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⚘Título: Sadness in a love. ⚘Autor: minlxy ⚘Categoría: Fanfic. ⚘Género: Angst, homosexual. ⚘Pareja: ChanBaek. ⚘Tema: Inspiración en un poema: Poema XX de Pablo Neruda. ⚘Cantidad de palabras: 1081. ⚘Advertencias: Ninguna.
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Sadness in a love minlxy
Siempre fui una persona un poco nostálgica. Un pequeño o gran defecto que me ha acompañado a lo largo de mi vida. Un defecto que casi siempre me ha dificultado la posibilidad de verle el lado positivo a las cosas buenas de la vida, no puede haber algo bueno en ella sin que yo le vea lo amargo y empiece a sentirme sin afán de nada en lo absoluto.
Esa fue la principal razón por la que no podía disfrutar al cien por ciento los momentos más hermosos a su lado. Los mejores.
Él, Baekhyun, lo notaba y se enojaba conmigo.
Pero, ¿qué podía hacer yo al respecto? Nada. No tengo la culpa de haber nacido siendo así. Las disculpas son muchas, pero eso no cambiaría mi actitud. «Un psicólogo» recomendaba él, preocupado por mi estabilidad. Sin embargo, yo sabía que ni el mejor de los psicólogos me cambiaría, así que prefería ignorar sus advertencias.
Baekhyun me hacía feliz. Me hizo feliz. Y aunque parezca poco probable, esa era una razón más para sentirme triste. No porque su amor me ponga de esa manera. Al contrario, era yo quien no merecía todo lo que él tenía para darme. Fui y soy tan vil y miserable que en nombre de Baekhyun deseo que nadie pase lo que él pasó conmigo el tiempo que compartió una relación a mi lado.
Sus ojos… Sus pequeños ojos que me daban la atención que yo no merecía, en ese entonces pensaba que en algún momento iban a brillar por alguien más. Su sonrisa… Dios, su sonrisa tan encantadora que afianzaba la belleza en su rostro… En algún momento dejaría de formarse gracias a mí, sino por alguien más.
¿Soy muy pesimista, verdad? Lo siento, Baek. Lo siento tanto por haber sido así. Lo siento a pesar de que las disculpas no curan las heridas que tu corazón ha tenido que soportar.
Lo siento por haberle visto siempre lo malo a las cosas cuando estas eran buenas. Sin embargo, lo único que calma a mi alma es saber que tuve razón. Porque siempre es bueno estar preparado para lo peor.
Hoy la noche está hermosa. El cielo está estrellado, brilla como nunca antes. Y la sola vista me recuerda a ti. En las incontables noches que nos sentamos sobre el manto verde del césped, admirando las estrellas que tanto decías amar, mientras nos profesábamos el amor que existía entre los dos.
Yo te quise y estoy seguro que tú también lo hiciste.
El mayor testigo de lo que sentimos, fue la querida luna y las estrellas. Antes eran nuestras. Ahora solo son mías y para ti, para ti… Quizás ya lo compartes con alguien más. Da igual. Todas son tan bellas como tú. Tan resplandecientes como tus ojos. Tan cálidos como tu amor. Y… Tan fugaz como lo que entre nosotros fue.
Quizás fue mi culpa. Nunca expresé como se debía todo el remolino de emociones que en mí causabas. Me ilusioné muy rápido y solo estaba invadido por el temor de no ser correspondido de la misma manera.
Qué gran error el mío.
Y es que, ¿cómo no perderme rápidamente entre esos luceros que iluminaban cada rincón por donde pisabas? Fue una tarea imposible, porque mi corazón se derretía cada vez que te veía. Y desde ese entonces te convertiste en el dueño de algo vacío y sin mucho que dar. Todas esas cosas malas me llevaron a perderte. Nuestra ruptura me convirtió en un frágil cristal que se rompió en mil pedazos cuando me dijiste que ya no querías estar más a mi lado, porque alguien llegó a ocupar mi lugar. Alguien que sí te merecía. Alguien que sacó sonrisas mejores en ti.
Ahora, pensar en que no te tengo es doloroso e intento reconfortarme a mí mismo bajo el triste recuerdo de tu existencia.
La soledad es dura. No puedo recordar el mundo antes de ti. Es asfixiante. Me siento agobiado. ¿Por qué antes de romperme, no hiciste un manual donde me enseñas a seguir con mi vida, incluso si tu no estás?
Nuestras fotos no ayudan demasiado. Las he escondido en un lugar donde no se burlen más de mi patética existencia, aunque incluso, mi mente me juega mal. Acunandote aún entre sus memorias el sonido de tu melodiosa voz y tu dulce rostro.
Si soy sincero, a lo lejos de mi cordura, admito que la vida ha perdido su sentido. En algún momento perdió su rumbo. Ya no sé a dónde más ir. Bajo la oscuridad de mi dolor ya no hay nada que me dé fortaleza para volver al viejo yo. Aquel que era imposible de romper, de no ser porque cayó en las redes del amor. ¿Alguien me dice como era? La verdad no lo recuerdo. Y lo único que quisiera pedirte es que me regreses esa parte de mí que tanto me falta.
Mi reflejo en el espejo no ayuda demasiado. Se ríe de mí y yo me río con él. Es palpable que no encuentres razón alguna para querer volver a mi lado. A mis brazos que con desesperación claman tu presencia.
La idea me cae como un balde de cemento sobre los hombros.
He fallado, sigo fallando y no tengo dudas que lo seguiré haciendo hasta mi último suspiro.
Estoy terminando de escribir mis últimas memorias, mientras vagamente a veces observo hacia el firmamento. Su lucidez hace latir mi corazón como cada vez que lo veo a él, incluso si es a lo lejos.
Espero que si algún día lee esto, sepa que me fue imposible dejarlo de amar, aunque lo haya intentado ferozmente. Siempre lo amé como la primera vez. No importa si ya no causa emociones en él. No importa que ahora esté en los brazos de alguien más.
A lo lejos y con todo el clamor de mi corazón, lo único que puedo desearle es que viva por siempre feliz al lado de la persona que ame. Al fin y al cabo en algún momento nosotros dejamos de ser los de antes. Ese par de chicos que a pesar de todo intentaban aferrarse a un pedacito de cielo. Ahora solo soy yo aquí, mientras tú estás en otro extremo escribiendo tu historia con un tercero.
Y aunque te ame con mi vida, sigo esperando que el olvido llegue pronto… Tan pronto como concluyó este amor.
Te quise, te quiero y te querré, sin importar que mi amor no haya podido sostenernos.
