36. Fría.

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Gabriel

— Ya estoy abajo de tu apartamento, ¿Puedes darte prisa? — cuelgo el teléfono de inmediato.

Hoy era la primera ecografía de Carmen a la cual iba a asistir. Las dos primeras no estuve presente por estar en alguna de las mejores fiestas.

Desde que Carmen se entero que estaba embarazada, ella decidió hacer su embarazo en Colombia y no en Estados Unidos, porque según ella aquí estaría más pendiente de ella y el bebé.

Al principio me negué a volver a Colombia, porque se muy bien las intenciones de Carmen. Ella anhela que yo cambie de opinión y decida formar una familia con ella, y estando aquí. Con mis padres repitiendo una y otra vez que debo casarme con Carmen por el bien de nuestro hijo o hija.

Pero esto nunca pasará, hace tres años tomé la decisión de no formar una familia con nadie. No pienso casarme con nadie.

La única persona con la que quería pasar el resto de mis días era Leah, con la que quería tener hijos. Cuando sufrimos la pérdida de nuestro bebé, muchas veces, en mis sueños veía a una niña de ojos azules y cabello rubio al igual que Leah.

Pero como siempre, solo fue un sueño que se convirtió en pesadilla con la muerte de Leah.

Ahora iba a tener un bebé con Carmen. Y aunque no iba a hacer lo que mis padres y Carmen quieren, yo me iba a hacer cargo de todos los gastos que me correspondían. A mi hijo o hija no le iba a faltar absolutamente nada.

— ¡Hola! Lamento haberme tardado tanto. Las nauceas me tienen muy mal.  — Menciona Carmen mientras se sube al auto e intenta hacer are a mi para besarme.

Me apartó inmediatamente, dando a entender que no quiero nada de ella. Ella fija su mirada en la ventana. El clima estaba muy confuso últimamente en Bogotá.

Un día estaba soleado y al otro estaba lloviendo. Esta mañana estaba todo húmedo, anoche había estado lloviendo muy fuerte.

—¿Cómo llevas el embarazo? Además de las nauceas, claro. — rompo el silencio que se había creado en la atmósfera.

Ella quita su mirada de la ventana del coche, para fijarla en mi. — Pues además de las nauceas, he tenido algunos mareos. Anoche estuve un poco mal, no tenia ganas de levantarme de la cama. - Hace una pequeña pausa. — Quizá si esta noche te quedaras en mi apartamento y me cuidara...

La interrumpo cambiando de tema. — Debes comentarle eso a la doctora. Creo que seria importante.

***

Unos minutos después llegamos a la clínica en donde teníamos la cita con la doctora Brown.

Preguntamos en la recepción por la doctora Brown y nos dieron la dirección de el área de urgencias. Nos dijeron que estaban haciendo unos pequeños ajustes a esa zona, y que este lugar solo sería algo momentáneo.

— Toma asiento. — le sugiero a Carmen. Ella tiene una expresión de como si me quisiera decir algo. — ¿Qué?

— Tengo antojos. — dice mientras me mira de arriba a abajo y se muerde el labio inferior.

— ¿De qué tienes antojos?

— De muchas cosas, por ejemplo, de ti...

La interrumpo antes de que continúe. — De comida, ¿Qué quieres?

Ella baja la mirada. — Quiero una dona glaseada de la cafetería y agua con gas.

— Ya vuelvo, avisame si te llaman antes de tiempo.

Quizá es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora