No te confundas, soy malo. Pero no me metería con mis padres.

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Llevaba media hora persiguiendolo por la escuela, no se dignaba ha mirarlo, no sabía porque estaba molesto, hace más de un mes que al fin le habían dado el alta de la enfermería, él fue a verlo un par de veces, solo un par y de repente dejo de ir, como si alguien se lo hubiera negado.

—¡Deja de seguirme Rosier!—grito desesperado. Una vez nada más fue a verlo y ya lo estaba siguiendo como una pulga.

—Quiero ver cómo sigues Abraxas—se acercó intentando calmar al heredero Malfoy que parecía al borde de la desesperación.

—No puedo creerlo, tú me hiciste esto—señalo su rostro lleno de moretones—y no me sigas, Serpens no quiere verme cuando estás detrás mío—movió las manos desesperado.

Se encontraba dándole gracias a Merlin y Morgana hasta a la madre magia de que el pasillo estuviera desierto para que nadie pudiera verlo hacer tal desastre solo porque la pequeña serpiente no giraba ha verlo, aunque sea que le sonriera ha la hora del almuerzo.

—¿Por qué esa insistencia de andar con un mestizo?—proclamo él chico con el mayor disgusto del año.

—¡No es un mestizo!—saco la varita apuntando sobre la yugular logrando que retrocediera hasta la pared más cercana—¿A caso no escuchas su apellido?

—Es parte de los Black, un insípido Black—arrugo la nariz al solo pensar en Walburga—¿Y eso qué?, Walburga igual es una Black y no es nada encantadora.

Se contuvo de usar el apellido Malfoy no quería terminar enojando al rubio. Y mencionar el Peverell era como condenarse, nadie le faltaría el respeto al maestro y sus antepasados.

—Apretó más sin importarle que podría causar—Habla otra vez así de mi prometido y terminarás con la garganta degollada.

Los murmullos de los alumnos le llegaron al oído con suavidad, casi como suaves siseos de serpientes en busca de morder a alguien. Se había entretenido lo suficiente en el pasillo para que esté se llenará de alumnos.

—Última advertencia Rosier—susurró gruñendo con la voz ronca.

En cambio en el gran comer ya que era la hora del almuerzo y no podía darse el lujo de engordar por no estar comiendo bien (era demasiado hermoso, gracias) se encontraba Tom Marvolo Riddle Gaunt comiendo de lo lindo Junto a su hermano la temible serpiente y no, no era un apodo, su nombre literalmente significa serpiente, y su segundo nombre tal vez no era su favorito pero Serpens Malfoy Peverell estaba entre quitarle la comida a su hermano o tirar de su cabello.

—¿Qué te pasa pequeña serpiente?—cuestiono suave mirándolo curioso dándole una mordida a la tarta de melaza.

—Ya deja de llamarme así—movió su cabello a un lado realmente enfuruñado—, Rosier beso a Malfoy el último día que fui a verlo.

—Es solo una cana al aire—dijo sin hacerle casi, estaba perdido en su comida, tal vez se le estaban pegando algunos malos modales de Harry.

—Serpens lo miró indignado levantándose de la mesa casi estruendoso—Te haz ganado un enemigo muy poderoso Riddle, te lo advertí.

No le prestó mucha atención, claro que no lo hizo, ya que su día paso normal, lento y calmado. Tal vez él chiquillo no le hablaba entre clases ¿Esa era su venganza? Pfff jajaja él ya había planeado hacerlo él príncipe de Slytherin, pfff él menor lo había decepcionado.
Pobre e iluso Riddle, las serpientes que se disfrazan son las peores. Por nada del mundo su nombre significa en broma: Serpiente. Iba ha sentir el veneno por venas y suplicaría por que acabará con su dolor.

Tom no se lo esperaba, estaba tan relajado a la hora de la cena que le cayó de sorpresa, porque la advertencia de su pequeño hermano no fue nada con lo que sus ojos vieron, Harry estaba siendo cortejado por una de las tontas alumnas de Gryffindor. Aunque estas sabían que la chica estaba casado, más comprometido con su relación que nunca. La maldita sonrisa de Serpens, esa puta sonrisa se la quería borrar con magia. Porque estaba jugando sucio, sabía cómo era Thomas al respecto de proteger a su familia y más que ahora estaban esperando ser hermanos mayores. Aunque su instinto le estaba diciendo que no, que realmente no era quien estaba haciendo eso. Solo se dió cuenta de que Serpens lo miraba de esa manera porque estaba esperando algo, un momento que parecía que pronto estaría disfrutando.

Colateral (En Revisión). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora