunca.

Su mente era una mezcla extraña de emociones. Estaba apenada, por supuesto, por las circunstancias en las que Guille las había encontrado; estaba preocupada por Valentina y por como su hermano pudo haber tomado las cosas; incluso estaba un poco molesta con ella misma por haberse dejado llevar de tal manera en la casa de Valentina, aún sabiendo de los riesgos que esto tenía.

Ahora, pasados cinco días del incómodo momento que ambas chicas habían vivido en la casa Carvajal, Juliana no sabía absolutamente nada de la chica de ojos azules.

Después de ese día Valentina no se había presentado a clases, no se habían encontrado en el patio del instituto, no había ido a recogerla como aquel día de la casa de Valles, ni siquiera había mandado un mensaje o una llamada.

Nada.

Era como si de un día para el otro hubiera desaparecido de la faz de la tierra.

Los primeros tres días Juliana tampoco hizo esfuerzo por comunicarse con la ojiazul, pensó que era una reacción relativamente normal, quizá las cosas con su hermano no habían salido del todo bien y aunque eso no la hacía sentir mejor al menos era una respuesta lógica a la ausencia de Valentina. Pensó que lo mejor era darle un poco de tiempo, de privacidad, dejar que las cosas se arreglaran o al menos se calmaran un poco antes de volver a a tener contacto con ella.

Al quinto día Juliana comenzó a preocuparse.

-¿Has sabido algo de postrecito?-Pregunto Daisy de repente a su mejor amiga, quien estaba tumbada a su lado sobre la cama. A pesar de que era consciente de lo que había pasado entre la morena y Valentina no sabía que tan adecuado era sacar el tema. Después de que Juliana le había contado lo sucedido en la casa de Carvajal no habían vuelto a hablar de eso. Aún así Daisy estaba convencida de que era algo de lo que la morena necesitaba hablar, era un tema importante a final de cuentas, no solo por el paradero de la chica de ojos azules o por la situación en la que esta podría estar después de lo sucedido, si no por la reacción de su mejor amiga si algo fuera de lo habitual ocurría.

-Aun nada.-La voz de la morena sonaba desanimada, realmente no quería hablar de eso. Por más que se repetía internamente que todo estaba bien, no podía ocultar demasiado su preocupación hacia la ojiazul.

-¿No crees que es momento de ir a su casa o algo por el estilo?-Insistio un poco su amiga.

Una mueca se formó en la cara de Juliana. La idea de volver a la casa Carvajal después de lo que había, sucedido la hacían sentir un tanto incómoda; no sabía la reacción que había tenido Guille después de que ella hubiera abandonado la habitación de Valentina, o si alguien más de la familia sabía lo que había ocurrido.

Aun así sabia que nada de lo que estaba ocurriendo era normal, al menos no de parte de Valentina. Desde que habían comenzado a salir a penas un par de meses atrás nunca habían durando tantos días incomunicadas, tantos días sin verse o mínimo mandarse un mensaje o una llamada.

Pero por alguna razón, aun no estaba segura de si quería comunicarse con la ojiazul o no.

Quizá por miedo a que algo acerca de lo sucedido unos días atrás afectará su relación, que la familia de Valentina no lo hayan tomado de la mejor manera y eso repercutiera directamente en lo que había entre ambas chicas; quizá incluso por miedo de que algo malo le hubiera pasado a la ojiazul.

Lo cierto era que no quería estar cerca por ahora de la casa Carvajal.

-No estoy segura de que sea... lo correcto.-Contestó finalmente en un tono vacilante a la pregunta de su mejor amiga.-Si Valentina estuviera lista para hablar ya se hubiera comunicado conmigo, estoy segura. No quiero incomodarla o algo por el estilo, no quiero que sienta que la presiono a hablar de algo que quizá ella no quiere, ya sabes... si esta teniendo problemas familiares o algo asi.-Explico.

Daisy pareció pensarlo unos segundos sin estar convencida por la respuesta de la chica frente a ella, viéndolo más como una excusa para no hablar con Valentina.

-¿No crees que quizá paso algo?-Pregunto Daisy de manera vacilante, notando como su mejor amiga evitaba completamente ese pensamiento, a pesar de que era una posibilidad, por miedo de que en efecto, algo malo le hubiera pasado a la chica de ojos turquesa.

Los labios de Juliana se abrieron un segundo antes de volver a cerrarse. No sabía que responder. Sabia que era una posibilidad, pero le aterraba pensar en ello, el hecho de que la chica de ojos azules ya no quisiera saber más de ella, o peor aún, que algo le hubiera pasado era un pensamiento que la morena simplemente no podía soportar.

Cuando volvió a abrir sus labios para responder, sintió la mano de Daisy sobre su hombro.

-Solo piensa en ello, ¿está bien?. Yo solo... no quiero que sufras. Quiero lo mejor para ti, siempre.-Finalizo dándole un delicado beso en la mejilla, antes de dedicarle una sonrisa triste, mientras salía de su habitación.

Despues de que Daisy se marchara, duró el resto de la tarde en su soledad pensando acerca de si debía intentar o no comunicarse con la chica de ojos azules.

Su mente iba a mil por hora, intentando procesar todas las posibilidades que existían entre ella y la chica de ojos turquesa.

Finalmente se decidió por comunicarse con la chica de ojos turquesa. La morena convencida de que cualquier cosa que hubiera pasado podían salir de eso juntas.

Le envió cientos de mensajes pero ni siquiera eran recibidos. Intento llamarla pero su celular la mandaba directamente al buzón. Preguntó por ella con algunos maestros, excusándose con trabajos escolares, ya entregados, intentado averiguar cualquier cosa acerca de ella.

Finalmente, a pesar de que al principio pensó que era la peor idea del mundo, tuvo que utilizar su última alternativa.

El sexto día Juliana se decidió a ir a la casa Carvajal.

For Her. (JULIANTINA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora