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Advertencia: Esta historia involucra amorío ente hombres y muertes.
Tema: El cliché del dios que se enamora de un mortal.
Cantidad de palabras: 3112.
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Por un extenso jardín, Thánato, el semidiós de la muerte, caminaba melancólico, miles de flores se marchitaban en un solo instante, así que debía ir a recoger sus almas. Thánato simplemente estaba cansado, desde que tiene memoria solo vivía para arrebatarles la vida a los seres humanos y aunque él sabía perfectamente que las flores jamás morirían por completo, que al final simplemente cambiaran de pétalos y florecerían hermosamente de nuevo, a pesar de saberlo muy bien no podía evitar estar deprimido siempre, aquella mirada que muchas veces los mortales le daban acababa lentamente con él. Ya fuera un día lluvioso, nublado o soleado; primavera, verano, otoño e invierno, todos los 365 días, él se encontraba en todos ellos, esperando el momento para encerrar las almas nuevamente en flores.
No había ningún lugar en el que Thánato pudiera dejar que su cuerpo agotado descansara, simplemente deambulaba con los pies tambaleantes en un viaje sin fin, sin embargo justo cuando pensó que podría sentarse un momento, un espíritu enviado por la vida se apareció ante él y exclamó:
—Una flor más se está marchitando cerca, debes de ir a recoger su alma ahora mismo.
—Ya veo... —murmuró Thánato—. Enseguida voy para ya.
Después de lanzar un pesado suspiro, Thánato se levantó agotado y fue camino al lugar. La casa era grande y tenía tintes de la época victoriana, al comenzar a caminar por un largo pasillo, una agradable composición de piano comenzó a hacer eco en el lugar, Thánato curioso entró al salón de donde aquello provenía. En el momento en que entró, lo primero que captó la atención de Thánato, fue un joven hombre que era quien tocaba el piano, bruscamente la melodía dejó de sonar y la grave voz del hombre resonó por el lugar, este como si pareciera saber que la muerte estaba ahí, preguntó:
— ¿No te han ensañado a tocar antes de entrar?
Thánato, asustado y confundió simplemente guardó silencio, pensando que se trataría de una confusión, sin embargo el hombre se levantó de su asiento y exclamó:
—No es muy educado entrar aquí sin siquiera avisar, estoy esperando la llegada de alguien importante —dijo mientras caminaba hacia una ventana—. Estoy seguro de que vendrá dentro de poco tiempo, yo haré que venga.
—Discúlpeme joven... —respondió Thánato avergonzado —. Simplemente su composición me pareció hermosa, nunca había escuchado algo como eso.
