5. White and Gold Love•|AbbyWesselhoft

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Título: White and Gold Love
Autor: AbbyWesselhoft
Categoría: Historia corta
Género: Narrativo
Advertencia: Ninguna.
Tema: “Inspirarse en una frase”: «”Incluso la súper chica, necesita del alma se un súper hombre”.»
Cantidad de palabras: 1983

»—Cantidad de palabras: 1983

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White and Gold Love.

La noche era fría y con una niebla espesa, la cual se hacía larga para una jovencita que se encontraba trabajando. Estaba sentada en su puesto, cuando de pronto, un cliente entró por la puerta y con cordialidad pidió.

—Buenas noches, ¿tendría un coche para ir hasta la central de trenes?

—Claro. —Se levantó y salió—. El coche n° 12 lo llevará —dijo y señaló al vehículo que estaba estacionado en frente.

—Muchas gracias —agradeció el hombre.

Luana Ruiz, era el nombre de la joven, tenía 23 años y aún era soltera, jamás tuvo ningún novio. Durante su adolescencia sufrió mucho, ya que su cuerpo, no era como el de sus otras compañeras y por eso, los niños siempre le hacían bullying. Cuando acabó la secundaria, solo se digno a estar sin hacer nada, bueno, la verdad que algo hacía, le gustaba leer y pasar sus ratos libres estudiando cualquier cosa semejante a la electrónica. Su vida era completamente sedentaria, hasta que llegó a sus 20 años, donde por fin consiguió un trabajo, era en una agencia de taxis, donde le costó demasiado socializar con las demás personas, pero poco a poco, comenzó a soltarse.

En su segundo año trabajando allí, conoció a un hombre mayor, el cual, se convirtió en su primer novio. Su noche laboral terminó al llegar la mañana, entonces recogió sus cosas y se marchó a su casa. Cuando llegó, su vecina la esperaba con una caja, donde había una hermosa gatita blanca, parecía un pompón de algodón, pero lo que más asombró a Luana, fueron los ojos de la gata, los cuales, uno era como el cerúleo del cielo y el otro como el sol. Estaba tan emocionada por tenerla, que al entrar a su casa, le presentó a su otro gatito. Uno que tenía los colores más hermosos que había, su color era dorado con destellos en blanco, el cual parecía complementar unas hermosas botitas blancas que lo cubrían hasta su pecho. Ambos jugaban sobre su cama, cómo si fuera la cosa más divertida del mundo, mientras que Luana luchaba por no quedarse dormida pero al final se durmió. Al despertarse, ambos gatitos estaban a su lado profundamente dormidos. Su pequeño se llamaba Tom y su nueva bebita se llamaba Olivia, cada uno tenía su propio plato, uno dorado para ella y uno bordo, para él.

Los meses pasaban y los dos estaban cada vez más grandes, entonces llegó la hora de que sean esterilizados, ya que nadie quería que nuevos bebés nacieran en una casa donde más de dos no podría haber. Después de volver de la veterinaria, Luana se reía mucho al verlos moverse y luchar por pararse, tras el efecto de la anestesia. Ambos se curaron y fueron mas unidos que nunca, sus peleas juguetonas provocadas por ella, ya que era un poco menor que él, eran continuas. Mientras tanto Luana, vivía la experiencia de tener novio, algo totalmente diferente a lo que estaba acostumbrada, ella siempre pudo valerse por si sola y ahora que alguien intentara hacerlo, la confundía. Siempre se negaba a la ayuda que su novio quería proporcionarle, por eso, las discusiones eran cada vez más frecuentes y eso comenzaba a cansarla, a tal punto, que ella quería terminar su relación. Porque además de los intentos por parte de él en ayudarla a toda costa, los celos que le hacía sin motivo, también la saturaron. Pero por miedo a no volver a conseguir otro compañero, no terminó con él. A los tres años de noviazgo, fueron por primera vez juntos de vacaciones de verano, pero no fueron solos, sino que, los hijos de él también estaban ahí.  Si, él tenía hijos de su anterior pareja, a lo que, incomodó un poco a Luana, porque quería estar a solas con él. En ese viaje, disfrutó del paisaje de las montañas y sobre todo del río, cuya agua era tan fresca que todos la disfrutaron. Ahí ella se dio cuenta de que él era muy grande para ella, porque a pesar de todo, ella era joven y quería salir y disfrutar de cosas que le gustaban, y según él, todas esas cosas eran para una adolescente, cuando ella en ese momento tenía 25 años, y todo lo que quería hacer eran porquerías. Por eso aclaró su mente y decidió terminar luego de un tiempo. Su hermano, Christian la apoyó en esa decisión y la reconfortó cuando estaba destrozada, porque al final de cuentas, ella lo quería. Sumada a esa tristeza, su pequeño Tom, enfermó y murió. Dejándolas solas a las dos, Luana y Olivia. Las cuales se unieron más que nunca, Luana la consentía y malcriaba como si fuera una persona. Luego de la ausencia de Tom, Olivia tomó un carácter bastante antipático. Mimo que le hacían, mordía o si la acariciaban cuando estaba en el sofá, se bajaba rapidísimo y mordía. Pero no lo hacía con intención de lastimar, sino que, su demostración de afecto era “bruta”. Ambas eran algo así como una Súper chica, fuertes pero a la vez sensibles en el fondo. Será que… ¿Hasta incluso la Súper chica, necesita del alma de un Súper hombre? La respuesta a esa pregunta, es algo que ninguna de las dos se podrían imaginar.

Los Talentos De StrawBayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora