-Perdón.-Se disculpó de nuevo la ojiazul justo después de recomponerse, mientras ambas chicas se ponían de pie. Probablemente era la décima vez que se disculpaba en lo que iba del día. Aún había un rastro de lágrimas sobre su palido rostro, que Valentina se apresuro a limpiar en su primera oportunidad; sus ojos, ahora más claros y cristalinos que nunca, estaban un poco rojos, al igual que sus mejillas, y su pecho aún se elevaba a una velocidad un poco más rápida de la normal. Aun asi, no era nada comparado con la Valentina de minutos atrás.
-Val, está bien, en serio, no tienes que pedir perdón.-Insistio la morena, mientras acariciaba ligeramente la mano de la ojiazul.-Entiendo todo, de verdad. Además, las dos nos equivocamos en algunas cosas y esta bien, ahora todo está bien.- Dijo estas últimas palabras como si, para su interior, realmente quisiera creerlas. Una marea de pensamientos inundaron su mente de sobremanera.
Se detuvo un segundo y se permitió observar de nuevo la cara de Valentina, hasta que vio algo que hizo que sus mejillas se tornaron de rojo por la vergüenza, e incluso, por un poco de arrepentimiento; una ligera marca colorada sobre salía de la mejilla de la ojiazul, la marca un poco desfigurada del impacto de su mano. Su labio se levantó ligeramente como si estuviera reteniendo una sonrisa triste.-Perdón por tu mejilla. . . ya sabes.-Dijo mientras señalaba la pequeña marca, en un intento por desviar un poco la situación que acaban de vivir.
Una ligera risa salió de los labios de Valentina, mientras hacia un ademán con su mano, en señal de que realmente no importaba.
Se quedaron en silencio unos minutos, sin más que observarse una a la otra como no lo habían hecho en semanas, aprovechando cada uno de los minutos de aquel silencio que las envolvía.
De repente algo que había atormentado a la morena unas horas antes llego a su mente, se sintió incluso un poco mal por reprochar aquello después del momento que había pasado Valentina, pero no podía quedarse con ello, necesitaba decírselo.
-Val, tu. . . Tu rompiste la promesa.-Dijo casi como un susurro. Su voz sonaba mas apagada de lo que probablemente hubiera querido, una combinación de tristeza y decepción en ella. Bajo su mirada oscura al piso, y comenzó a recorrer la casa de Valles en un intento desesperado por evitar encontrarse con la mirada azul de Valentina.
Una sonrisa triste se extendió por el pálido rostro de la delgada chica. Finalmente separo su mano que se había mantenido siendo acariciada por la de Juliana y tocó lentamente con sus delgados dedos la cara de la morena, de una manera tan delicada que parecía que tuviera miedo de lastimarla, recorriendo sus dedos desde su mandíbula, hasta sus cejas, como si de alguna manera quisiera guardar cada detalle de ella en su mente.
-Juls, yo jamas rompería nuestra promesa.-Confeso finalmente.-Volví ayer pero. . .-Se detuvo un segundo, como si se sintiera avergonzada de continuar.-Yo queria estar contigo-Comenzó, en un intento por justificas sus palabras.-Queria que vieramos el amanecer, queria que estuvieramos juntas, pero habían pasado tantas cosas, temía tanto de tu reacción. Que bueno, a final de cuentas no fue realmente la que esperaba.-Añadió en un tono irónico, quitándole la seriedad al momento con una pequeña sonrisa, acariciando de manera exagerada su mejilla, recordando el par de bofetadas recibidas por la morena, quien rápidamente se unió a las risas.
-Hablando en serio, Juls.-Continuó con el mismo tono serio de antes.-No sabía cómo volver, no quería parecer estúpida tampoco. Duré toda la tarde pensando en como acercarme a ti, pero fue inútil. Aún así, iba a cumplir la promesa; así que anoche, subí a la azotea de la casa y esperé ahí el amanecer, como te lo había prometido, sabía, o al menos quería creer que en alguna parte tu estarías haciendo lo mismo y que, a pesar de la distancia, veríamos el amanecer. . . juntas.
Juliana retuvo una sonrisa para sus adentros, una de tantas ese día. Sintió unas repentinas e inexplicables ganas de besar a la chica frente a ella, pero simplemente no se atrevió a hacerlo, había algo que la detenía. Ante la intensa mirada azul se apresuró a responder.
-Lo hicimos.-Dijo finalmente.-Vine justo aquí, a la casa de Valles ayer por la tarde, pensando que quizá llegarías aquí. Pase casi todo el día, claramente sin respuesta, y antes de que fuera el amanecer salí a recibirlo como habíamos prometido.-Confesó recibiendo una tierna y triste mirada azul.-Apesar de que no fue con los sentimientos que esperaba.-Añadio en un pequeño tono burlón, intentando no hacer sentir mal a la pálida chica, quien hizo una mueca como respuesta.-Supongo que ambas cumplimos nuestra promesa.-Dijo con una sonrisa simple, recibiendo rápidamente otra como respuesta, mientras entrelazaban delicadamente sus meñiques, en un intento pequeño de demostrarse afecto.
Después de la larga platica que habían tenido y de el intenso e íntimo momento que habían vivido, realmente no sabia que pasaría después, eran demasiadas cosas y demasiada información para asimilar después de ese tiempo que habían estado distanciadas. Levanto su rostro, clavando sus ojos profundamente sobre los ojos de la mujer frente a ella y resistió una sonrisa para sus adentros. Realmente la amaba, no importaba que no tuvieran años de conocerse o todas las situaciones que habían vivido apenas en estos pocos meses de estar juntas.
Fue como si el tiempo cediera y se detuviera para que finalmente ambas chicas disfrutaran un poco de los momentos que estaban viviendo juntas después de toda la tormenta que habían vivido. Parecía como si estuvieran conectadas ahora, como si con el simple hecho de estar tan cerca pudieran comunicarse todo lo que no habían podido las últimas semanas.
Sus ojos azules se conectaron con los oscuros.
Sus morenas manos acariciaron las pálidas.
Sus labios finalmente se juntaron en un corto, pero bastante significativo beso, que hizo que los sentimientos de ambas chicas explotaran en un sin fin de emociones. Fue un beso sanador, un beso que ambas habían estado esperando desde hace muchos días atrás, sin comprender cuanto hasta que lo habían experimentado.
Finalmente, parecía que todo se había solucionado.
Aun que, a pesar de no querer admitirlo, aún había algo que la detenía, algo que la hacia dudar, que la hacía no estar segura de si podía ser realmente feliz, después de tanto sufrimiento.
Una pregunta giraba alrededor de su mente de una manera tan intensa, que casi se sintió mareada.
Después de todo lo que había pasado, ¿podía intentarlo de nuevo con la chica frente a ella?
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El siguiente capítulo es el final. Cualquier duda puede ser por aquí o por mi Twitter (@Cano7_27).
Gracias.
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