37. En Coma

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Leah

Mi hermana me había dado la peor noticia de todas. Ella me susurra al oído la situación en la que estaba Vera. — Ella está en coma, debe estar conectada. Al parecer se golpeó muy fuerte.

Deje de escuchar a mi hermana desde hace un rato, no podía creer todo lo que estaba contando, mi hija está en coma por el impacto que sufrió.

Las lágrimas no tardaron en hacerse presencia luego de que mi hermana me contará lo que pasaba con mi hija.

Pero de repente alguien llama al que aún no sabía que su hija estaba entre la vida y la muerte.

Pero quizá esto no importara, porque el iba a ser padre de nuevo. Lo supe cuando Carmen entró y llamó la atención de todos.

— ¡Gabriel! ¿Dónde estabas? Es hora de que veamos a nuestro bebé.

Fue ahí donde vi el pequeño vientre abultado de Carmen ¿Me dolió? Si, si me dolió, pero no era nada comparado al dolor que me provocaba la delicada sensación por la que estaba pasando mi pequeña hija de dos años.

Gabriel se va lentamente y entra a un pequeño cuarto, lo que parece ser el consultorio de algún médico.

Todo en mi cabeza estaba muy confuso, mi hija, el padre de mi hija, Carmen, todo estaba muy confuso. Quizá estaba pagando todo lo que había hecho en un pasado. Pero no creo que haya sido tanto, o por lo menos no lo suficiente para estar pagando todo con la vida de mi hija.

El doctor encargado de la salud de Vera entra en nuestro campo de vista, llamando la atención de todos nosotros.

Me acercó a él inmediatamente. — ¿Cómo está Vera, doctor?

— Ella está muy grave, ella aún no despierta. Por la caída que sufrió, ella tiene una lesión cerebral traumatica. Por el golpe ella quizá tarde un poco en recuperar la memoria.

— ¿Qué quiere decir con lesión cerebral traumatica? — pregunta mi madre mientras toma mi mano.

— Una lesión cerebral traumatica generalmente es provocada por un golpe o impacto violento en la cabeza o el cuerpo, como es el caso de la infante. Esto puede afectar las neuronas cerebrales de forma temporal. La lesión cerebral traumática más grave puede provocar hematomas, tejidos desgarrados, sangrado y otras lesiones físicas en el cerebro. — el doctor hace una breve pausa. La cual me ayuda un poco a procesar un poco la información que me estaban dando.

Estefany pregunta. — ¿Hay algún tipo de riesgo? — el doctor asiente. — ¿Cuáles?

— Es posible que ocurran varias complicaciones inmediatamente o poco después de una lesión cerebral traumática. Las lesiones graves aumentan el riesgo de sufrir una mayor cantidad de complicaciones, y más graves. Pero por lo que hemos examinado a la paciente, nos hemos dado cuenta de que su lesión es de primer grado, no es tan grave. 

El doctor hace una pequeña pausa nuevamente — Quizá solo pierda la memoria temporalmente. Pero por ahora debemos confiar en que ella estará bien. Todos los exámenes que le hemos realizados dan muy positivos y probablemente su cuerpo tome muy bien los tratamientos. Si tenemos nuevas noticias les avisaremos, ténganlo por seguro.

El médico se fue dejándonos aquí a todos con la misma pregunta ¿qué pasará?

No tenia idea de qué iba a pasar con Vera, estaba muy segura de que mi hija iba a reaccionar muy bien a los tratamientos y que en menos de lo esperado ella estaría jugando, riendo y hablando como la niña alegre que es.

— Ella va a estar bien, tenlo por seguro. — mi mejor amiga me abraza fuertemente. Dejando salir todas las lágrimas que estaban siendo detenidas por mi misma.

— ¿Cómo lo sabes?

— Porque ella se ve muy fuerte, es tu hija. Y por lo tanto debe de ser igual de fuerte que tu. ¿No ves por todo lo que has pasado para ser quien eres hoy?

— Y ¿Quién soy ahora? Una muy mala madre que dejó que su hija de cayera de las escaleras y ahora esa niña está luchando entre la vida y la muerte.

— ¡No! No te tortures de esa forma. No lo hagas, eso solo fue un accidente.

— Si tienes razón, fue un accidente. Pero un accidente que pude haber evitado.

— ¡No! Ese es el problema de los accidentes nunca se pueden evitar, pero siempre pasan por algo.

— ¿Pasan por algo? ¿Algo cómo qué? — mi voz sonó más sarcástica de lo que pensaba.

— Algo como encontrarte con Gabriel, quizá fue el destino que quiere que le cuentes a Gabriel.

— ¿Qué me cuentes que? — Y como por arte de magia, Gabriel aparece detrás de nosotras, haciendo que Estefany y yo quedemos sin saber que decir al respecto.

Estefany interrumpe el incómodo silencio. — Contarte desde cuando esta aquí y por qué se hizo pasar por muerta.

— Si... De eso quería hablarte, pero creo que aún no es el momento.

Él sabe que le estamos mintiendo pero no dice nada.

Estaba a punto de irse pero no me podía quedar callada — ¡Felicidades!

— ¿Por qué? — en ese instante aparece Carmen detrás de él.

— ¡Felicidades por tu embarazo, Carmen! — finjo una sonrisa.

— ¡Leah! ¿Eres tú? ¡No me lo puedo creer! — ella se lanza a abrazarme como si fuera una persona cercana a mi. — Pensé que te había quedado claro que no podías salir de España. Espero que hayas disfrutado tu libertad, porque ten por seguro que le diré a Max donde estas. — me susurra en el oído.

Pero antes de que ella se suelte de nuestro abrazo le susurro. — Perra el sabe donde estoy, pero si yo fuera tu tendría miedo. Si yo decido abrir mi boca y confesar todo, tu vida soñada con Gabriel se va a la mierda.

— Estoy embarazada, no me puedes hacer nada.

— Eso crees, acaso a ti te importo cuando yo estaba embarazada, pues claro que no te importa ni una mierda. Y pues a mi tampoco.

Me suelto de su agarre y me dirijo a la salida de la clínica, acompañada de Estefany que sigue mis pasos y me lleva a casa de mis padres.

Aún sigo sin manejar, y si lo hiciera creo que no tengo la fuerza de hacerlo.

La clínica no estaba muy lejos de casa, pero el tráfico era terrible, así que en esa media hora que estuvimos allí pude pensar en muchas cosas.

Recordé la noche anterior, cuando me volví a ver con Estefany y le hice esa pregunta: ¿Qué me cuentas? ¿Qué hay de Gabriel?

— ¿Ya lo sabias? — le preguntó muy tajante.

— ¿De qué hablas? ¿Qué sabía?

— Del embarazo. — suelto sin dar más rodeos.

Ella se queda en completo silencio. Y eso responde todas mis dudas.

— ¿Desde cuando?

— Hace poco me entere. No era un secreto. Carmen lo publicó en todas sus redes sociales, también salió en algunas revistas de farándula locales. Siento mucho no habértelo dicho antes, no sabía cómo decírtelo.

Estefany continuaba hablando pero yo no quería escuchar más nada. No quería ver más nada. Estaba devastada.

Mi hija.

Gabriel.

Carmen.

El futuro bebe.

Era mucho para mí.

Nota de la autora:

¿Qué hubiesen hecho ustedes?











Quizá es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora