3. Acuérdate De Mi

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Ya estoy en tierras colombianas, finalmente. Estoy tan emocionada por ver a mi familia y a mis amigas.

Luego de pasar el susto de mi vida, al pensar haber perdido mis maletas me dirijo a la salida del aeropuerto. No le avise a nadie de que llegaría hoy, quería que fuera sorpresa para todos, así que no espero que nadie me reciba.

Cuando estoy esperando por un uber, alguien toma mi hombro para voltearme mientras que con otra mano me cubre los ojos. No me defiendo porque reconozco esa fragancia del perfume Yes I am de la marca Cacharel. Me volteo y veo a mi mejor amiga de toda la vida, Estefany con una amplia sonrisa en su rostro. Ella tiene su largo cabello suelto, aun lo conserva en su color natural. Su cuerpo ha cambiado demasiado, tiene unas curvas de envidia y el vestido azul que lleva es como una segunda piel para ella. Simplemente se ve hermosa, como siempre.

Yo suelto todas mis cosas y la abrazo — Te extrañe demasiado, Estefany — ella me abraza aún más fuerte — ¿Sabes cuanto espere para que llegara este momento? Te extrañe demasiado. ¿Cómo sabias que llegaría hoy?

Ella se separa de mi y empieza a ayudarme con mis cosas — Yo también te extrañe demasiado, no se, cuánto esperaste por este momento, solo se que no mas que yo. Y además soy tu mejor amiga se todo. Bueno, en verdad me lo dijiste hace unos tres meses. Es lo bueno de que tengas mala memoria.

Las dos nos dirigimos al auto de Estefany, y no podía ser otro que el auto favorito de su familia, Las Prados, de Toyota. Desde que eramos pequeña, ella siempre había soñado con tener ese tipo de autos.

Ella y yo vamos en su auto de camino a mi casa para dar la gran sorpresa a mi familia. En todo el camino, Estefany y yo, íbamos escuchando a nuestra banda favorita: Morat. 

Morat era mi banda favorita, luego le contagie eso a ella. De repente una canción en especifico suena, esa estúpida canción. Acuérdate de mi.

Cuando comencé a sentir algo por Gabriel, como buena acosadora, me enteré que le gustaba mucho Morat. Así que empecé a escucharlos y memorizar todas sus canciones. Sin saber, que luego de confesarle mis sentimientos, ese fuera mi refugio para poder sobrevivir a todo lo que vendría...

La canción comienza...

Quiero confesarte que ya tengo la certeza, de que tu recuerdo vive adentro de mi piel.

Tengo un corazón que está perdiendo la cabeza, porque se dio cuenta que ha caído ante sus pies.

Busco algún pretexto para acercarme a tu lado.
Sí me sale bien tal vez parezca accidental.

Por fin usaré todo el coraje que he guardado, para confesarte lo que nunca pude hablar.

Quiero convencerte.
Pero no quiero arriesgarme a perderte y que te quieras ir.
Porque siempre te miro, yo nunca se muy bien que decir...

Acuérdate de mi, por si tu corazón busca algún dueño,
O si quieres un beso en algún sueño.

O si quieres mas noches de las que no te den ganas de dormir...

Estefany reacciona y trata de cambiar de canción — Lo siento, yo no me acordaba.

La interrumpo — No, no la cambies —  una lagrima cae sobre mi mejilla.

Quizá podrán pasar 3 años pero, él no es de las personas que se olviden de un día para otro. Él es de las persona que te recuerdan a todo. Te recuerdan lo que es el amor, la amistad, la felicidad, la vida; y al mismo tiempo te enseña el dolor, la tristeza, la depresión, la muerte...

Estefany me interrumpe — ¡¡Llegamos!! — hay cierta emoción en su rostro.

La casa de mis padres es de un estilo moderno, muy diferente a como la recordaba, se ve más grande y más lujosa. No cabe duda que el haber invertido en la bolsa de valores fue una de las mejores ideas que ha tenido mi padre.

Al entrar por la puerta de la cocina para dar la sorpresa a mi familia, me encuentro con que toda mi familia y amigos más cercanos me esperan en la cocina.

— ¡¡Felicidades!! — mi mirada va en dirección a donde está parada Estefany

Ella me responde con una sonrisa acompañada de un — ¿Qué esperabas? Que no te hiciera una bienvenida como te mereces — corre hacia dónde me encuentro yo y me da un fuerte pero corto abrazo.

Luego de que todos los presentes me felicitaran, Estefany y yo vamos a mi habitación.

Mi habitación sigue siendo igual a como la deje solo que estaba más ordenada. Mi habitación es de un tamaño mediano pero tiene todo lo esencial, tiene una cama doble, aunque mi mamá insiste en que no es necesario una cama así de grande, mi hermana opina todo lo contrario. Recuerdo que cada vez que mi madre discutía eso, mi hermana me guiñaba un ojo, aunque sigo sin entender la referencia de ese guiño. Además de mi cama también tengo un escritorio en donde tengo muchos libros apilados de una forma muy ordenada, es muy extraño. No recuerdo haberlo dejado así de ordenado.

Me acerco a mí escritorio y encuentro una nota.

25 de abril del 2017

Sí, ya se que reaccione muy tarde, pero perdóname por ser un idiota. Aquí el único que debe disculparse soy yo...

Gabriel...

Esta nota fue dejada aquí justo un día después de irme. Estefany se acerca a mi y una expresión de sorpresa invade su rostro — Es de él ¿Cierto? — Yo solo asiento con la cabeza.

Guardo esa nota en el cajón del escritorio y me dirijo a la ducha sin prestarle mucha atención a mi mejor amiga, no es necesario voltearme para saber que esta aun en un estado de shock.

Después de unos 15 minutos salgo del baño y me voy a mi closet. Mi closet es como un cuarto aparte, de hecho mi cuarto es más pequeño que mi closet, es un poco raro lo sé, pero tengo demasiada ropa y en el armario original no cabía así que decide dejarlo como esta actualmente.

Salgo ya vestida con el vestido que mi madre me había dejado en mi closet. No soy gran fanática de utilizar vestidos. Pero para una buena ocasión nunca dudo en usarlo.

Es un vestido muy sencillo de color amarillo con pequeñas bolitas y tacones dorados. 

Estefany y yo bajamos las escalera riéndonos por algo que le conté. Al bajar nos encontramos a todos mi amigos y compañeros de la escuela y cuando digo todos son TODOS...

Nota de la autora: Bueno este es el tercer capítulo de "Quizá es Para Siempre"

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Quizá es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora