¡Detente ahí! Te atrapamos y sabemos muy bien que estás buscando buenas historias para deleitar tu vista y dejar volar tu imaginación. Déjanos decirte que llegaste al lugar indicado.
Nuestro grupo de escritores selectos están aquí dispuestos a quita...
Me despierto sudoroso ¡Diablos! De nuevo este miedo, haciendo que acelere mis latidos y rápido llevo mi mano al pecho.
—Kai —dije entre sollozos.
—Mmmm —se dio media vuelta en la cama dándome la espalda.
—No...puedo...respirar —me levanté de inmediato de la cama tratando de ponerme las sandalias, caí al suelo pues no podía sostener las piernas.
—¡Baek! —se levantó de inmediato Chen—. ¿Dónde está tu inhalador?
No podía responder nada, trataba de controlar la respiración lo cual era inútil de hacer.
—Rayos Baek ¿de nuevo? —trató de levantarme los más rápido posible—¡Kai! ¡carajo! levantó las cobijas que cubrían a Kai.
—¿Qué pasa? —dijo entre sueño.
—¡ESTÚPIDO, BAEK TUVO DE NUEVO UN ATAQUE!
—¡Rayos! —inmediatamente se levantó de la cama, me tomó del otro brazo y me llevaron a la camioneta.
Solo recuerdo que me subieron a la camioneta, todo se tornó oscuro tanto que no podía reconocer las luces de las calles, de nuevo el miedo volvió a invadirme ¿por qué?, solo me preguntaba con miedo, miedo de que me volviera a encontrar con él, miedo de no poder ver luces.
La oscuridad hacía que me volviera a faltar la respiración, mis manos temblando ante aquel miedo tan intenso que tenía. “¡No, no, no! Te suplico que ya no me hagas daño” me dije.
—Está muy mal, necesitamos ayuda ¿lo llevamos al hospital?
—Es obvio que sí estúpido ¿o lo vas a dejar morir? —dijo Chen molesto.
—¿por qué sigues enojado conmigo?
—¿Por qué? —dejó un momento la vista del volante—. Porque te habló y tú no le hiciste caso idiota.
—Ok, ok ya, no me culpes —dijo de una manera molesta.
Despierto en el hospital de nuevo,“lo cual no es nuevo para mí”, una vez más con vendajes estúpidos que aún no entiendo el motivo de porqué me lo ponen.
—¿Te encuentras bien? —inquirió Chen al ver que desperté.
—Sí, eso supongo —alcé los hombros de nuevo serio ante aquella pregunta.
