Por favor.

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Frío...

Eso es lo que la rodeaba en ese momento. Su cuerpo se estremeció mientras sus brazos se frotaban el uno al otro. Miró a todos lados queriendo saber donde se encontraba.

—¿Hola?

La risa de niños corriendo a un lado a otro la hizo girarse de inmediato. Una pequeña de cabello color zanahoria corría en su dirección. Isabella se quitó de inmediato temiendo que la pequeña fuera a caer.

—¡Tessa! ¡No es justo que salieras corriendo primero!

Otro niño, de cabello castaño y ojos marrones corría detrás de ella haciendo un esfuerzo sobre humano para alcanzar a la pequeña corredora.

—¡Me subestimaste! —la escuchó.

Isabella se giró siguiéndolos con la mirada. Frunció el entrecejo mirando a esa niña.

—Si me sigues ganando, estaré fuera de la lista y me sacarán del programa. —dijo el niño una vez llegó a la meta donde lo esperaba la pequeña pelirroja —¿Quieres que me expulsen de la agencia?

—No lo harán. Eres fuerte, Eros... Yo se que podrás con las pruebas de aptitud...

Isabella se incorporó de golpe en su cama. La respiración estaba agitada y su cuerpo temblaba con fuerza. Tragó con dificultad mirando a todos lados. La oscuridad de la habitación le recordó que todo había sido un sueño. Tragó de nuevo con dificultad quitándose el cabello de la cara. Su cuerpo dejaba ver una fina capa de sudor mientras temblaba. Respiró hondo varías veces aferrándose a ese sueño. Dobló sus rodillas pegando su frente a ellas y cerró los ojos tratando de calmarse.

—Eros... —murmuró.

Ahora tenía otra pista de donde buscar información. E iba a empezar por ese nombre.

—Eros Casasola. —dijo sin esforzarse en tratar de recordarlo.

***

Volver a despertarse llena de frustración no era algo que Isabella quisiera para toda su vida, al contrario, quería un poco de tranquilidad en casa, cosa que, obviamente, jamas tendría, no mientras siguiera viviendo con sus hermanos.

Cinco de la mañana...

Esa era la hora en se momento, sus hermanos ya tenían un desastre por toda la casa.

– ¡Bella..!– por quinta ves, en menos de tres minutos, Harryson corría de nuevo a su hermana – ¡Tyler me quiere embarrar chocolate! – lloriqueó escondiéndose detrás de ella.

– ¡Bella! – gritó Edward mirando a Jonathan que se encontraba en el segundo piso– ¡Le partiré la cara a tu puto noviete de mierda si no me devuelve al cargador para mi teléfono!

–¡El cargador es mío!

– ¡Lo necesito puñetas!

– ¡Bella...! – y ahora, por más sorprendente que fuera, era Nicolas quien pedía ayuda de su hermana al ver lo insoportable, pesado y difícil que se ponía uno de sus hermanos mayores –¡Marcus tiró el café..!

– ¡Bella...! – pidió Christian – ¡Dile a todos que se callen!

Isabella sentía que en cualquier momento la cabeza le iba a explotar, negó con frustración mirando a sus hermanos con los brazos cruzados, eran casi unos adultos pero mentalmente tenían seis años, todos ellos.

– ¡Puñetas! – miró a Edward pelear el cable de un cargador – ¡Dame chance culo!

– ¡¡BELLA!!

Si me amas... Adorarás a mis  hermanos. (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora