20. Alma y Corazón|Mily_Gomez.

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- Titulo: Alma y Corazón.
- Autor: Milly_Gomez
- Categoria: Todo Público
- Género: Romance
- Advertencias: Ninguna
- Tema: El amor y la persona correcta en el momento correcto, logran muchas cosas en un se enamorado, al punto de querer una vida, un hogar y un final eterno al lado de quien ama.
- Pareja: Elena y Daniel.
- Cantidad de palabras: 1168
Mood:  minlxy

Me levanté y me senté en el borde de la cama con una sensación de malestar en el cuerpo

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Me levanté y me senté en el borde de la cama con una sensación de malestar en el cuerpo. Negaba con la cabeza mientras recordaba lo que había sucedido el fin de semana anterior y las palabras que pensaba decirle a Elena esa noche. En lugar de eso, mis nervios se adueñaron de la situación y me impidieron hacer la confesión que desde hace años había querido hacerle. Han pasado cinco años y ni siquiera sé si querrá lo mismo, vive sumergida en su mundo perfecto y maravilloso de sueños por cumplir, que siento que estorbo sus intenciones por querer triunfar en la vida. Cada día vivo en el borde de mi desespero pensando en la manera como me mira y analizando sus ojos para saber si quieren decirme algo.

Elena es la chica más guapa, dulce y tierna que he podido conocer en los días de vida que llevo, nadie más puede compararse a ella porque sencillamente es única e imposible de imitar. Me trata como si fuera la persona más extraordinaria del mundo entero. Todos los días prepara café y cuando la visito a su casa, me sirve una taza caliente con galletas saladas porque sabe que me encantan. Se ríe por todo y su pequeño departamento se inunda de carcajadas contagiosas. Ella es la chica ideal y no encuentro la manera de confesarle que quisiera una vida entera junto a ella y tal vez esta noche, por fin tenga el valor de hacerlo.

Me quedaré con ella este fin de semana. Quiere descansar de todo el trajín que ha tenido esta semana. Ser escritora no es nada fácil para ella, se la pasa viajando de un lado para otro y yo solo me esfuerzo por ser esa pareja incondicional que apoya todos sus proyectos para que su carrera salga adelante y logre todo cuanto se ha propuesto. Cenaremos en casa, degustaremos un buen vino, tal vez nos entretendremos con un juego de mesa, reiremos y veremos una película a su elección y entonces allí es cuando yo daré ese paso importante en la vida de los dos.

Ya lo tengo todo planeado, esta vez no puede salir mal. Me levanté de la cama y me puse una camiseta, respiré profundo y miré mi reflejo en el espejo grande. Practicaría mi propuesta mientras imaginaba verla allí frente a mí, tal vez los nervios menguarían de esa manera y me llenaría de más valor y seguridad.

—Bien, Daniel. Tú puedes hacerlo —me animaba a mí mismo.

—Hola, amor —saludo con dulzura.

—Cariño, te extrañé tanto —me respondí a mí mismo con lo que parecía ser el tono de su voz.

—Ella va a sonreírme y me dará un beso, entonces yo responderé y luego entraré en el departamento… De acuerdo, avanzaré un poco más. —Caminé de un lado a otro porque ya me sentía nervioso—. Estamos viendo la película y de repente tomo la decisión. Elena, cariño. Amor mío —la llamo con amor y saco la cajita que contiene un lindo y sencillo anillo de plata—. Eres la persona más importante en mi vida, te amo y quiero que seas mi esposa —confieso al fin.

Me golpeé la cabeza porque me sentí estúpido, era un completo desastre eso a lo que llamaba “buen plan”.

—¡No!, ¡definitivamente, no! Va a odiarme por semejante propuesta tan común.

Me senté de nuevo en el borde de la cama y hundí la cabeza en mis manos mientras mis codos reposaban en mis rodillas.

—No lo haré —respondió una voz angelical.

El corazón me dio un salto en el pecho que me hizo sentir cada hueso de mi cuerpo congelarse poco a poco. Era ella, la vi parada en la puerta de mi cuarto cuando levanté la vista para confirmar de que se trataba lo que pensaba, y así fue. Parecía divertida por todo lo que había visto anteriormente, su rostro no reflejaba más que ternura y amor profundo por la persona que veía sentada en el borde de una cama sintiéndose inútil. Me levanté sintiendo que las palabras se me atoraban en el pecho y las náuseas querían hacer aparición —no, ahora no, por favor—. Pensaba con afán.

—Dime que no escuchaste ni viste todo eso —supliqué con angustia.

—Sí, lo hice. —Rió bajito—. No tienes que seguir practicando frente al espejo, ya estoy aquí. Puedes decirme lo que quieras —sugirió sonriendo.

La mayoría del tiempo soy un desastre, pero esto había superado los límites. Hubiera deseado tener una máquina del tiempo justo en ese instante para devolver el tiempo y haberme dado cuenta mucho antes de que estaba ahí escondida o camuflada en la oscuridad, que había llegado a mi sombrío departamento sin yo haberme dado cuenta y que, en lugar de hacer ruido, optó por el silencio para escuchar confesiones magnificas en el momento equivocado. En lugar de eso, acepté mi derrota y sonreí de medio lado al inclinar la cabeza y acariciar la cajita de cristal con mis pulgares, caminé cuatro pasos hacia ella y la miré como si todo mi mundo estuviera ahí en sus ojos color cristal. Ella no dejaba de mirarme con expectativa, su expresión hizo que me tranquilizara, parecía que quería escuchar eso que yo estaba a punto de decir. ¡Qué mujer más fascinante me ha regalado el universo!, nadie más puede hablar de placeres y fortunas si no cuentan con un amor igual o casi igual con el que yo he sido bendecido. Estaba tan enamorado que sentía que las galaxias y cientos de universos paralelos se habían unido conmigo para crear mundos alternos y ser feliz ahí también, pero junto a ella.

—Las ventanas de mi alma te miran fijamente sabiendo, que tienes el corazón perfecto para hacer un hogar —confesé poéticamente.

Los ojos de Elena se llenaron de lágrimas emotivamente al escuchar mis palabras.

Sonreí mientras me arrodillaba para hacer una propuesta digna de una mujer que lo merece todo en el mundo. Abrí la cajita de cristal para enseñarle la argolla de compromiso y la miré con nervios, pero esta vez diferentes a los que sentí antes.

—¿Quieres casarte conmigo? —pregunté con suavidad.

Asintió sin dudarlo y me levanté riendo de alegría, la besé con ternura y la rodeé con mis brazos. Giré por la habitación con ella celebrando su respuesta y escuchaba sus risas como la más hermosa melodía.
Decoré su mano con aquella argolla y acaricié sus mejillas mientras me miraba.

—Te amo —susurró entre sonrisas y lágrimas.

—Y yo a ti —respondí a su confesión.

Uno va por la vida pensando que nunca va a encajar. Uno va por la vida pensando que está destinado al desamor y a las decepciones todo el tiempo. Uno va por la vida sintiendo esas ganas inmensas de querer serlo todo al lado de alguien, hasta que llega alguien que va por la vida pensando y esperando lo mismo. Uno va por la vida coincidiendo todos los días con el amor de su vida.

Los Talentos De StrawBayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora