No puedo pensar en algo.

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No me cae bien Dumbledore pero tampoco me cae mal. Solo que su frase de “es por el bien mayor” me acojona y me hace sentir irascible de una manera impresionante casi siempre en la misma proporción. Me molestó las decisiones que tomo con Harry, Tom y Snape. Así que no lo haré malvado, pero tampoco apreciado.

Los llevo de la oreja todo el transcurso en los que también les dirigía mirada severas y de reproche.
Son serpientes, por el amor de Merlin, pensó que deberían pensar más con el cerebro que la madre magia les había brinda en lugar de casi matarse en mitad del gran comedor como tontos Gryffindor's (aunque sea uno de ellos).

—¿Puedo saber qué diablos les pasaba por la cabeza?—cuestionó por primera vez, metiendo los a su oficina con fuerza.

—Nada señor, solo una pequeña pelea—confeso avergonzado y con los ojitos llorosos.

—Nada de llanto jovencito, no soy tan fácil de conmover—sentencio sintiéndose por primera vez como debió sentirse Snape cuidando de él todos sus años de escuela—se han comportado como unos sentimentales Hufflepuff y un par de idiotas de Gryffindor.

Por primera vez en muchos años entendió lo difícil que se lo debería traer el profesor Snape, se sentó en su silla sobándose las Sienes con pereza y algo parecido a la decepción pura.

—Por Merlin—susurro transformando algunos objetos de su oficina en sillas extra—sentados y hablando de lo que les pasó haya fuera.

—Yo no entiendo que hago aquí—Malfoy se sentó cerca de Serpens intentando abrazarlo.

—Ya que por Rosier y por usted empezó todo el desastre, se me hace justo que todos ustedes vengan conmigo.

Antes de que alguno pudiera replicarlo entro Draco hecho un torbellino a la oficina olvidándose un momento de que los chicos seguían ahí, siendo castigados por él profesor de DCAO que le dió una de esas miradas frías (de las que Snape le brinda ha él). Porque Dippet le había dejado el castigo a Harry, como el jefe de casa se encargaría de enseñarle a los chicos a respetarse.

—¿Qué te pasa?—pregunta suave, con voz casi aterciopelada—¿No ves que estoy en medio de algo?—señalo a sus alumnos que se habían enfrascado de nuevo en una pelea verbal por lo bajo.

—El maldito viejo a planeado un club de duelo—soltó agitado moviendo las manos desesperado—quiere ver qué tan buenos son los chicos.

—¿Se le ha escapado un tornillo?—gruño por lo bajo mirando a los menores que parecían querer clavarse las garras—Son de primer año, no saben sobre el uso correcto de la magia.

—Es lo mismo que le dije al director Dippet—gruño jalandose un poco el cabello—y él idiota me dijo que era mejor así, para saber a quién podría escoger el señor oscuro de esta época.

—¡Drake!—le callo con voz potente al ver como los chicos les ponían atención.

—Perdón—se arreglo de nuevo el cabello con calma—¿Pero que haremos si alguno de los chicos se lástima?, Mi parte Veela podría destruir a cualquiera.

—Calma—lo tomo de la mano con fuerza—anda ha nuestras habitaciones, toma una posición para los nervios y hablaremos con más tranquilidad. Sabes que no te hace bien en tu estado, cariño.

—Harry—suspiro resignado a hacer lo que pedía el chico—estamos cerca de finalizar el año, él quiere que se haga empezando el nuevo ciclo escolar.

Él chico no volvió a hablar sobre aquello. Solo un suave apretón antes de soltar su mano en completo silencio y verlo marcharse como en una marcha fúnebre, algo le hizo sentir nervioso, ¿A hora que planeaba Dumbledore con el club de duelo? Acarició de manera inconsciente su vientre pensando en lo cerca que estaba de tener a los chicos. Habían sido unos meses complicados durante su embarazo y todos los dramas.

—¿Y bien alguien me va ha contestar?—reanudo la plática sacando de sus pensamientos un poco lo sucedido—por que dudo que a Thomas se le haya metido en la cabeza usar magia de esa manera tan brusca, solo por que sí. Realmente espero una buena explicación o tendremos problemas.

Los dos acusados compartieron miradas hasta que ambos posaron los ojos en Abraxas que se tenso un poco, no sabía exactamente porque, pero eso implicaba algo de sufrimiento para su persona.

—Rosier beso a Malfoy—señalaron ambos chicos con dedos acusatorios.

—¿Qué usted qué?—Harry lo elimino con su mirada brillante y sus ojos verdes centelleando de ira.

—No es lo que cree—nego suavemente mirando a su profesor—fue el último día que me dejaron en la enfermería. Él me tomo por sorpresa.

Todos se le quedaron viendo a Rosier que alzó los hombros con algo de descaro y un poco de cansancio, no le veía el punto al asunto.

—¿No entiendo porque esto es tan importante?—cuestiono suave mirándolo fijamente—Malfoy se ha negado—afirmo seguro—y no estoy para rogarle su atención. Tal vez una chica de Ravenclaw sería perfecta para mí.

—Aun así quiero la cabeza de Rosier—le susurro a Tom al oído con la intención de no ser descubierto—el manipuló a esa chica de Gryffindor para acosar a Harry.

—Le diré ha Avery o a Lestrange—le aseguro asintiendo de manera tranquila.

Harry paso una mano por su cara intentando no enojarse más de lo que ya estaba. Su vida era un caos, primero un Dragón enojado, preocupado y en especial muy embarazado al que tenía que enfrentar en las habitaciones. Ahora una serpiente que mostraba los colmillos ante un aterrador Basilisco que podría destrozarlo en un movimiento. Luego el inútil (no por mala onda) del heredero de los Malfoy que parecía una serpiente recién salida del huevo. Y por último Rosier, él maldito de Rosier que estaba a punto de sacarle el hígado por la boca, era un total idiota ¿Cómo se atrevía a ir encontrá de un chico que mostraba talentos mágicos simplemente sin una pizca de inteligencia? Sabiendo que esos chicos eran capaces de darle una mejor lección, una siempre más propia que cualquier sangre pura. Pero Rosier solo era la parte inferior de sus problemas, Thomas, ese chico iba ha volverlo loco, había empezado con un tipo de cortejo que era igual al de los hombres lobo, proveer a su modo y que la pareja tire citas al aire pero en este caso en particular era como si intentará demostrar su valor hacia la familia. Qué era digno de permanecer con ellos. Joder, que se estaba haciendo viejo en su primer año.

—¿Nos podemos retirar maestro?—y sintió el estómago revuelto ante la vos del chico.

—Ya pueden irse—suspiro cansado—mañana a las diez de la mañana en el laboratorio de pociones para su castigo.

—¡Pero profesor!—se quejó infantil.

—¿O prefiere el bosque prohibido señor Rosier?—la voz salió amenazante mirando al chico con las mejor cara de muerte—ahora, fuera, ya casi termina la hora para estar fuera de la cama.

—Se me hace injusto maestro. Mi padre se enterara de este castigo tan infame y sin sentido.

—Mañana a la media noche ayudará al guardabosques en sus tareas dentro del bosque prohibido—le sentenció señalando la puerta de su oficina—ahora largo, fuera de aquí antes de que me den ganas de lanzarlos el calamar gigante.

En especial esperaba que Rosier fuera devorado en el bosque prohibido. Tal vez su vida sería más fácil de ese modo.

Colateral (En Revisión). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora