44. La Propuesta

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Leah 

Seis meses habían pasado desde que habían arrestado a Max, a los padres de Gabriel y de la trágica muerte de Carmen. Estos últimos no han sido para nada sencillas. Hemos estados pendiente de la recuperación de Vera y hemos seguido las indicaciones del doctor al pie de la letra tal como no lo había indicado. Llevábamos a Vera a las terapias una vez a la semana y el doctor venía a casa dos veces a la semana por tres meses. 

Por otro lado, Gabriel y yo estábamos llevando nuestra relación desde cero, esta vez teníamos todo el tiempo del mundo para volver a conocernos, no había prisa. Empezamos con algunas citas y luego fue avanzando poco a poco, hasta formalizar la relación y decir que oficialmente eramos pareja nuevamente. Tardamos un poco de tiempo para decírselo a nuestra pequeña Vera. Primero queríamos saber si esto realmente iba a funcionar, no queríamos ilusionarle para luego decirle que estábamos separados de nuevo, eso era lo único que queríamos.

Cuando llego la hora de contarle la noticia, lo hicimos de la manera más especial posible, pues era la primera vez que Vera veía a sus dos padres juntos y que estos en verdad se amaban. Tal y como lo hacíamos Gabriel y yo. Recuerdo como mi hija saltaba de emoción al enterarse de la gran noticia. Aunque lo que más me sorprendió de su reacción fue lo que nos pidió o más bien ordeno. 

— ¡Yei! ¡Mami y papi están juntos! Pero quielo un hermanito. — El comentario de mi hija me hizo cruzar miradas con Gabriel que me estaba mirando de reojo y sabía que se estaba conteniendo para no estallar en carcajadas. Sabía que estaba recordando lo que habíamos hecho la noche anterior.

— Esta bien, señorita. Pero creo que mamá aún no quiere tener otro bebé. — le dice Gabriel calmadamente a nuestra pequeña. Cuando pienso que no iba a agregar más nada, el continua. — Pero puedo tratar de convencer a mama de tener otro hermanito. — Pude ver como el rostro de Vera se llenaba de felicidad al escuchar las palabras de su padre. Mientras que yo no podía creer lo que le acaba de decir Gabriel a nuestra pequeña hija de escaso dos años con siete meses. 

— Pueden dejar de hablar como si no estuviese aquí. — Finjo un tono de molestia.

Mi pequeña Vera reacciona y me pide disculpa. — Lo siento Mami, solo quelo un hermanito para jugar con él todo el tempo. 

— Leah ¿Me estas escuchando? — la voz de mi mejor amiga me sacaba de mis recuerdos.

Hoy era el gran día para mi mejor amiga. Hoy por fin se iba a casar después de haber estado comprometida con Ihan por más de cuatro años. Realmente admiro la paciencia que tiene Ihan por haber esperado todo ese largo tiempo. Estefany no quería casarse hasta terminar su carrera, y además ella estaba tan encapricha en que yo si estaba viva, que no se había casado. Cuando le pregunte ella me dijo que era por que ella quería que yo estuviese presente ese día para ella.

Y pues ese día por fin había llegado. Podía ver a mi mejor amiga con el vestido de novia de sus sueños, ese vestido de novia con el que siempre había soñado desde que era pequeña y me contaba su boda ideal. Boda que ya se estaba haciendo realidad, con la muy necesaria ayuda de Julia, la esposa de Andrés, pudimos organizar la gran boda. Estefany me había pedido que organizara su boda, pero soy muy mala organizando eventos, además estaba muy ocupada buscando una casa para mudarme con Gabriel y Vera en unos meses. Ya no podíamos seguir viviendo en el apartamento de soltero de Gabriel. Era muy pequeño para los tres. 

El vestido de Estefany era de corte sirena con un escote en forma de corazón con pequeños detalles de brillo en el mismo. En la cintura tenía una pequeña cinta con de detalles dorados con algunos toques de plateado que hacían juego con el velo. En conclusión mi mejor amiga se veía espectacular. Ihan era muy afortunado en tenerla, ella es una muy buena mujer. Una buena hija, una buena hermana, una buena mejor amiga, una muy buena tía y estos segura de que sera una buena esposa y madre. 

Yo era su dama de honor principal, ella había escogido mi vestido. Este era muy pegado al cuerpo pero era muy cómodo. El vestido era de color rosa claro, tenía algunos detalles en dorado y plateado que hacían juego con toda la temática de la boda y del vestido de novia de Estefany. 

— Estas hermosa. Creo que voy a llorar. — Le comento a Estefany haciendo el gesto de limpiarme las lágrimas. 

— No llores, sabes muy bien que si lo haces yo también lo haré. Mejor ve y busca a Vera me muero por verla con su vestido nuevo. — asiento y salgo de la habitación en donde estaban todos los maquillistas y estilistas arreglando a Estefany.

Vera estaba en la recepción de la boda jugando con Gabriel. Gabriel estaba tan guapo, como siempre, con su traje totalmente negro, con una camisa blanca por dentro y la corbata del mismo color del tarje. Amaba cuando se ponía esos trajes.

Por otro lado, Vera estaba con el vestido que le había obsequiado Estefany para este gran día. El  vestido era de flores doradas, plateada y de un rosa muy claro que combinaba con mi vestido de dama de honor.  

Puedo observar como Gabriel se ponía a la misma altura de Vera y le susurraba algo al oído. Vera sale corriendo hacia donde estoy yo y me da una rosa roja. — ¡Mami! Esto es de papi. — me entrega la rosa y me da un fuerte abrazo seguido de un gran beso. 

Gabriel aparece detrás de Vera y la toma en brazos, no se porque pero siempre olvidaba la gran altura de Gabriel, siempre me hace sentir más pequeña de lo que soy. Y sin esperarlo Gabriel me da un fugaz beso en los labios. Nuestro beso fue corto porque nuestra pequeña hija nos separo.

— ¡No! Papi es mío. — Vera dice de una forma muy autoritaria, haciendo que Gabriel y yo estallemos en carcajadas. 


*** 


La boda ya había terminado, ahora venía lo que todos nosotros esperábamos: la fiesta de celebración ¡Por fin! 

La felicidad que tenía Estefany no se podía ocultar, y que hablar de Ihan, ese hombre no había dejado de sonreír en toda la boda. Ellos estaban recibiendo a todos lo invitados de la boda y nosotros estábamos ayudándolos. Como eramos los padrinos y testigos de la boda también queríamos ayudar en algunas cosas. 

La hora de que los recién casados bailaran había llegado, luego de que todos comiéramos la deliciosa comida que había preparado el servicio de catering con la supervisión de mi madre, que se había encargado de la organización de la comida por petición de Estefany. Estefany e Ihan habían abierto la pista con el primer baile como marido y mujer al ritmo de la canción Cristina Perry "Thousand Years" 

Luego de que ellos terminaran de bailar había llegado la hora de que la novia lanzara el ramo a todas las mujeres solteras. Y obviamente yo me forme para ver si el destino quería que mi hora llegara pronto para casarme con Gabriel. No me disgustaba la idea de una boda con Gabriel, de hecho me hacía mucha ilusión.

Estábamos todas en posición esperando a que Estefany lanzara el ramo al cielo. El conteo ya había empezado.

— 1... — Todos los presentes empezaron a contar, y eso me estaba poniendo muy nerviosa, así que trate de buscar a Gabriel con la mira, pero no lo encontré ¿Dónde se había metido? — 2... 3...

Todas estábamos a la espera de que lanzaran el ramo, pero de repente Estefany se da la vuelta y se acerca a nosotras. Específicamente a mi y me entrega el ramo de rosas blancas con rojas. Me quede completamente en shock , solo podía escuchar como los demás gritaban y me felicitaban. No entendía el ¿Por qué? Hasta que Estefany me da la vuelta para poder quedar al frente del hombre que más amaba arrodillado con una caja de terciopelo rojo abierta, dejando a la vista un hermoso anillo de diamantes. 

— Leah Kane ¿ Me harías el hombre más feliz del mundo casándote conmigo? ¿Quieres casarte conmigo?  — Gabriel estaba ahí en el suelo arrodillado haciéndome la propuesta más esperada de toda mi vida.

— Claro que si. Si me quiero casar contigo.— Y fue así como Gabriel me coloco el anillo de diamantes en mi dedo anular de la mano izquierda para después darme un largo beso en los labios que casi me deja sin oxigeno.

ME VOY A CASAR... no me lo podía creer.






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