34. Mi Vida Es Desastre

36 1 0
                                    

Gabriel

Es un desastre. Mi vida es un desastre. Desde que ella desapareció mi vida se ha vuelto un desastre. He vuelto al alcohol, a intentar llenar el vacío que dejó en mi con otra mujeres. Pero es jodidamente imposible tratar de olvidarla.

Como olvidar esos ojos grises con los que me miraba y examinaba cada centímetro de mi cuerpo. Esos ojos grises que me había vuelto adicto a mirar todas mis mañana justo al lado de mi cuerpo.

¿Cómo olvidar esos labios rojos de tanto besarnos, esos labios que cada vez que se movían me excitaban?

¿Cómo olvidar esas manos con las que hacía cosas increíbles?

¿Cómo olvidar esas largas piernas que se enrollaban y aferraban a mis caderas cada vez que la hacía venirse?

¿Y como olvidarla a toda ella, con sus defectos y virtudes? ¿Cómo olvidar ese gran afecto que les tenía a las personas? ¿Cómo olvidar todos esas aventuras que vivimos?

Me sentía solo sin ella.

Los primeros días fueron devastadores. Cuando pensé que iba a salir el arcoíris después de la tormenta, no fue así. Después de la tormenta vinieron más problemas.

Justo el día que iba a rescatar a Leah, aparece Carmen en el mismo sitio del rescate. Y como si todo esto no fuera poco, mis padres aparecen en mi antiguo apartamento diciendo que habían considerado la idea de que yo por fin hiciera mi vida con Leah. Por fin la iban a aceptar, pero como siempre pasa, ella y yo no podíamos estar juntos.

***

Por fin había llegado la hora del rescate, no podía esperar más. Estaba ansioso de poder ver de nuevo a Leah, de poder tocarla, de poder besar esos labios que me hacen perder el control, de poder abrazarla y mirarla a esos ojos que me vuelven loco.

Había seguido las órdenes del secuestrador al pie de la letra, no quería que nada saliera mal. No quería que nada le pasara a Leah. Si algo le llegase a pasar a ella, estoy seguro de que no podré vivir sin ella. Siento que podría extrañarla toda la vida y eso me asusta.

Al llegar al lugar acordado sin ningún tipo de policías monitoreando mis acciones, me bajo del auto y me dirijo a la puerta del lugar.

El lugar era simplemente horrible, tenía un olor espantoso que a minutos hacía que tuviese algunas ganas de vomitar. La puerta estaba a punto de caerse cuando la abrí.

No tuve ningún problema para abrirla. Cuando entre, esperaba encontrarme con una Leah amordazado y con un arma apuntandola, ó quizá con que otros hombres estuviesen completamente armados.

Pero nada de eso fue lo que vi. Solo vi a una chica de estatura promedio tirada en el suelo con algunos razguños. Pero no era Leah.

Estaba muy distinta como para ser Leah, esta no tenía el cabello rubio o la complexión delgada.

Escucho una voz familiar sollozar en la oscuridad, era la chica. — ¡Auxilio! Por favor ayúdame, Gabriel.

De inmediato pude reconocer de quien era la voz. Era la de Carmen. No entendia que carajos hacia aquí. No entendia nada. Pero mi instinto me dijo que debía ayudarla.

Cuando la ayude a levantarse, ella trata de contarme algunas cosas. Pero se le hace completamente imposible, sus lagimos se lo impiden.

Sacó mi celular y llamó a una ambulancia. Esta tarda unos minutos en llegar. Pero cuando la ambulancia llegó, traía con ella a los oficiales que nos habían ayudado anteriormente, con ellos venían Estefany y su novio y mi hermano y mi cuñada.

Sus rostro eran de esperanza, pero al ver quien era la persona que estaba siendo atendida por la ambulancia, todos se quedaron muy desconcertados. Y en especial Estefany.

— ¿Qué hace esta perra aquí? ¡Responde¡ — se acerca a mi y pone su dedo índice en mi pecho en un gesto acusación. — Dime ¿dónde esta mi mejor amiga?

Estefany rompe en llanto e Ihan trata de calmarla un poco, pero es imposible. Ella se suelta del agarre de Ihan y corre en dirección a donde estaba Carmen.

— Ya estarás contenta. Mi mejor amiga está desaparecida. Eso era lo único que impedía que Gabriel estuviera contigo. — le grita descontroladamente.

Carmen le responde con una voz muy escéptica a lo que le estaba diciendo Estefany. —  ¿De qué hablas? No entiendo nada, Estefany.

— Qué no entiendes nada. Ja. — le responde Estefany en un tono burlón — Claro, como las necesitadas como tu necesitan comer solo las migajas. No soportaba ver a Gabriel siendo feliz con Leah, y como siempre haz querido todo lo que tiene Leah, Gabriel no iba a ser la excepción — Carmen alza su mano para darle una bofetada a Estefany, pero los reflejos de esta reacción justo a tiempo — Sabes que estoy diciendo la verdad y por eso me quieres pegar. ¡Hazlo! ¡Pegame! Pegame y el último lugar que veras por el resto de tu vida, serán un par de rejas. Y no solo por agresión, si no por ser cómplice de un secuestro.

Carmen que da con la boca abierta por lo que acababa de decirle Estefany en la cara.

— Señorita no puede estar diciendo algo que no sabe si es cierto o no. — un oficial interrumpe a Estefany y ella vuelve hacia nosotros.

***

Quizá desde ese día la amistad que tenía con Estefany se fue desmoronando. Porque mientras que yo creía que el culpable del secuestro era sólo Max. Estefany pensaba que Max tenía mucho que ver, pero que Carmen también había tenido algo que ver con el secuestro.

Me enoje mucho con ella y tiempo después ella se fue de regreso a Colombia. No he vuelto a saber nada más de ella.

Mi vida a dado un giro muy inesperado desde esa noche. Una noche en la que no estaba pensando nada por culpa del alcohol que había en mi sangre.

Esa noche me acosté con la persona que menos debía acostarme. Me acosté con Carmen. Y producto de ese polvo ella quedó embarazada y ahora estamos esperando un hijo los dos juntos.

En conclusión mi vida se ha vuelto un completo desastre desde que no esta Leah en ella.

Nota de la autora:

¡¡¡Gabriel será papá!!!


Quizá es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora