Jece.

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Isabella se entretuvo mirando a los chicos que entraban a la clase, ninguno que no fuera como los típicos chicos que ya había visto antes, uno llamó su entera atención.

Entró al salón con dos chicos a lado, Isabella se mordió el labio sin ser consciente mientras seguía mirado al rubio que había entrado a la clase, su cabello tenía destellos por la luz del salón haciendo que se viera dorado, estaba perfectamente peinado hacia a un lado, sus ojos verdes jugaban con el ángulo de la luz, lo que hacía que en ocaciones se vieran azules o grises, su nariz era perfectamente simétrica cuando lo miró de perfil, sus labios delgados eran rosados mientras mantenía una sonrisa socarrona por algo que uno de los chicos a su lado había dicho, iba completamente vestido de negro con una cazadora arremangada hasta los codos.

Aquel chico de cabello dorado tenía algo que se le hacia familiar a Isabella, tal vez era la sonrisa de suficiencia y superioridad que le daba a los demás al pasar, giró los ojos por tanto egocentrismo pero no dejó de verlo, su mente comenzó rápidamente a tratar de descifrar que es lo que se le hacia tan familiar en aquel chico. Sin embargo, se puso colorada cuando se dio cuenta que lo estaba mirando descaradamente y la habían descubierto, miró a otro lugar de inmediato maldiciéndose por ser tan obvia.

– Te dije que podía darle desde lejos, siempre me subestimas Nick. – sonrió el rubio mientras le entregaba el pesado arco – El truco esta en creerte que eres el mejor, si no lo haces, jamás llegarás a serlo. – sonrió mirando a la pelirroja con su cuaderno de dibujo en sus piernas – ¿No es así, Isabella?

La aludida torció los labios, odiaba que le llamaran de esa manera, y mas si era él.

– Bella... – corrigió por enésima vez en el día.

El rubio soltó una carcajada divertida.

—Nos vemos chicos, me voy a mis clases de Ballet.

Guardó sus cosas para colgarse la mochila y alejarse de ese campo donde sus hermanos practicaban el tiro.

– Suerte... Isabella... – lo escuchó con burla detrás de ella.

No le quedó de otra que sacarle el dedo de enmedio mientras se alejaba.

Jace, su nombre era Jace, Christopher Jonathan Grey. Era el mejor amigo de Crhistian y Nicolás, un engreído como le llamaba Isabella, hace años que no se veían, ambos estaban estudiando en países diferentes, suspiró pesadamente al saber que sería con él con el que compartiría clase.

-¿Estás bien?-  Millie llamó su atención regresandola al presente. – De repente te pusiste antipática.

- ¿Se nota?

- Si.

Isabella hizo todo lo posible por mandar esos pensamientos al "Departamento de asuntos sin importancia" en el momento en el que la profesora entro al salón con su toque de amor.

- Buenos días alumnos, hoy tenemos a una nueva integrante - la mirada de la profesora fue directo a Isabella.

- Se refiere a ti - susurró la castaña, Isabella evitó poner los ojos en blanco mirándola con mala cara – Ve – susurró.

Esas eran las cosas que mas odiaba de los Institutos, Isabella odiaba que hicieran que se parara en frente para presentarse, eso era de mal gusto, ya no estaban en el preescolar.

- Preséntate por favor. – alentó la profesora con una sonrisa de lado.

Su mirada se encontró con la de el rubio que la miraba con cierta diversión, supo que la recordaba en ese momento.

Si me amas... Adorarás a mis  hermanos. (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora