Te encontramos.

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Ya habían pasado dos meses desde que Jonathan había accedido a ayudarle a Isabella a saber la verdad sobre su pasado. Dos meses desde que las mentiras y engaños en la casa de los Fray habían crecido, amenazando con explotar en cualquier momento. Los pequeños momentos que todos pasaban entre risas y tranquilidad, eran momentos disfrazados de advertencias, aunque cada uno estuviera lo suficientemente inmerso en sus asuntos como para darse cuenta.

Harryson y Tyler corrían por la sala mientras Jonathan y Nicolás jugaban contra Marcus y Edward en la consola de videojuegos. A Isabella le parecía divertido, que a pensar de ser ya unos adultos, siguieran gritando y riendo como niños mientras jugaban. Christian no estaba en casa, estaba ocupado en algunos asuntos demasiado personales como para no decirles nada a los demás. Isabella pudo sentir su teléfono vibrar a su lado. Sonrió tomándolo, imaginando que su amiga le estaría mandando algún mensaje.

También había descubierto que después del éxito de la cita doble, ella y Larry se habían animado a volver a salir. Y ahora, ambos eran novios, aunque pusieran empeño en negar aquello. Isabella no era de las personas que creían que los amigos se besan todo el tiempo. Miró a los chicos cuando una llamada de su amiga llegó a su teléfono.

—Chicos, bajen la voz. —suspiró cuando ninguno le hizo caso. —¡Chicos!

Dándose por vencida, se levantó para salir a la parte trasera de la casa, contestó antes de que el tiempo de espera en la llamada terminara y sonrió al escuchar a su amiga.

—¿A que no sabes lo que acaba de pasar?

—¿Chismesito?

Por el tono de voz que su amiga demostraba, pensaba que era algo realmente importante para ella, una de las primeras cosas que le vinieron a la cabeza, fue que Larry hubiera hecho algo lindo por ella.

—Puede que a ti te lo parezca, pero para mi fue algo memorable.

Isabella rio bajo metiendo su mano a la bolsa de su pantalón y jugueteando con el pasto debajo se sus botas.

—Entonces cuéntame que pasó.

—Larry ha venido a hablar con Dereck, al principio creí que la casa iba a arder en llamas, pero me equivoqué, resulta que después de una hora de charla, Dereck le dio permiso de ser mi novio.

—Pensaba que ya lo eran.

—Si, pero eso mi hermano no lo sabe. Así que me complace informarte que Larry y yo, ya somos, formalmente, novios.

Isabella sonrió de oreja a oreja, le gustaba escuchar a su amiga feliz.

—Me alegra que las cosas les estén saliendo tan bien. —admitió.

—¿Y tu?

Isabella frunció el gesto.

—¿Yo?

—¿No tienes nada interesante que contarme? ¿Algo que pasara en tu vida?

—Bueno...

El tono que utilizó hizo que Milie soltara un chillido de emoción, por mero reflejo, la pelirroja se alejó el teléfono de la oreja y rio divertida. Cuando su amiga se calmó, pretendió continuar hablando.

—La verdad es que yo también tengo cosas que decirte, cosas muy personales, por lo cual, espero que entiendas que no puedo simplemente decirlo por teléfono. —pudo escuchar a su amiga suspirar con pesadez.

—Isabella Fray, eres sumamente reservada.

—Me gusta que mis asuntos personales sigan siendo eso; personales.

—Pues en ese caso, mañana, a la primera hora de la mañana, me presentaré en tu casa para saber lo que ha pasado con la vida de mi mejor amiga.

—Ya cuento con ello.

Si me amas... Adorarás a mis  hermanos. (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora