Los Potter Black

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Había defendido a Severus contra la primera broma de Potter. Él chico le había parecido encantador la primera vez que lo vió, su encantadora sonrisa traviesa y por él había deseado estar en Gryffindor, su familia lo había tomado bien, por suerte. (Aunque en el fondo sabía que era un Slytherin, no solo por su sangre, era también por qué tenía una vena un tanto sádica que solo su hermano menor conocía, tal vez por eso escogió a las serpientes, sentía que Potter nunca lo miraría como le gustaría si estaban en la misma casa). Su madre Walburga era estricta, pero había crecido rodeado de amor y el idealismo que le permitía ser su hijo tomando sus propias decisiones.

—¡Fue una mala idea!—le recriminó su hermano al ver como Potter le coqueteaba a Evans.

—Regulus—nego con entusiasmo al verse rodeado. Sus amigos, en la mayoría tomando en cuenta a su hermano eran un par de serpientes—¿Eres ahora Pepe grillo?—bromeo con algunos cuentos infantiles muggles que había leído.

Regulus frunció el ceño con poca elegancia al no saber exactamente de que hablaba su hermano. Suspiro negando al ver la cara de odio que le estaba dedicando el heredero Black. No era su culpa que se distraerse fácilmente, menos cuando Remus estaba junto a él contándole anécdotas de todo lo que había hecho con su hermano mayor y sus amigos. Entonces, claramente no era su culpa.

—¿Qué pasa, hermanito?—pregunto burlón mientras le revolvía el cabello.

Sirius solo señaló hacia la mesa. Narcissa Black, su tan (y no tanto) adorada prima estaba sentada en las piernas de Bellatrix comiendo y dándose besos que le provocaban un poco de asco. Señaló a Remus que estaba tomando de la mano a Lucius mientras platicában y comían con gusto el almuerzo; entendía porque Regulus había estado colado por su amigo por bastante tiempo, entonces no le recriminaba su manera de anhelar su cariño (el hacia lo mismo con James en secreto), por eso se preguntaba a veces si era correcto.
Casi le tembló la mano cuando su mano se deslizó a señalar a Potter que estaba intentando invitar a Lily Evans a una cita juntos.

—¿Estás celoso?—pregunto Regulus suspirando al ver a las parejas tan contentas—¡Ve y enamora ha James Potter!—señalo a la mesa de los leones con determinación.

Con el tiempo se había acostumbrado a mirar a Remus feliz, después de todo habían quedado como buenos amigos con el tiempo.
Él grito del menor de los Black se escuchó por todo el gran comedor. Sirius se ocultó lo mejor que pudo en un vano intento de impedir ser descubierto. A lo contrario de lo esperado James Potter le saludo desde lejos y se acercó con rostro decidido al mayor de los hermanos Black. Casi tembló con movimientos erráticos cuando Potter extendió su mano con determinación. Pero se puso estoico, como un buen Slytherin.

—¡Es un gusto conocerte!—la voz infantil fue la más dulce y varonil que había escuchado en toda su vida.

—Ya nos conocíamos—sujeto su mano receloso, desde lo que había pasado con Severus no estaba seguro si él chico podía perdonarlo.

Evans le lanzó una mirada envenenada, no entendió muy bien el porque hasta que aquellos labios rojos y suaves se juntaron con los suyos en un beso tranquilo pero que logró derrumbar todo su mundo. Se quedó un par de minutos estático, como si aquello fuera nuevo; su reputación de mujeriego se quedaba pendiente en esos momentos. Reaccionó hasta que él menor de estatura se apartó de sus labios.

—¿Qué demonios?—se toco el labio inferior con sorpresa.

Regulus se le tiró encima al adorable y coqueto James Potter, porque nadie besaba ha su hermano mayor sin permiso. Sobre todo, nadie, absolutamente nadie había logrado dejar a Sirius Black sin palabras. Y lo decía con la experiencia que había tenido con las conquistas del chico, en especial castaños de ojos marrones. Qué cuando su hermano les daba por un lado al no ser lo que buscaba, le hacían tomar medidas drásticas.

—¿Qué estás haciendo?—pregunto histérico por aquel beso, si Potter estaba jugando con sus sentimientos le pagaría caro.

—Lo siento—su risa le hizo sentir nervios, una irritación en la piel casi gratificante—quería comprobar si me gustas más que Evans.

Sirius sintió las ganas de golpearlo. Que le gustará él no significaba que pudiera usarlo como conejillo de indias, aún cuando dijo que le gustaba o podría gustarle más que la tonta pelirroja muggle. Eso era el colmo, lo peor de todo.

—¡Vete a la mierda, Potter!—uso la voz de un niño aristocra, esa voz tan siseante—, no voy a ser parte de tus juegos. Besa ha todas las pelirrojas idiotas que quieras, menos a mí.

Se retiró de manera correcta sin mirarlo. Era un mujeriego pero esto iba en contra de su orgullo. En todo el sentido. No porque no pudiera ver a James como un chico coqueto, no, porque el castaño sabía que ocasionaba en él.

—No debes estar haciendo esto, Siri—la suave voz de su hermanito le hizo soltar la botella. Cuando bebía; desde que James se fue, los recuerdos le atacaban sin permiso.

—No puedo vivir sin él Reg—se lamento estirando el brazo para tomar un trago más de whisky de fuego.

Él menor negó quitándose la de las manos con un movimiento preciso y fluido de su parte. Le dió un suave golpe en la cabeza para hacerle saber que estaba siendo un idiota al llenarse de licor, malos y buenos recuerdos al mismo tiempo.

—Me voy con el tío Thomas—gruño intentando pararse con la fuerza acumulada en sus brazos, pero el licor no le permitía mantenerse estable—Tal vez Natt quiera tomar conmigo.

—Él tío Tom está con Potter—siseo bajo con los dientes apretados—y Evans.

—¿Qué?—termino en el piso con la cara contra la costosa alfombra roja que hacia un poco de juego con el piso de mármol.

Se sintió mareado al ver como su hermanito acariciaba su cabello con cuidado, estaba dudando de manera copiosa y tal vez tenía una intoxicación alcohólica, por eso no había escuchado de manera correcta lo que Regulus quería decir.

—Repitelo—amenazo con suavidad—, ¿En serio está con él?

—Sirius no hagas esto—susurro suave mirándolo sin apartar su mano en ningún momento—, no vale la pena.

Sintió un nudo en la garganta. Su lengua toco sus dientes frontales intentando calmarse, trago saliva con una inusual manera de pasarla por la garganta.

—¿Por qué está con ellos?—gruño dándose la vuelta en el piso y mirando una de sus manos con resignación.

—Quiere hablar con ellos—Regulus se sintió una mierda al tener que decirle la verdad—Potter tendrá un bebé. Ellos han retado a Lord Voldemort según la profecía.

Sirius no pudo hablar más, solo cubrió su rostro con su brazo aguantandose los sollozos que salían un poco agudos. Las lágrimas bajaron por sus mejillas con fuerza, no iba ha caer tan bajo. Pero ese bebé significa el fin de todo, de su relación, de la oportunidad de salvar su matrimonio. Que en pocos días serían ex esposos. No estaba seguro de poder sentirse bien, porque algo dentro suyo le decía que James le pediría ser el padrino del bebé.

—No vale la pena Siri, no lo vale—le recriminó Regulus haciéndole dormir y no tener que verlo emborracharse.

Colateral (En Revisión). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora