Gabriel
Los fuertes rayos del sol entraban por la ventana, haciendo que me levantará. En mi lado derecho había un gran vacío. Ella se había ido.
No había dejado nada, ni siquiera una nota, nada. Me doy una ducha rápida y me cambió de ropa para ir al lugar en donde todos me estaban esperando.
Hoy era el gran día. El día de mi boda. La unión de mi vida con la de Carmen. No estaba nada contento por este compromiso.
Me debía entregar a Carmen para toda la vida. Me aterra el matrimonio, y aún más si no es con la mujer que amo. Si no es con Leah.
— ¿Se puede saber dónde estuviste toda la noche? Tú madre y tú futura esposa estaban como locas buscándote — mi padre irrumpe en mi habitación.
No le presto mucha atención. Estoy muy metido en mis pensamientos. Me pregunto si lo que estoy haciendo es lo correcto. No quiero estar aferrado a una mujer que no amo. A una mujer que estoy seguro de que voy a terminar engañando. No solo sexualmente.
Luego de escuchar todo el regaño de mi padre, todos estábamos listos para la boda. Ya todos estábamos en posición.
Yo me encontraba en el altar esperando a mi "amada", noten mi sarcasmo.
De repente aparece Carmen en mi campo de visión, ella venía acompañada del brazo de mi padre. Ella camina hacia mí, mientras mira a los demás invitados con una gran sonrisa en su rostro.
Al llegar a dónde estoy yo, él padre empieza con el protocolo del matrimonio.
— ¿Hay alguien aquí que impida la boda? Que hable ahora o calle para siempre — dice el padre.
Mi mirada viaja hacia la entrada de la iglesia. Una parte de mi quería que Leah apareciera e impidiera la boda. Pero otra parte me decía que era lo correcto.
El padre, al ver que nadie se opuso continuó con la boda.
— Gabriel Alexander Cox Evans ¿Acepta usted a Carmen Grace Gómez Smith como su legítima esposa?
Noto todas las miradas de los presentes en mi. En especial mis padres, me miraban con mucha curiosidad. Su mirada también era amenazadora. Mi mirada vuelve a posarse en la entrada de la iglesia.
Una llamada de Estefany interrumpe el gran silencio incómodo que se había producido.
— Gabriel, que bueno que me contestas — dice Estefany con un tono de preocupación.
— ¿Qué te pasó?
— A mi nada. Estoy preocupada. Tengo meses sin saber nada de Leah. Y hoy a la mañana apareció Max en mi casa muy ebrio y molesto. Tengo mucho miedo de que ese hijo de pura le haya echo algo... — me quedo en shock por lo que me acaba de decir.
Solo pensar que Leah puede estar muerta me parte el corazón en mil pedazos.
La interrumpo — Dime ¿dónde estás? — ella me da la dirección — Esta bien iré en seguida.
Todos los invitados de la boda empezaron a murmurar. Estoy a punto de irme y salir corriendo en busca de la mujer que en verdad amo. Pero mi madre y mi padre me impiden salir.
— ¿A dónde crees que vas?
— Voy en busca de la felicidad — mi madre me mira escéptica a lo que acabo de decir.
— ¿De qué hablas? Tu felicidad está aquí, con tu futura esposa — dice mi padre señalando a Carmen que seguía en el altar paralizada por lo que acaba de decir.
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Quizá es para siempre
RomanceEl tiempo nos dirá si lo nuestro era amor o una simple confusión. El tiempo nos dirá si tuvimos algo valioso y lo dejamos ir. El tiempo nos dirá si alejarnos fue una sabia decisión El tiempo nos dirá lo que hoy no queremos oír. ...