La mirada cafe de Juliana recorria cada uno de los dibujos y bocetos pegados a las paredes del aula, igual a como lo hacian siempre al final de la clase cuando la asignatura comenzaba a ponerse tediosa.
Era Jueves, el día de la semana que salía más tarde del instituto y con ello, el día que solía estar más ocupada de la semana.
Miro su reloj de mano; un par de minutos la separaban de la hora de irse a casa. Su mirada intensa seguía en las manecillas mientras su pie golpeaba ligeramente el suelo en un movimiento continuo, ansiaba el momento de salir de ahí y finalmente irse a casa, los últimos minutos del dia siempre se sentían eternos y bajo la presión que sentía ese día, todo se vivía mucho peor.
En un intento por distraerse para que sus últimos minutos en clase pasarán rápido comenzó a ver los cuadros y bocetos en las paredes del aula. Amaba su carrera, realmente lo hacía, una sonrisa se posaba en sus labios siempre que veía los trabajos que la rodeaban, y esperaba algun día tener resultados como esos.
El sonido que indicaba que las clases finalmente habían terminado inundó toda el aula y Juliana abandonó su asiento tan rápido que cualquier podría preguntarse si ella realmente había estado ahí.
Llegó al estacionamiento y se quedó un momento simplemente sentada en el asiento del auto, en ese punto de su vida todo parecía una completa locura y de vez en cuando necesitaba un par de segundos para procesar lo que pasaba.
Mientras su mano acariciaba lentamente la bolsa de su pantalon, un recuerdo fugaz llego a su mente.
Pensó en un par de años atras y como ahora todo era muy disinto, lo mucho que había cambiado su vida y la oleada constante de sentimientos que solían golpearla constantemente.
Finalmente dio marcha al auto.
Su día comenzaba a ponerse un poco melancólico mientras manejaba de regreso a casa, y con "Loving is easy", sonando de fondo en el auto, recordó aquel día en el que ella y la chica de ojos azules habían comenzado a vivir juntas y como había sido unos de los días mas felices de su vida, hasta ahora.
FLASHBACK.
A pesar de que el día comenzaba a caer en aquella tarde de Jueves, el sol seguía golpeando fuertemente el pavimento de aquel moderno edificio. Frente a el, un Audi R8, estaba estacionado completamente rodeado de cajas; a su lado, dos jóvenes chicas hacían, por primera vez en su vida, un labor de mudanza.
-¿Puedes creer que viviremos juntas?-Preguntó expectante la morena, mientras caminaba con una gran caja entre sus manos. Llevaba puesto un pans que se veía tan desgastado, que probablemente seria la ultima vez que seria usado, y una camiseta con el logotipo de alguna empresa desconocida, que no estaba segura de como la había conseguido. Sus piernas temblaban ligeramente por el arduo trabajo que llevaban haciendo desde hace ya un par de horas; su cabello, torpemente recogido en una coleta demostraba lo improvisado de su peinado, sus rodillas estaban un poco flexionadas por el esfuerzo que estaba ejerciendo y un par de gotas de sudor resbalaban por su rostro; aun así, una gran sonrisa iluminaba el resto de su cara.
El tiempo había pasado desde aquella vez en la que Juliana y Valentina habían estado en la tumba de la madre de la ojiazul, las circunstancias eran distintas, sus ideas eran distintas y de manera general, sus vidas también lo eran. Su tiempo en el instituto había terminado hace apenas un par de meses y sus responsabilidades cada vez crecían más, después de esa etapa de su vida, la vida adulta comenzaba a ser cada vez más palpable y con ella una gran cantidad de cambios.
Valentina finalmente había aceptado hacerse cargo de la empresa.
Después de la muerte de su madre, su padre León Carvajal, no quería hacerse más cargo de la compañía; quería hacer cosas diferentes, quería viajar, conocer lugares nuevos, vivir experiencias distintas, quería hacer todas las cosas que le había prometido a su esposa antes de verla partir.