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Categoría: Historia corta. Género: Religioso, romance BL.
Advertencia: Muchas partes de la historia cuestionan profundamente a Dios y la religión, si eres una persona altamente religiosa que no acepta distintos puntos de vista, sería bueno que evites leerla. Es bueno tomar en cuenta que esto solo es una historia, de antemano gracias.
Tema: El cliché de la muerte de todos los personajes. Cantidad de palabras: 6373.
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En el cielo de un azul desabrido, pequeñas grullas de papel volaban para finalmente atorarse en los árboles secos, todo alrededor se encontraba intoxicado por restos de odio, ni siquiera parecía quedar lugar para creer en un dios. Lejos, en un lugar que nadie podía alcanzar, entre delirios se encontraba aquel engreído ser, aquel que la terrible guerra causó, aquel que se hacía llamar un ser lleno de amor.
—El nombre que le diste a tus acciones, fue “limpieza de pecados”, viéndolo así, todo cambia completamente… ―murmuró el joven―. Sin embargo, este montón de “pecados” imborrables, no parecen querer esfumarse.
Entre sueños, Chizuru despertaba lentamente, aquellos leves rayos de sol que lograban traspasar las pesadas cortinas lo forzaba a abrir sus ojos, una campanada sonó alrededor de todo el lugar, todos ya debían despertar. Chizuru se quedó acostado por un momento, viendo hacia la ventana, sin embargo su tranquilidad fue perturbada por Adonis, quien dormía en la cama a su derecha. Una mujer joven entró sonriente a la habitación, indicándoles a los adolescentes que ya debían levantarse.
Todos estaban ya en el gran comedor, aquel lúgubre comedor lleno de pinturas tratando de retratar a Dios, de alguna manera, Chizuru desde que tuvo memoria, le tenía un gran miedo a las mismas, tenía miedo de ser observado fijamente por ellas. Flor, la joven a cargo de los adolescentes del orfanato, se acercó a ellos para comenzar con la oración y agradecer a Dios por los alimentos, sin embargo una chica se negó rotundamente, Flor al escucharla la calló rápidamente y en voz baja exclamó:
―Guarda silencio por favor, a Dios no le gustaría escucharte decir eso…
―No puede escucharme algo que no existe ―respondió la chica.
—La hermana Clara te puede escuchar, solo guarda silencio… —imploró Flor preocupada.
Sin embargo, a decir verdad, ya era muy tarde para guardar silencio, la hermana ya se encontraba a solo unos pasos de la chica. Todos la observaron asustados, la hermana molesta, pero conservando una vacía y “amable” sonrisa tomó del brazo a la chica y la llevó fuera de la casa, todos podían escuchar los horribles sermones, esperaban a que pararan y todo volviera a la normalidad, sin embargo no fue así. La hermana comenzó a caminar con ella lejos, más lejos de lo que se les tenía permitido, tan lejos que los demás ya no escuchaban aquellos gritos. Todos estaban preocupados, la hermana Flor estaba preocupada, sus ojos parecían querer deshacerse en lágrimas, sin embargo tan sonriente como siempre, volteó a ver al resto indicando que continuaran alimentándose.
