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Constanza La venganza disfrazada de belleza.
Una vez mas corría por el pasillo de la escuela mientras las lágrimas salían sin poder evitarlo, coloqué mis manos en los oídos para así tratar de no escuchar lo que todos me gritaban al pasar, era el objeto de burla de toda la escuela, gracias a mi apariencia iba cada vez mas rápido hasta llegar a los baños, entre lo más rápido que pude y pasé el seguro a la puerta para después recargarme de ella, no pasaron unos segundos cuando escuché como se abría una de la puertas de los baños, me tensé de inmediato y rogaba a Dios que no fuera uno de ellos o estaría muerta. Lo escuché acercarse y cuando lo tuve de frente mi mundo se paralizó y al escuchar una vez más sus palabras se derrumbo.
—Así que aquí es dónde vienes a esconderte espanta pájaros…
—¡No! —grité desesperada por haber revivido ese momento otra vez, era como si mi memoria no pudiera olvidarlo o fuera un disco rayado y solo se repetía esa parte de la historia .
Sabía que no volvería a conciliar el sueño así que, decidí bajar al sótano y verificar que todo estaba listo para traer a mi próxima victima. El sol salió dando inicio a un nuevo día, antes de salir de aquel lugar me acerqué a la pizarra y con un marcador rojo tache de la lista a jonh levek, uno menos, faltan dos. Y sin mas salí de aquel lugar procurando darme prisa para llegar a la empresa.
Aún estaba en mi habitación cuando escuche su voz—.Buenos días, Constanza —dijo Cantarina, mientras me acercaba al espejo—. Vaya, si que te has esmerado el día de hoy, nada que ver con los viejos tiempos —comentó sin dejar de observarme.
—Qué Deseas? —le pregunté a mi yo del espejo, ese que no quería volver a ver, pero que se aparecía de vez en cuando para fastidiarme.
—Solo quería saludar —mencionó sarcástica. —Tengo que irme, se hace tarde y tú no eres de mucha ayuda —dije ya irritada por la situación odiaba que se apareciera así nada más, solo para molestar.
—Recuerda que tenemos un asunto pendiente —dijo antes de desaparecer.
Salí de la habitación molesta por la situación, hoy no sería un buen día. Manhattan estaba insoportable a estas horas y por lo mismo ya iba tarde, caminaba con elegancia y sutileza siendo consciente de las miradas que recibía de los hombres al pasar y eso me gustaba. Ya no tenía problemas con mi apariencia, no desde aquel verano antes de entrar a la preparatoria, había decidió ser otra y lo logré tanto así que nadie me reconoció por varios días excepto por Sofía, mi mejor amiga. Durante ese verano aprendí a vestir mejor, cambie las gafas por lentes de contacto y aprendí a maquillarme, oh sí, ese era mi pasatiempo favorito, me agradaba lo que este podía lograr en mí, me sentía invencible. Maquillarme me transportaba a otra dimensión, un lugar donde yo tenía el poder y ellos no eran nada.
