5. • Canopus|pmeme1105

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Título: canopus
—Autor: pmeme1105
—Categoría: fantasía
—Estado: terminado
—Advertencia: ninguna
—Tema:Problemas Sociales (discriminación)
—Pareja: Demian y Canopus
—cantidad de palabras: 6160

—Título: canopus—Autor: pmeme1105—Categoría: fantasía—Estado: terminado—Advertencia: ninguna—Tema:Problemas Sociales (discriminación) —Pareja: Demian y Canopus —cantidad de palabras: 6160

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Canopus

Una distracción, me dije a mi mismo, mientras miraba por la ventana a media noche, mientras observaba sin aliento la calle vacía frente a mí, todas las noches me preguntaba que tenía de malo ser yo, ¿por qué la gente me miraba como bicho raro cada que respiraba?, está bien, tal vez exagero un poco, pero así  me sentía cada día en la escuela, y no solo en ella, donde fuera, hasta mi madre me miraba con pesar, cada que salía de la habitación solo para alimentarme, si supiera, que a veces solo quiero que me abrace y no pregunte nada, solo quisiera que cometiera este acto que parece normal, pero que poco se nos da.

Caminé despacio por la acera camino a clases, vacilante, con pensamientos comunes tales como, ¿y si no voy hoy, qué pasaría?, sacudí mi mano por encima de mi cabeza como haciendo desvanecer una nube de niebla. Al llegar al salón solo pensaba “tienes que actuar normal, no pasa nada”, me senté en mi lugar mientras me sumergía en un libro que había comenzado, esperando a que iniciará la clase, sin embargo, poco después, me percate, lo sentí en los huesos, hablaban demasiado y en voz baja, me aparte el libro de mi foco de atención, y vi como el aula se volvía cada vez más pequeña a mi padecer, mientras todos me observaban sin pestañear, sonó el timbre, y llegó la docente, lo cual fue un alivio para mí, de nuevo el salón volvió a la normalidad, pero no dejaba de pensar en que todos me miraban con ojos juzgones.
Al pasar la jornada regrese a mi casa, caminé lentamente pensativo en lo que había sucedido, ¡qué rayos pasaba conmigo! Ya estaba a punto de graduarme de secundaria, y aún no soportaba a las personas cerca, tampoco soportaba demasiado el ruido, ya había descartado la ansiedad hace mucho tiempo, y no era asocial, me agradaba la gente, sus risas, habladurías, compañía, pero sentía que cada vez, que abría la boca para emitir algún sonido todos me observaban, como queriendo decir: ¡Cállate! Me sentía perdido y tan solo era un establecimiento público, al que había acudido repetidas veces, y aun sentía esa horrible sensación de ser alguien ajeno a este mundo; cuando ya casi había llegado a mi cueva, es decir, a mi casa, fijé mi mirada al cielo como esperando una respuesta, pero lo único que obtuve fue encontrarme con los chicos más codiciados de la secundaria, mientras un pájaro dejó caer una lombriz en mi hombro.

—Que genial —dije mientras entraba a casa cuando estuve adentro, vi unas maletas en el suelo, a decir verdad, no tenía idea de quién eran, en casa solo vivíamos mi madre y yo; mi madre me escuchó llegar, y dijo desde la sala:

— ¡Hey tú, Demian!, ven un momento.
Me acerqué cuidadosamente, y vi a un chico un poco mayor que yo, con cabello completamente blanco, ojos claros, alto y apuesto, no lo puedo negar.

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