9. Mirror. |JeannethTl

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Título: Mirror.
Autor: JeannethTl
Categoría: Historia corta.
Género: Romance.
Tema: Soñar con un mundo fantástico.
Cantidad de palabras: 1027.

Las rosadas nubes tocaban el suelo, mariposas revoloteaban sobre mí para finalmente descansar en las flores de cristal, la luz del azulado sol apenas y era capaz de iluminar mi sombría expresión

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Las rosadas nubes tocaban el suelo, mariposas revoloteaban sobre mí para finalmente descansar en las flores de cristal, la luz del azulado sol apenas y era capaz de iluminar mi sombría expresión.

No sabía qué era lo que hacía en un lugar tan extraño como ese, no comprendía por que seguía caminando sin detenerme, las espinas de las flores atravesaban mis pies en cada paso, ¿acaso si seguía caminando encontraría la luz?, ¿tal vez algo de esperanza iluminaria mi vida?

Realmente no sé por cuánto tiempo caminé, todo en mí dolía, mis ojos no eran capaces de apreciar la belleza del lugar, todo se miraba muerto, hasta que finalmente llegué. Aquella cosa parecía haber estado esperándome, a decir verdad me pareció extrañamente hermoso, mirándome profundamente simplemente sonrió y permaneciendo sentado dijo:

—Acércate al espejo.

— ¿Por qué habría de hacerlo? —pregunté extrañada.

—Solo hazlo, no has caminado hasta aquí para nada —contestó mientras ahuyentaba a las mariposas que se posaban en sus cuernos. 

—Ni siquiera te conozco —murmuré disgustada —. No tengo porque hacer lo que digas.

—Está bien, si así lo deseas me iré —exclamó el chico levantándose de su asiento para después extender sus hermosas alas azules.

— ¿Simplemente te irás? —pregunté asustada.

—Claro —respondió acomodando su lacio cabello negro —. ¿Acaso escucharás mis consejos?

—No lo sé —murmuré pensativa.

—Entonces me voy —exclamó sonriente para después convertirse en una pequeña mariposa.

— ¡Espera! —grité asustada —. Ni siquiera sé donde estoy, por favor ayúdame.

Permaneciendo en aquella pequeña forma, se posó en mi hombro, y como si su voz estuviera en todos lados nuevamente exclamó:

—Acércate al espejo.

Dudosa y con algo de miedo, me acerqué, mierda, realmente estaba muy demacrada, ¿esa era yo?

Él simplemente volvió a su forma anterior, y mientras me abrazaba levemente, en voz baja preguntó:

— ¿Qué vez ahí?

— ¿Qué es lo que debería ver ahí? —pregunté molesta —. ¿Por qué solo haces preguntas obvias?

—Por cada pregunta que me respondas, yo responderé una tuya —contestó tranquilo —. Solo cálmate y contesta las preguntas.

—No sé qué es lo que veo —murmuré dolida —. Yo ya no estoy ahí, no reconozco el rostro que veo en el espejo.

—Míralo bien —exclamó insistente —. Mira más allá de lo que te gustaría ver.

— ¿En dónde estoy? —pregunté mientras las lágrimas caían.

—En donde tú subconsciente quieres que estés —contestó cálidamente —. En un mundo de fantasía.

— ¿Podré salir de aquí? —pregunté mientras me miraba al espejo.

—Solo si así lo deseas —respondió separándose de mí —. Tú eres la única capaz de escapar de este loco mundo.

— ¿Quién y qué eres? —pregunté dudosa.

—Ya he contestado demasiado, ahora es mi turno —exclamó sonriente —. ¿Qué te gustaría ver en el espejo?

—Alguien bella, feliz, que simplemente no sea yo —murmuré desviando la mirada de mi reflejo.

— ¿Por qué? —preguntó mientras regresaba de nuevo a mi lado.

—Porque odio lo que veo —respondí rompiendo en llanto.

Él simplemente me abrazó, y tratando de fingir que no le afectaba mi estado murmuró:

—Todos tenemos cosas que odiamos de nosotros mismos, honestamente es mucho más difícil amarnos antes que amar a alguien más.

— ¿Por qué termine aquí contigo? —pregunté mientras me aferraba a él.

—Porque me extrañabas —respondió para después suspirar pesadamente.

— ¿Cómo? —pregunté confundida.

—Yo...

Él ni siquiera fue capaz de terminar la frase cuando desperté, ¿lo extrañaba?, no comprendí a lo que se refería y simplemente ya era hora de irme a estudiar, mierda, ¿qué clase de sueño había sido ese?, ¿volvería a soñar con él?

Al final, la escuela fue igual de frustrante que la demás días, sé que la culpa de que sea así es mía, pero quisiera ser capaz de no verlo así. Después de hacer la tarea como me había sido posible, simplemente me fui a dar un baño y al acostarme en mi cama, caí nuevamente en un sueño profundo.

Las heridas de la noche anterior, seguían ahí, sin embargo ahora el camino era distinto, era un largo camino lleno de espejos y agua negra. Tan pronto como la mitad de mi cuerpo se hundió en ella, las heridas cubiertas por la misma comenzaron a arder, quería salir de ahí, sin embargo, también quería verle de nuevo. Me asfixiaba e inquietaba no ser capaz de ver lo que había bajo mis pies, me inquietaba que al ver a mi alrededor solo mirara a esa horrible chica, yo.

Cuando finalmente salí, ahí estaba él, al verme simplemente corrió hasta a mí y me abrazó, ¿realmente me había extrañado?
Nuevamente me llevó hacia el espejo y preguntó:

— ¿Hoy que vez ahí?

—Algo que llevó casi toda la vida odiando —respondí aún con aquel horrible ardor en mi cuerpo.

— ¿Qué amas de lo que ves? —preguntó mientras recogía mi cabello con delicadeza.

—Que fue capaz de crearte, que no se rindió en llegar hasta aquí —respondí sin antes siquiera haber pensado.

—Entonces, ¿por qué solo amas eso? —preguntó mientras limpiaba mis heridas.

—Porque eso no soy yo, eres tú y sé que en algún lugar algo como tú existe —respondí con cierta luz en mis ojos —. ¿Eres Dios?

—Claro que no —respondió molesto —. Yo soy tú, soy aquello que dejaste en el olvido y que en algún momento amaste fervientemente, soy todos tus sueños y anhelos, soy eso que siempre estará contigo aunque decidas dejarlo de lado.

— ¿Entonces estaré sola para siempre? —pregunté entre lágrimas para después aferrarme a él.

—No —contestó agachándose para quedar a mi altura —. Siempre que me necesites, siempre estaré aquí para ti, desde el primer momento tú y yo compartimos una sola respiración, desde el primer momento ambos nos acompañamos sin saberlo, entonces hasta el último momento yo permaneceré aquí, para ti.

— ¿Incluso cuando despierte podré verte otra vez? —pregunté temerosa.

—Sin saberlo, ya has logrado enamorarte de ti misma de nuevo—contestó mientras me llevaba de nuevo al espejo —. ¿Ahora qué vez?

Al verme lo miré a él, sin embargo ahí también estaba yo, ambos éramos uno solo, jamás estaría sola, siempre me tendría a mí misma, siempre podría seguir soñando, siempre habría un mañana para mí, para nosotros.

Los Talentos De StrawBayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora