El matrimonio Black-Peverell

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Harry estaba discutiendo con Draco sobre lo que habían comprado. Muchas túnicas de gala e informarles. Él quería ropa Muggle y la había conseguido ha pesar de que él rubio se opuso de una manera renuente ha ello. Bueno, en realidad se opuso a la ropa que había escogido Harry, algo sobre su pésimo estilo y gusto en ropa.

-¿Cómo harás que use ropa Muggle?-le cuestionó mientras arreglaba esa ropa extraña pero raramente cómoda que Harry le había conseguido.

-No lo sé Draco, tal vez haciéndole ojitos-asintió inseguro mirando a su primo abrocharse un par de botones con la concentración al máximo.

Draco bufo al escuchar lo de los ojitos. Rodó los suyos con un clara mueca de hastío. Entonces se sintió un poco, solo un poquito mal por ser tan malo con Harry, pero se arrepintió y le lanzó una almohada en la cara con fuerza. Porque su pareja era un idiota en ocasiones.

-Deja de pensar que puedes convencer a todo mundo con los ojitos de cachorro-grito con fuerza haciendo que se cayera por el impacto de la almohada.

Lo había traído distraído desde que se había enterado que el señor tenebroso estaba entrando a Hogwarts, no tenía la edad que Draco aseguraba, ya quisiera que estuviera ha unos pocos pasos de ser ya un mago mayor de edad responsable y realmente guapo. Porque solo quería que su adorado primo lejano fuera feliz.

-Deja de pensar en él-el platinado sonrojado zapateo al ver la cara de sinvergüenza de su primo-maldito pedófilo.

-Admite que está bueno, más bueno que cualquier chico de su edad-sonrió parándose antes de que otro proyectil de almohada le diera en la cara. Solo bromeaba y Draco lo sabía perfectamente, pero el juego de estar enojados mutuamente era tan normal entre ellos-pero nada se compara con mi amado esposo-intento huir aunque solo quería besar al rubio y llevarlo a la cama.

No era el pensamiento más romántico de todos, pero si el más normal en esos momentos donde su Veela se enojaba y parecía ser más lindo (claro, cuando no estaba intentando matarlo).
Sintió la ira de su esposo subir por su cuerpo con una gran facilidad y retrocedió. Estaba tentando la suerte que lo había mantenido vivo (sin contar las reliquias de la muerte que había decidido usar al fin) aunque uno que otro Crucio y Avada Kedavra aún podía sentirlo. Más si este era lanzado por la magia Veela.

-Es un niño todavía Harry Potter-amenazo arrastrando las palabras con ese silbido algo aterrador que usaba para llamar a Hermione Granger Sangre sucia inmunda-no puedes ir pensando en convertirlo en el futuro gobernante del mundo mágico. Y mucho menos en qué se case tan joven, eso sí lo dejas ya que eres un padre sobreprotector. Y no lo niegues, eres capaz de mantenerlo virgen hasta los cuarenta años.

-¿Debería ser ministro?-sonrió con inocencia-porque se vería tan bien con esa túnica. Aunque creo que el puesto de gobernante me queda mejor a mí, así podrías ser mi reina, Draco.

Negó ante lo poco probable de algunas divagaciones de su adorable esposo de ojos esmeralda. Empezaba ha creer que está farsa del matrimonio sería un total fracaso, más con esas intenciones nada sanas que empezaban a surgir en esa cabecita. Claramente Harry tenía planes de dominio mundial y él solo quería casarse de verdad. Vería la forma de que eso funcione.
Harry alzó las manos en signo de rendición, una sonrisa floja afloro en los labios rojos mientras se los mordía para evitar soltar una carcajada, Drago se sintió amenazando Y con un tic nervioso en el ojo derecho. La mano resbaló de manera inconsciente (o consciente) hasta la varita que llevaba oculta entre la ropa.

-Vamos de una vez-hablo con los dientes apretados y rechinando un poco-antes que decida dejar de ser tu amado esposo, un buen Lord y enviudar pronto.

Acepto quedándose callado al tomar la suave mano del chico, mientras le miraba ha los ojos con algo de pena. Draco conocía el juego de los ojitos de cachorro y lamentablemente siempre caí en ese viejo truco. Apretó su mano con la suficiente fuerza como para que aparecerse en mitad de una calle vacía fuera tranquilo sin Harry queriendo devolver el estómago, o Draco Malfoy arrodillado en el piso sudando copiosamente (como cuando Harry les hizo aparecer sin aviso).

-Vamos-alentó a Harry sin soltarlo-el orfanato Wool queda un par de calles arriba.

Harry camino con calma siguiendo al chico, estaba seguro de dónde caminaban, la gente casi no pasaba por aquellos lugares. Así que para ellos fue totalmente conveniente. Tanto que usaron un pequeño glamour como lo habían estado haciendo en los últimos meses cada que salían a comprar algo e iban al caldero chorreante.

-¿Crees qué le agrade?-le cuestionó al ver el lugar con la pintura más lúgubre que había visto en su vida, las paredes carentes de un poco de alegría o tan siquiera la vida de los chicos que vivían ahí.

-Debes agradarle. He visto que disfruta de las cosas que le parecen interesantes-insinuó sarcástico-y tú eres una serpiente vestida de león.

Harry le hizo de igual una mueca sarcástica y lo soltó de la mano para caminar a grandes zancadas hasta la entrada de ese triste lugar. La reja era vieja y hacia un ruido, parecido a un chillido cuando lo abrías, el pasto no era el mejor cuidado que hubiera visto en su corta vida. Draco le seguía ha una distancia prudente al verlo tan emocionado que casi se ponía ha correr.
Cuando alcanzo la gran puerta de madera tocó tres veces, escuchando las voces bajas (o tal vez era la puerta que le daba ese efecto) hasta que abrió una mujer castaña de ojos almendra que los veía de una manera casi reprobatoria.

-¿Necesita algo?-la voz fría y autoritaria no causó ni un grado de asombro en los chicos-si vienen a dejar algún niño yo les informo qué...

-No, no es eso-nego efusivo Harry al ver la ceja alzada de la mujer-venimos a ver a Thomas Riddle.

-Aquí no hay ningún Thomas.

La mujer los vió mal, sí eran una pareja de homosexuales jóvenes y con ese tipo de modales, nunca serían una buen ejemplo para ese niño, que también era un fenómeno como aquellos dos chicos enfrente suyo.

-No me iré de aquí hasta que me deje ver ha mí primo-declaro usando todo su autocontrol para no hechizar a la mujer.

La señorita Cole no tuvo más remedio que dejarlos pasar. Eran familia sanguínea, era su oportunidad para deshacerse del chico Riddle. Y no tendría que soportar a ese viejo que había venido a darle una beca en su escuela. Estaba enojada ante la posibilidades que ese niño tenía, había mejores y más buenos que él.

-Adelante, solo que el joven Riddle es solitario-les abrió por completo invitándolos a pasar.

Draco le tomo de la mano con fuerza haciendo que se tranquilizara, estaba de los nervios. Desde que se había enterado lo que la familia Muggle había hecho con el pequeño la ira burbujeaba en su cuerpo. Y ahora está señorita (solo por no decir más) les negaba ver a un niño que claramente no era bien recibido.
Los pasillos solo hacían que Harry se sintiera triste, la pintura cayéndose en ciertos lugares, manchas de humedad y las puertas no se veían en mejor estado. Los niños parecían ilusionados de verlos, querían irse de aquel lugar tan triste. Aunque eso fuera vivir con dos hombres, aunque al parecer la fé de los niños de tener una vida mejor no cortaba la ilusión de poder tener dos papás que los amarán sobre todas las cosas.

Es raro tuve que cambiar algunos ciertos comentarios, pero algunas bromas se quedaron. Y otras nuevas se agregaron 😂 ayuda, estoy haciendo a mis chicos graciosos.

Colateral (En Revisión). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora