La segunda semana Juliana volvió a coincidir con el hermano de Valentina.
La relación entre la morena y la chica de ojos azules seguía siendo casi como un sueño.
Eran una pareja, a pesar de que ninguna de las dos había usado esa etiqueta no había otra palabra para describir lo que tenían; no importaba que ni Juliana ni Valentina habían hecho la pregunta directamente sabían que a estas alturas era algo que ya no era necesario hacer. Comenzaban poco a poco a pasar más tiempo juntas en el instituto, se mandaban mensajes románticos que en cualquier otro momento a Juliana le hubieran parecido estupidos, pero ahora hacían que las mariposas en su estomago revolotearan como nunca antes y todos los días después de clases pasaban la tarde en casa de la familia Carvajal hasta que la noche caía y Alirio o la misma Valentina llevaban a Juliana a su casa.
Cada día que pasaba su relación comenzaba a fortalecerse cada vez más.
Eran las primeras semanas de Julio, el ciclo escolar estaba por terminarse y con ello las presiones en las materias comenzaban a terminarse también. Ya no había estrés de trabajos finales o exámenes, simplemente esperaban que las clases finalizarán para poder liberarse de ese tema por un tiempo.
Así que como ya era usual, ahi se encontraban; ambas chicas recostadas en la ya conocida cama de la chica Carvajal, Juliana descansaba su cabeza sobre el pálido pecho de Valentina, mientras esta acariciaba su cabello con sus delgados dedos.
-Tu cumpleaños se aproxima.-Dijo finalmente la chica de ojos turquesa después de que ambas habían permanecido en un largo silencio.
La chica morena simplemente asintió.
-¿Tienes algo en mente para hacer ese día?-Questiono mientras continuaba acariciando lentamente su cabello.
Juliana no contestó por unos segundos, pensando en su respuesta mientras disfrutaba del momento que estaba viviendo con Valentina.
-No suelo hacer mucho en mi cumpleaños.-Comenzó simplemente.-Daisy insiste mucho en que haga algo para festejar pero la verdad es que estos últimos años no he tenido ánimos de hacer nada, en realidad.-Se detuvo unos segundos antes de continuar.-No lo se, quizá este año vea el amanecer con mi novia.-Termino en un tono de falso desinterés, haciendo referencia a la promesa que se habían hecho hace ya unas semanas atrás en la casa de Valles.
El corazón de Valentina comenzó a golpear fuertemente contra su caja torácica.
"Mi novia", repetía constantemente en su cabeza.
"Mi novia."
"Mi novia."
"Mi novia."
Jamás había estado en una relación seria y mucho menos con alguien de quien estuviera enamorada; si era completamente sincera, una pequeña parte de ella se sentía asustada por como estaban pasando las cosas.
Aún así, le había encantado escuchar a Juliana referirse a ella de esa forma.
-Si, quizá esa sea una buena idea.-Siguio el pequeño juego Valentina, contestando en el mismo falso tono desinteresado que la morena había usado con ella.-Debe ser genial esa novia tuya.-Añadio haciendo que una pequeña risa se escapara de los labios de Juliana.
-Bueno, creo que no puedo quejarme, es algo callada y tímida, pero lo compensa con lo gran besadora que es.-Jugueteo en un tono provocativo acercando sus labios peligrosamente a los de Valentina.
-¿Enserio?-Pregunto la pálida chica, sin mover su mirada azul de los labios de su novia, tomándola de la cintura y recostandola bajo su cuerpo en un movimiento rápido, colocándose sobre ella, antes de rozar sus labios de manera provocadora, aún sin conectarlos totalmente.
-¿Podrías solo besarme?-Pidio la morena, sin la mínima intención de jugar más, poniendo ambas manos en la parte de atrás del cuello de Valentina, en un intento por acercarla más a ella.
-Lo que pida mi novia.-Dijo simplemente la ojiazul, a lo que ambas chicas sonrieron, antes de finalmente conectar sus labios de una manera hambrienta.
Los besos ya no eran lentos como al principio, ahora sus bocas se conocían de una manera sorprendente, creando una armonía casi poética mientras sus labios chocaban.
Rápidamente Valentina, mientras sus labios seguian chocando de manera hambrienta con los de la chica morena, bajo sus manos hasta el dobladillo de su blusa, subiendo la de manera ágil, disfrutando hasta el más mínimo toque de sus manos con el abdomen de la morena, sacándola y dejándola en alguna parte del suelo de la habitación, antes de volver a conectar sus labios con los de Juliana.
-Te quiero.-Dijo apenas pararon de besarse, siendo ya costumbre que la ojiazul lo repitiera constantemente.
Sus labios gruesos, que solo unos segundos atrás estaban besando a la chica frente a ella, bajaron levemente para concentrase en otra parte del cuerpo de Juliana.
La espalda de la morena se levantó levemente, acompañada de un ligero jadeo al sentir el contacto de los labios de Valentina sobre su cuello.
Lo besos inocentes se habían terminado incluso antes de que llegaran. Todos los movimientos eran desesperados y de alguna manera hambrientos mientras ambas chicas se movían en la cama bajo las sábanas.
Las prendas de ropa cada vez estorbaban más.
Con ayuda de la morena, Valentina se deshizo del sostén de la chica, mientras está le quitaba ágilmente la blusa, ambas prendas terminando en alguna parte del piso de la habitación.
La temperatura seguía subiendo, como siempre que las chicas comenzaban con una de sus acaloradas secciones de besos.
Los labios de la pálida chica ahora bajaban lentamente por el abdomen de la morena, haciendo un camino de besos húmedos, siendo guiado por las manos de Juliana que se aferraban fuertemente al cabello de la ojiazul, llevandola cada vez más cerca de su centro, aún bajo sus jeans.
Un par de golpes sobre la puerta sonaron levemente, siendo completamente ignorados por ambas chicas, que comenzaban a calentarse cada vez más.
-¿Valentina?-Se escucho inesperadamente la voz de un sorprendido Guille, quien se encontraba parado en la ahora abierta puerta de la habitación.
-¡Guille!-Gritó Valentina con sorpresa levantando su cuerpo solo cubierto por un sostén negro, de el moreno cuerpo de Juliana, quien rápidamente cubrió su torso desnudo con la sábana sobre la cama.
Un segundo de incomodo silencio lleno la habitación antes de que alguien más hablara.
-Yo... tengo que irme.-Casi susurro Juliana apenada poniéndose de pie con las mejillas completamente rojas, para tomar su ropa del suelo, poniendose rápidamente su blusa y salir casi corriendo de la habitación.