El continuo sentimiento de alguien moviendose a su lado hizo que poco a poco Juliana comenzara a despertarse.
Las dos chicas se habían quedado dormidas, abrazadas una al cuerpo de la otra sobre la manta en el jardín de la casa de Valles, el cansancio invadió el cuerpo de ambas después de todo lo que habían pasado y entre pequeños besos y delicadas caricias cayeron dormidas sin darse cuenta.
Los ojos obscuros de Juliana comenzaron a abrirse lentamente, abriendo los y cerrando los un par de veces en su intento por reconocer el lugar en el que se encontraba.
El olor a Valentina la hizo recordar todo lo que había pasado hace apenas unas horas.
Se movió levemente sobre la sabana recordando el lugar donde se había quedado dormida hace ya unas horas atrás y sintió una suave y delgada cobija con olor a la chica de ojos azules sobre su cuerpo.
Cuando sus ojos por fin pudieron enfocarse giro su cabeza a su lado derecho y reconoció el cuerpo de Valentina a su lado.
Estaba usando una blusa blanco con lo que parecían letras rojas al frente y un pantalón negro de pijama, sus pies estaban descalzos, su cabello recogido en un chongo informal y su mirada azul estaba completamente clavada en el cielo.
Juliana la observo un momento notando que que la chica de ojos turquesa aún no se daba cuenta de que esta había despertado hasta que unos minutos despues se dispuso a hablar.
-¿Que estas haciendo?-Pregunto finalmente entre bostezos la morena mientras frotaba levemente su ojo izquierdo.
Valentina se sobresaltó un poco al escuchar su voz.
-Perdona, no quise despertarte.-Se disculpo rápidamente.-Te quedaste dormida en mis brazos antes de que yo me durmiera, pero te veías demasiado cómoda y no pude despertarte así que entre la casa a traerte una cobija y tome la oportunidad para cambiarme por algo más cómodo. Lamento si tuviste frío en algún momento.-Se disculpó la pálida chica, recibiendo una pequeña sonrisa adormilado por parte de la chica morena.
-No te preocupes, esta bien.-La tranquilizó Juliana mientras notaba como la chica de ojos celestes no se cubría del frío con absolutamente nada. En un instinto protector se levantó recorriendose para acercarse aún más a la ojiazul, pegando su piel desnuda con la pálida de Valentina antes de tapar ambos cuerpos con la delgada cobija, para así descansar ligeramente su cabeza sobre el pálido hombro de la chica a su lado.
-¿Esta todo bien?-Cuestiono un poco preocupada por la ojiazul al notar lo concentrada que esta estaba en el cielo.
-Si, tranquila todo está en orden, solo, espero el amanecer, ya casi es hora de que salga.-Informo aún con su mirada en el obscuro cielo.
Juliana comenzó a frotar lentamente su mano sobre el brazo de la chica de ojos turquesa, por debajo de la cobija en un intento por calentar un poco su fria piel.
-Solia esperar el amanecer el día de mi cumpleaños cuando era una niña.-Comenzo a contar la morena.-Estaba tan emocionada porque el día comenzara que casi no podía dormir, así que despertaba en la madrugada, esperando a que el sol saliera y así iniciaba oficialmente para mi el día de mi cumpleaños. Probablemente pienses que es tonto, ni siquiera recuerdo hace cuánto lo dejé de hacer.-Termino en un tono casi melancólico.
-No pienso que sea tonto, me parece incluso un poco tierno. Podemos hacerlo tu siguiente cumpleaños, si quieres.-Respondio la ojiazul.-Realmente disfruto ver en amanecer, es una manera Real de ver un final y un inicio al mismo tiempo. Es el final de la noche, el momento en que la Luna se vaya, pero es el inicio de un nuevo día. Es como la vida y la muerte.-
-Me encantaría.-Acepto Juliana mientras continuaba acariciando la pálida piel de Valentina
-Prometeme algo.-Dijo finalmente la chica de ojos turquesa mientras giraba su mirada azul, clavando la en los obscuros ojos de Juliana.-No importa que pase, tu próximo cumpleaños las dos vamos a ver el amanecer, como cuando eras pequeña, esperaremos desde la madrugada a que el sol salga y veremos como finalmente comienza el día.-
Ante los penetrantes ojos azules Juliana aceptó.
-Te lo prometo.-
Valentina le dedico una pequeña sonrisa antes de regresar su mirada hacia el cielo estrellado aún obscuro, completamente fijos en ello mientras su mente estaba en otro lugar. Sabia que las cosas podían cambiar de manera radical de ese día a el cumpleaños de la chica morena, conocía las circunstancias y a pesar de que solo faltaba poco más de un mes para que el día llegara sabia que había una gran posibilidad de que sus planes cambiaran en mucho menos que eso. Aún así iba a cumplir su mitad de la promesa e iba a hacer todo lo humanamente posible para que el próximo 13 de Agosto ambas pudieran presenciar el amanecer, justo como lo habían prometido.
Finalmente después de un par de minutos el cielo comenzó a cambiar lentamente. El obscuro tono que había tenido desde que ambas chicas habían comenzado a observarlo lentamente comenzó a ser remplazado, y sus colores con cada minuto comenzaban a volverse más claros.
El cielo pasó de un obscuro casi total, a un tono cada vez mas iluminado, en una mezcla de naranja y amarillo, cambiando constantemente hasta que al centro del cielo, y casi de una manera imperceptible el sol comenzó a asomarse. Con cada minuto que pasaba lentamente comenzaba a subir cada vez mas, desapareciendo el obscuro tono por el que era invadido y llenándose de una luz amarilla.
La vista era simplemente hermosa.
Los árboles que de lejos se podían apreciar desde el jardín de la casa, el sol que seguía subiendo lentamente y la gama de colores que tenían frente a ellas hacia que el simple hecho de estar despierta valiera completamente la pena.
-Te quiero Val.-Se escucho la voz de la morena, antes de besar delicadamente su hombro sobre la blusa de la pijama, entrelazando su mano con la de Valentina debajo de la cobija.
La ojiazul no contestó.
Una ola de sentimientos buenos y malos inundando todo su cuerpo.
Permanecieron abrazadas viendo juntas el amanecer.
"Te quiero tanto Juliana Valdés."
