Gabriel esta completamente en un estado de shock. Él no tiene idea de cómo reaccionar a esta situación.
- ¿Por qué no me lo dijiste antes? - pregunta mientras me da un fuerte abrazo.
En sus brazos me siento segura, en sus brazos nadie me puede hacer daño. Es un poco irónico, que en los brazos del chico que me siento segura, es el mismo chico que ha destruido mi corazón más de una vez.
- No quiero que hagas una locura, quizá esa es su forma de tener relaciones sexuales - Gabriel me mira muy enojado - ¿Qué quieres que te diga? Ayer me dio una copa de vino, y desperté con chupones. Y que encima de todo eso cuando me besaba contigo recordé cuando el me quitaba la ropa y daba embestida en mi. ¿Eso era lo que querías escuchar? -empiezo a dar vueltas por todo el apartamento mientras toma mi cabeza entre mis manos.
Gabriel se acerca a mi - No era mi intensión alterarte. Te amo demasiado Leah. Y es por esa razón que no quiero que sigas con esa "relación" que llevas con Max. Yo se que ya no soy nadie en tu vida o que quizá nunca lo fui...
Lo interrumpo con un beso. Nos besamos. Nuestros labios estaban en contacto después de hace ya tres meses. El contacto entre nosotros fue mágico, casi tan irreal como Disney.
Nuestro beso fue cálido pero apasionado, se notaba claramente que los dos nos necesitábamos mutuamente.
Quizá Gabriel y yo eramos el solo y la luna, nos enamoramos, aún sabiendo que nunca podríamos estar juntos.
- Yo también te amo, Gabriel. Pero tu y yo jamás podremos estar juntos. Tú debes empezar una vida con Carmen y yo debo hacer lo mismo. Debo empezar una vida con otra persona - él roza su pulgar con mis labios.
- Solo prométeme que no será con Max. Mira como te dejo. Leah, nadie en su sano juicio abusa de una persona cuando está inconsciente - yo asiento.
Gabriel y yo pasamos toda la tarde hablando de temas que no venían para nada que ver con lo que nos pasaba. Él me contó de su vida un poco más, y yo no me quedé atrás, también le conté sobre cómo fue mi vida aquí. No le conté toda la verdad, porque pienso que aún no estoy preparada para muchas cosas y esa es una de ellas.
Al llegar a mi apartamento me encuentro con un Max muy ebrio. Max tenía dos botellas de vodka a su alrededor, una de ellas estaba rota. Max tenía una botella más en su mano izquierda, mientras que con la mano derecha me apuntaba.
- ¿Qué te crees? Crees que puedes venir a esta casa a la hora que quieras.
- Max, lo que creo es que tu haz bebido demasiado. Lo mejor será que te metas a bañar y te duermas.
- NO. No pienses mucho que ustedes las mujeres no son muy buenas para eso - su tono me hace enojar demasiado - Se puede saber ¿Dónde carajos estabas? - Max se levanta del sofá y deja caer la botella que sostenía en la mano izquierda.
El estruendo que hace el vidrio de la botella con el suelo, hace que me sobresalte.
- Te hice una puta pregunta ¿Donde carajos estabas? Acaso estabas por ahí con cualquier hombre como toda una zorra.
- No me llames así. Y no debes saber ¿Dónde estoy? O ¿Con quién estoy? Eso no te incumbe.
- Que no me incumbe - dice imitándome con un tono de burla - Claro que me incumbe, y demasiado. Eres mi novia. Escuchaste MÍA. No de cualquiera que se te cruce al frente. Tú eres MÍA, y lo serás por siempre ¿Entendiste?
No se que está pasando en estos momentos con este chico.
- ¿ENTENDISTE? - me dice gritando. Yo asiento - No te escuche.
- Si entendí.
Él se acerca a mi y me toma del cuello, tan fuerte que me impide respirar.
Con el poco de aire que tengo le digo - Suel...tame, Maax. Por.. Favor - Él me sujeta aun más fuerte y luego deposita un muy baboso beso. Es lo menos romántico del mundo, sin duda alguna.
- Esto es para que te quede claro que conmigo nadie juega y menos una zorra como tu. ¿Qué pensabas? Que no lo iba a recordar. Que no iba a recordar esa escena que me hicieron las dos en el apartamento de mi hermano.
No entiendo nada de lo que el me dice, pero el suelta mi cuello y yo puedo recuperar un poco de oxígeno.
Max continúa - Cuando yo digo algo, ese algo se tiene que hacer. Me importa una mierda si te gusta o no. Entiende que ahora estás en una relación y las relaciones son así.
Él abre la puerta del apartamento pero no sale por la misma. Vuelve hacia donde estoy yo.
- Casi lo olvido, tienes prohibido ver al mal nacido de Gabriel y a tu mejor amiga.
- No me puedes prohibir ver a mis mejores amigos.
- Veo que aun no entiendes muy bien como es tu vida ahora - él se acerca aún más a mí y deposita un gran golpe en mi cara. Un gran ardor se apodera de mí - esto es para que te des cuenta de quien manda aquí. Y te estoy diciendo que no vas a volver a verlos.
Él se va de mi apartamento, dejándome ahí en la sala completamente petrificada por todo lo que me estaba pasando. No podía creer que aquel chico ganador de medallas de honor era el mismo que me acababa de dar un golpe en la cara. No lo podía creer.
Tomó una bolsa de guisantes congelados y los pongo sobre mi ojo hinchado para que disminuya un poco la hinchazón. Mientras esto hacia un poco de efecto me pongo a revisar algunos mensajes en mi celular.
Tenía miles de mensajes de mi mejor amiga. No podía creer que por un hombre yo iba a perder a mi mejor amiga. Pero supongo que es lo correcto, debo olvidar a Gabriel de cualquier forma. No importa a quien pierda en el camino. Aunque perder a mi mejor amiga es mucho, creo.
Voy al cuarto de baño y al verme al espejo me veo como lo que siempre dije que nunca sería. Una mujer abusada de su pareja. Mi cuerpo estaba lleno de los moretones de anoche. Y ahora mi ojo hinchado y morado acompañaba mi terrible aspecto.
Me duele mucho verme así. No quiero que nadie me vea así. No quiero.
Cuando termino de ducharme voy a mi habitación, en donde encuentro a mi mejor amiga mirándome con una cara de horror.
- Pero ¿Qué te pasó?
- Vete de mi casa, Estefany - ella me mira con una expresión de confusión.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Solo vete. No quiero que estés aquí, por favor. Solo vete.
Ella me abraza antes de abrir la puerta de mi apartamento - No, no me iré de aquí tan rápido. Antes quiero que me expliques como es que tienes un ojo así de hinchado. Y no me vengas con la escusa de que te caíste.
- Fue él. Él me golpeó. Pero él tenía sus razones para hacerlo.
- Leah, nadie tiene una razón para golpear a otro y menos de la manera en que lo hizo contigo.
- Te equivocas, él si la tenía. Me fui del apartamento y no le avise de nada. De donde o con quien estaba. Pero por favor vete ya, no quiero tener mas problemas con mi novio.
Después de discutir con mi mejor amiga que no quería irse, pude acostarme en mi cama.
El peso de otra persona en colchón se pudo sentir claramente, haciendo que abriera mis ojos.
Max empieza a susurrar en mi oído mientras que me acaricia el cabello.
- Tú y yo siempre estaremos juntos. Tienes suerte de tener a un hombre como yo. Dudo mucho que con tu aspecto físico alguien igual de bueno que yo te quiera. Que suertuda eres. Eres una zorra con suerte...
Nota de la autora:
Sí ustedes tienen una relación como la que llevan Leah y Max, por favor no actúen como lo está haciendo nuestra protagonista.
Ninguna persona tiene una razón para golpear a otra.
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Quizá es para siempre
RomanceEl tiempo nos dirá si lo nuestro era amor o una simple confusión. El tiempo nos dirá si tuvimos algo valioso y lo dejamos ir. El tiempo nos dirá si alejarnos fue una sabia decisión El tiempo nos dirá lo que hoy no queremos oír. ...