38. ¿Quién Eres?

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Leah

De la noche a la mañana mis días se habían vuelto grises, aburridos, tristes y llenos de esperanza. Esperanza que poco a poco iba perdiendo.

Vera no estaba reaccionando a los tratamientos que estaba siendo sometida, su cuerpo poco a poco se estaba deteriorando. Es muy doloroso verla ahí acostada y llena de cables para poder mantenerla con vida.

Mi familia y Estefany tratan de darme ánimos para seguir luchando día tras día para ir a verla. No era para nada fácil levantarme por las mañanas e ir a verla a la clínica. La última vez que la había visto así era el día de su nacimiento. Pero no era nada grave.

Estefany trata de hacer que olvide un poco la situación por la que esta pasando Vera. Pero no me ayuda mucho, cuando mi cabeza no está pensando en mi hija, esta pensando en él. En Gabriel, y en el bebé que tendrá con Carmen.

Sabía que él debía rehacer su vida, después de todo él pensaba que yo estaba muerta. Pero ¿Con Carmen? ¿En serio? Hay tantas mujeres en el mundo, pero él decide estar con Carmen, la mujer que siempre se interpuso entre nosotros. La mujer que siempre quizo quedarse con lo que tenia. La mujer que siempre nos hizo daño. La mujer que ayudo en mi secuestro y mi desaparición. Y la mujer que ahora estaba esperando un hijo del hombre que amo. Porque si, aunque me cueste aceptarlo, aun lo amo. Han pasado poco mas de tres años desde que desaparecí de la vida de todos los que me querían y formaban una parte importante de mi vida. 

Y esa pequeña parte de mi que aun lo seguía esperando me decía que una parte de él sabia que yo estaba viva y en alguna parte del mundo. Pero me desilusione tanto cuando la vi a ella con su vientre abultado esperando por él para entrar a la consulta con la ginecóloga. No lo puedo juzgar, lo conocí en tus buenos y malos momentos y se que él no es de las personas que se sientan a esperar que esa persona vuelva su vida. Gabriel simplemente hizo lo que yo me esperaba, fue a llenar consuelo con la primera persona que se cruzo en su camino. Y desgraciadamente Carmen se cruzo en su camino. Y yo no podía hacer nada al respecto.

Aunque podría no ver a Gabriel en meses, no coincidir con él en años, pero aún así mi corazón seguiría latiendo igual de rápido que la última vez que lo vi.

Quizá por mi pequeña hija Vera, al fin y al cabo era hija de Gabriel y él estaba en todo su derecho de saberlo ¿Qué podría salir mal? Él ya estaba formando una familia con Carmen me gustara o no, no podía hacer nada.  

— ¿Leah? ¿Me estas prestando atención? — Pregunta Estefany sacándome de mis pensamientos.

— Lo siento ¿Qué me estabas diciendo?

— Decía que si estabas lista para ir al hospital a ver como sigue Vera, quizá hoy será el día en el que por fin despierte y nos sonría.

Estefany se caracterizaba mucho por su optimismo y esa es una de las cosas que más admiro de ella. Aunque ella no lo note o no se lo diga siempre la he admirado demasiado.

— Si, ya estoy lista. Solo necesito ir por mi celular y mi cartera. Ya vuelvo. — Le digo a Estefany mientras que subo las escaleras en dirección a mi habitación.

Cuando ya tenia en mis manos todo lo que quería bajo las escaleras y los recuerdos de esa noche venían a mi cabeza.

Ella se había caído por las escaleras. Estaba inconsciente, no lloraba, no se movía, no hacía nada.

— ¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Por favor!

Los recuerdos de esa noche aun me atormentaban y no me dejaban conciliar el sueño para nada por las noches. Y eso era lo que más me molestaba, recordar esa noche y no haber podido hacer nada al respecto.

Escucho la voz de Estefany y la de... Era la voz de Luke mi ex guardaespaldas. No lo podía creer.

— Luke ¿Eres tú? ¡No lo puedo creer! — digo mientras me acerco a él. No sé porque estaba tan emocionada pero al parecer estaba feliz luego de mucho tiempo.

— Señorita Kane, lo siento mucho. Me hubiese gustado mucho aparecer en mejores momentos, pero si padre me contacto hace unos días para que cuidara de usted.

Con todo lo que estaba pasando no recordaba que mi padre me había comentado algo al respecto. Pero no esperaba que fuese Luke.

— ¡Oh! Ya veo. — le comento con un tono muy eufórico.

— Bueno creo que se nos está haciendo tarde para ir a la clínica. — comenta Estefany.

***

El camino a la clínica fue muy corto, hoy no había nada de tráfico lo que se nos hizo mas agradable el trayecto a la clínica. Luke nos contó un poco acerca de su vida y que había hecho en estos tres años.

Debo decir que me alegro mucho por él, encontró el amor y ahora está comprometido con un chico llamado Jonas. Con lo poco que nos contó de él, se me hace un chico muy buena onda. Y eso que así sea.

Al llegar a la clínica nos encontramos con algunos médicos y enfermeras en la recepción. Como siempre venía a la misma hora, ya me conocían así que ya no me hacían las típicas preguntas de siempre. ¿A quién viene a visitar? ¿Cuál es el nombre del paciente? O cosas por el estilo.

Al llegar al cuarto en donde estaba Vera, me encuentro con mi mamá y mi papá hablando con el médico a cargo de Vera en la puerta de la habitación.

— Hola ¿Hay nuevas noticias sobre Vera? — le pregunto al doctor.

— Si, Vera ya despertó del coma, pero no recuerda a algunas personas.

Estefany aparece a mi lado y me da una mirada de comprensión.

— Aún no sabemos si la reconoce a usted, señorita Kane.

Estefany, al ver que me quede completamente estática, le pregunta al doctor. — ¿Puede ella entrar a verla?

— Por supuesto que si. Aunque le voy a pedir que tenga paciencia con ella. Hay una gran posibilidad de que no la recuerde.

Entró al cuarto y veo a mi pequeña Vera sentada en su cama, en su cabeza tenía lagunas vendas. Pero ya no tenía esos cables para respirar. Y eso era lo que más me alegraba. Solo tenía intravenosa.

Una enfermera le estaba intentando dar la comida que consistía de un puré de verduras ¿Quizá? Gelatina y jugo de manzana.

— Hola ¿Puedo pasar? — las dos asienten.

— Las dejaré solas. — informa la enfermera. Y yo le doy una cálida sonrisa de boca cerrada.

— ¿Quién eles? — pregunta Vera mientras pone una expresión de confusión.

Me dolió demasiado que mi hija no me reconociera pero tenia la esperanza de poco a poco me recordara con el pasar del tiempo.

— Yo soy Leah...

Ella me interrumpe.— ¿Mi mamá? 

Iba a responder, pero la puerta de la habitación se abre dejando ver a la persona que menos esperaba.


Nota de la autora: 

¿Quién creen que haya entrado repentinamente en la habitación?






Quizá es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora