Un buen rato.

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—¿Bella...?

Aquella voz la tomó desprevenida haciendo que levantara de inmediato la mirada.

<<Mierda...>>

Tyler estaba parado enfrente de ella, su entrecejo estaba fruncido, preguntándose que estaba pasando. Isabella rogó por que su hermano no hubiera escuchado todas las profundidades que había dicho, se dijo así misma que estaría en graves problemas de ser así.

—Creo que yo mejor me adelanto. —dijo una Millie nerviosa. —Nos vemos.

Antes de que la pelirroja pudiera alegar, la castaña ya se encontraba alejándose de ella. Regresó la vista a su hermano menor y frunció el entrecejo.

— Tyler... ¿No se supone que deberías estar en clases en este momento?

— Técnicamente el horario de la clase terminó, así que deberíamos ir a la siguiente. — Ambos comenzaron a caminar por el pasillo. — Me parece que te conozco lo suficiente como para saber que estás molesta, ¿Todo bien en clases? — encaró las cejas — Tu nada mas dime el nombre del que te hizo enojar y voy a romperle la cara.

Isabella sonrió con diversión, no mentía al decir que sus hermanos estaban entrenados para matar a cualquiera que se le acercara. Se encogió de hombros y agitó la cabeza en negación.

— Un idiota sin importancia, no te preocupes que ya me he encargado del tema.

— Pues como tu digas hermanita. — sonrió — Tu sabes que cuando quieras golpeo a quien quieras, tu nada mas di rana y yo salto.

Isabella volvió a reír.

— Claró, te aseguro que serás el primero en quien pensaré.

— Eso espero. — sonrió con egocentrismo. — Bueno, nos vemos hermanita. — le acarició la cabeza — Nos vemos mas tarde.

— Por supuesto. — sonrió como respuesta.

Una vez perdió a su hermano de vista volvió a suspirar con pesadez. Arrastró los pies hasta la siguiente asignatura que le tocaba, igual de aburrida como lo había imaginado, y para la desgracia de la pelirroja, el rubio geocéntrico también entró al aula con una sonrisa de sofisticación. Isabella giró los ojos de nuevo.

— Después de lo de Artes creí que no te volvería a ver. — susurró Millie con total falta de inertes en la clase. —Pensé que te irías con tu hermano.

— Bueno, tengo responsabilidades con las cuales debo cumplir, así que desgraciadamente me tengo que quedar. — sonrió con diversión.

Las siguientes clases no cambiaron en lo absoluto, estaban iniciando el curso, así que la mayor parte de las clases se la pasaron haciendo presentaciones. Millie le dijo a Isabella que al dia siguiente las clases iban comenzar verdaderamente. Jace no le quitaba el ojo de encima mientras veía como la pelirroja se mordía el labio y jugaba con su lápiz mientras hacia garabatos en su hoja después de haber acabado los apuntes y entregar los trabajos. Con el paso de los dias, se había vuelto un delirio verla a todas horas cerca de la ventana, se embobaba con su rostro, el como su cabello le caía de un lado, lo undulado y brilloso que estaba, no había cruzado palabra con ella desde que la había respaldado en su primer clase, estaba pensando en alguna excusa para poder hablar con ella aunque fuera por un momento.

Pensó que era tan jodidamente hermosa e inteligente que le era imposible no sentirse atraído a ella, Isabella era todo en uno y esas endorfinas que le provocaba desde que eran tan sólo unos niños, simplemente se hacían mas grandes y placenteras.
Alcanzó a la pelirroja mientras salía con la castaña que se la pasaba pegada a ella como si de un chicle se tratara, se aclaró la garganta tratando de llamar su atención, su mano sujetó el hombro de la pelirroja, y en el momento en el que se volteó, una bomba de pintura roja con brillos y serpentina los salpicó.
La típica novatada en el instituto, Jace y Millie comenzaron a reír mientras se limpiaban el rostro, pero Isabella se quedó pasmada mientras se pasaba la punta de sus dedos por el rostro para después mirarlos, tragó duro mientras no dejaba de respirar rápidamente.

Si me amas... Adorarás a mis  hermanos. (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora