En contra de lo que ella quería, sus ojos se llenaron de lágrimas. Eros se sintió estúpido por haberle preguntado aquello. Una parte de él no podía entender por qué su mente había proyectado aquel miedo. Uno horrible.
Tras un momento de silencio, Theresa lamió sus labios lista para hablar. No tenía caso alguno que fingiera demencia.
—Rainar. —sorbió la nariz —Era Rainar. —se pasó las manos por el cabello. —Era amigo de los chicos... Solo tenía catorce cuando abusó de mi.
Se cubrió la boca con una mano tragándose el amargo sabor que el recuerdo de había traído. Iba a vomitar. Se levantó caminando por la habitación. Tragó con dificultad.
<<Contrólate.>>
—Cuando Nicolás lo encontró encima de mi, conmigo en el suelo, sangrando, enloqueció. Lo molió a golpes, Rainar dijo que la herida sería un gran recordatorio de lo bien que la pasamos —siseó con amargura —A mi solo me recuerda lo débil que fui.
Eros se incorporó con lentitud.
—Tessa...
—No fue un miedo. —lo miró —Fue un recuerdo. Posiblemente el miedo sea que vuelva a ocurrir.
No había palabras para explicar lo que Eros sentía. Pudo ver, presenciar cómo violaban a la mujer que amaba. Pudo estar presente viendo todo lo que sufría. Estaba colérico.
—No volverá a pasar. —se apresuró a dar un paso a ella.
—Por supuesto que no. —sentenció la chica —No pasará de nuevo por que esta vez haré lo que debí de haber hecho. —respondió con amargura —Ya no soy débil. No dejaré que me vuelvan a lastimar.
Cerró los ojos controlando las inmensas ganas de romper en llanto, o de golpear a alguien.
Eros dio otro paso a ella y estiró la mano queriendo acariciar su pálida mejilla, esta se detuvo a unos centímetros del rostro de la chica. Se había recordado que no podía anteponer sus sentimientos. Por más que deseara hacer pagar a ese maldito cabrón. De hecho, él era un soldado, no debería de tener tiempo para ella. Pero estar con aquella chica rígida y terca valía toda la pena. Esa pequeña pelirroja había regresado a su vida para moverle el suelo y recordarle que, ante todo lo demás, antes de ser el mejor soldado en la agencia, era un ser humano con sentimientos.
Bajó la mano mirando a la chica frente a él. Esperaba que se rompiera en ese momento, que llorara o lo insultara por haberla metido en ese miedo. Fue todo lo contrario. Pensó que Theresa Ackerman se controlaba mejor de lo que él había imaginado. De hecho, era la única que lo había hecho hasta ese momento. Incluso el tuvo un momento de descontrol al salir de su primer miedo. Theresa estaba rodeada de cosas que él no comprendía en lo absoluto. Era como si ella no tuviera miedo a sus miedos.
Tenía demasiadas preguntas que hacer.
—Lo harás mejor a la siguiente. —habló con delicadeza.
Theresa levantó inmediatamente la mirada.
—¿Haré esto de nuevo?
Eros encaró una ceja y se sentó de nuevo en el banco frente a la computadora.
—¿Cómo esperas mejorar si no lo haces?
El rostro de la chica se endureció.
—No volveré a hacer eso.
—No hay opción. Si quieres pasar la prueba final para ser una de nosotros, tendrás que hacerlo, Tessa.
La aludida se sentó en la silla y pasó las manos temblorosas y pálidas por su cabello. Pudo sentir la ligera capa de sudor en su cuello. Cerró los ojos tratando de calmar el dolor punzante en las cienes.
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Si me amas... Adorarás a mis hermanos. (1)
Teen FictionRecuerdo a mamá abrochar mi cinturón de seguridad con las manos temblando, asustada. No comprendía que era lo que estaba pasando. Papá entra en el carro y mamá igual, ella es la copiloto, papá maneja a toda velocidad. Miró a mamá que me mira. - Pase...