Ya se como terminará esto... Y no me quedaré a verlo.

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Isabella infló las mejillas retorciendo los dedos en su regazo, no iba a ser nada fácil expresar la incomodidad con respecto al asunto del por que se encontraban en casa de sus padres. Ni siquiera queria que sacaran el sobre que contenía su "contrato".

— ¿Te encuentras bien cielo? — cuestionó su madre.

Isabella levantó la mirada soltando el aire que retenía.

— Si, todo bien. — sonrió. — Es sólo que... Bueno...

Jonathan dejó de ponerle atención a los chicos para mirar a la pelirroja. Estaba completamente nerviosa por lo que sea que fuera a decir, cuando sus miradas se encontraron le hizo una seña para recordarle que respirara despacio, finalmente Isabella se sintió mas tranquila por ello, miró a sus padres llamando su atención.

— No estoy interesada y no quiero nada de lo que se supone que quieren darme en ese papel.

Todo el lugar se sumió en un silencio absoluto, las miradas de sus hermanos mayores fueron directo a ella que la veían como si le hubieran salido dos cabezas. Todos tenían una alta expectativa en ella, esperaban que fuera mas que todos ellos juntos, esperaban que ella pudiera tener una vida normal y fuera de todos los peligros en los que se encontraba para ese entonces.  Tronó sus dedos con nerviosismo cada vez que miraba a sus hermanos o padres, para ella significaba un enorme paso acceder a aquel acuerdo, la duda sobre quien era le taladraba la cabeza, últimamente se encontraba confundida al respecto de quien era en realidad, y no tenía ni idea de cual era su propósito en aquel familia.

– Yo no merezco nada de su dinero. Es dinero que ustedes año con año trabajaron. Sin en cambio... Yo... No soy su hija legítima y creanme que eso siempre lo he tenido muy presente. Yo puedo generar mis propios ingresos, no quiero que esto afecte la relación de familia que tenemos. Les agradezco mucho que piensen en mi, pero no recibiré ningún dinero, propiedad, acciones o algo que venga de ustedes.

Todo se quedó en silencio. Los demás ni siquiera sabían que decir ante la declaración de Isabella, era de su conocimiento que a ella nunca le gustó aquel tema de conversación, pero jamás imaginaron que se negaría aquel acuerdo que era de familia. Christian y Nicolas conocían el por que de aquellas palabras de su hermana, se miraron entre si sintiéndose afligidos por los pensamientos que, estaban seguros, Isabella tenía en ese momento. Christian se pasó la mano por la nuca y suspiró.

–A la oficina...

Fue lo único que dijo para ser el primero en girar sobre sus talones y comenzar a caminar al fondo de la sala cerca de las escaleras. Isabella apretó las manos en puños. Era hora de hablar en serio. Quería respuestas y las iba a obtener. No importaba el resultado de esa noche. La mano cálida del rubio la detuvo con delicadeza al pasar por su lado, mandando una corriente de adrenalina por todo su cuerpo. Levantó la mirada sorprendiendose por lo que encontró en la de él. Era el único que podia comprender el por que ella no queria nada de lo que no le correspondiera, ella quería poder crear su dinero o ganancias por su cuenta, no por alguien más.

– Todo va a estar bien.

Tal vez él era el único que podia ver a travez de ella con tanta claridad. Una vez al ando a los demás, se sentó en la silla de cuero cruzándose de piernas y tratando de mantener la calma. El mayor de sus hermanos la miró con seriedad.

—¿En que momento tomaste esa decisión?

— Ustedes lo saben a la perfección.

— Creí que habíamos quedado...

— No, no quedamos en nada, ¿Cuál es el problema en que no fuera aceptar el dinero?

— Bella... — habló Nicolas — ¿De nuevo regresaste con esos pensamientos?

Si me amas... Adorarás a mis  hermanos. (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora