33. ¿Nieta?

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Estefany

Mi cita con Ihan fue mágica, aunque también me hizo caer en cuenta muchas cosas, quizá era hora de dejar atrás el pasado. No podía seguir esperando a que Leah diera señales de vida, quizá esas cartas que recibía eran una especie de broma de alguna persona con un pésimo sentido del humor.

Así que Ihan y yo decidimos empezar a organizar nuestra boda, ya era hora. Teníamos más de tres años comprometidos y ya mis hermanas estaban desesperadas por mi matrimonio, aunque no sería lo mismo sin Leah, sabía que esto era lo que ella hubiese deseado. No puedo esperar toda la vida por una persona que ya no está con nosotros.

Ihan, muy amablemente, me abre la puerta del auto y me acompaña a la entrada de la casa.

— ¿Por qué eres tan hermosa, Estefany? — Ihan se acerca a mis labios, los labios finos de Ihan se abren ligeramente y al tener contacto con los míos, yo los abro dejando que sus labios tengan completa sincronía con los míos.

Nos separamos por la falta del oxígeno, pero no quería separarme de él.

Se hizo un silencio muy incómodo, sabía que él quería quedarse y amanecer al día siguiente completamente desnudo a mi lado como otras noches, pero hoy no era ese día.

Rompo el silencio — Hmm... Creo que debería entrar, parece que habrá una tormenta esta noche — Ihan asiente y camina en dirección a su auto, pero antes de que entrará, le tomó del brazo y le doy un fugaz beso - Te amo.

Luego de despedirme de Ihan, llamó a la puerta, porque justamente hoy mis llaves se me pierden. La puerta demora un poco en ser abierta.

La puerta es abierta por el novio de la hermana de Leah, este tenía en sus brazos a una niña de unos dos años, de unos ojos azules intensos y de cabellos claros. No se por qué pero un recuerdo del rostro de Gabriel viene a mi mente.

— Hola, Brice — saludo al novio de la hermana de Leah.

Al entrar a casa de los Kane me encuentro con una muy grata sorpresa que casi hace que me desmaye. Era Leah y estaba en el sofá hablando con la señora Kane.

— ¡No me lo puedo creer! ¡Estas viva! — ella corre hacia mí y yo hacia ella y nos en volvemos en un fuerte y cálido abrazo lleno de alegría, amor y cariño.

— Te extrañe tanto, Estefany — su voz era melancólica, se notaba que estaba llorando.

— Yo también te extrañe mucho, ¿Dónde estabas? ¿Qué te pasó? ¿Qué te hicieron?

— Creo que debemos darles un poco de espacio a ustedes dos — interrumpe la señora Kane, Leah intenta protestar pero la madre de Leah la interrumpe — No, está bien. Yo me llevaré a mi nieta.

Los padres y la hermana de mi mejor amiga desaparecen llevándose con ellos a sus hijo y a la niña que me recibió cuando llegue.

— ¿Nieta? No creo que tu madre se esté refiriendo a los hijos de tus hermanos.

Leah duda en contestarme, su expresión cambia inmediatamente a la de nerviosismo — Pues si, tuve una hija.

Me levanto inmediatamente del sofá — Soy tía, mi mejor amiga tiene una hija. Lo sabía. Lo sabía. Cuando la vi en la puerta, se me hizo muy parecida a Ga...

Leah me interrumpe — Shhhh — me dice mientras pone su dedo índice en sus labios haciéndome saber que quiere que no termine de decirlo — Vamos a mi antigua habitación para hablar mejor.

Leah y yo nos dirigimos a su habitación en donde nos encontramos a un pequeño angelito dormido. Al verla dormir me di cuenta que era idéntica a Gabriel. Pero, tenia la misma postura para dormir con una mana tapándose los ojos.

— ¿Te sientes bien para contarme todo lo que paso estos tres años? — preguntó mientras me siento con cuidado en su cama justo al lado de la bebé — ¿Cómo se llama?

— Claro que te lo voy a contar, eres mi mejor amiga y aunque no esté completamente preparada para contar todo a las demás personas sepan de esto. Pero se que tarde o temprano las personas se enteraran de la existencia de Vera...

La interrumpo con mucho cuidado de que Vera se despierte — Vera... Es un muy bonito nombre. Me gusta mucho ese nombre —le comento — Bueno no te interrumpo más.

— Bueno, cuando Max me amenazó con matarlos a todos, yo me tuve que ir con él. No quería que nada le pasara a ustedes. Y él me llevó a España, vivimos en una gran mansión con miles de empleados y seguridad. Cuando llegamos el abuso de mi... — ella trata de callar sus llantos para no despertar a la pequeña Vera — Esa fue una de las tantas veces que el abuso de mi. Después de unos días me entere que estaba embarazada de Vera - señala a su hija dormida a mi costado — De inmediato supe que no era de Max y sabía que eso iba a traer muchos problemas.

— Pero ¿cómo supiste que el padre de Vera no era Max?

—  Lo supe desde un principio porque las fechas no coincidían con mi llegada a España. Y pues un aparte de mi siempre supo que Gabriel fuese el padre de mi primogénita. La verdad es que no me quiero imaginar a Max de padre.

— ¿Por qué? ¿Te hizo daño?

— Si, luego de que se entero de quien era el padre de Vera, casi me mata a golpes. Esa no fue la primera vez que me pegaba pero estaba cansada de que mi hija tuviese que presenciar eso. Así que después de que Max nos sacará de su mansión decidí empezar a trabajar y venirme a Colombia. Con él estaba viviendo toda una pesadilla y no quería que mi hija sufriera lo mismo.

Ella hace una pausa pero continúa hablando — Y así fue que vinimos a Colombia, ya tenemos unos tres meses viviendo acá, ¿recibiste algunos de mis mensajes?

— Oh, claro que si. Me tomaron por loca por decir que pensaba que estabas viva.

— Oh lo siento. Pero ya estás loca, no estaban tan alejados de la realidad — le lanzó una almohada — Ay ya, yo solo estaba diciendo la verdad — le doy una mirada asesina — Bueno pues el caso, es que hoy decidí venir aquí porque ya no podía seguir viviendo escondida. Pero bueno ya he hablado mucho yo. ¿Qué me cuentas? ¿Qué hay de Gabriel?

Y ella hizo la pregunta que no estaba para nada lista para responderle. ¿Cómo le explicaba yo a mi mejor amiga, que el amor de su vida y padre de su hija, iba a ser padre?

Nota de la autora:

¿Que les pareció esta sorpresa?












Quizá es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora