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Theresa se detuvo en el pasillo que conducía a la sala de entrenamiento donde su instructor la esperaba, maldijo por lo bajo apretando las manos en puños al verse con su primo. Después de días ambos volvían a verse cara a cara. No era algo que llenara de ilusión precisamente a la joven. Noah se encontraba recargado en la fria y agrietada pared con total despreocupación. Vestía un conjunto negro que, Theresa debía admitir, se le veía bien, incluso si su cabello largo azabache se encontraba apuntando en todas direcciones, Noah Yeager seguía viéndose bien.

Apenas sus miradas hicieron contacto, Theresa dejó ver su antipatía por su familiar, aquello llenaba de diversión al joven.

—Como me gusta ver el efecto de felicidad en las personas apenas me presento ante ellas.

Theresa lo miró borde.

—¿Qué quieres? Necesito pasar. —señaló detrás de su primo.

Noah sonrió.

—Ah así... Que tienes que entrenar. ¿Cómo te va? Escuché que eres la que encabeza la fila.

—Por si nadie te lo ha dicho, es de mal gusto que estés de entrometido donde no te llaman, Noah.

—Es la primera vez que me llamas por mi nombre.

Theresa comenzaba a exasperarse.

—Noah, ¿Qué quieres?

El aludido encaró una de sus perfectas cejas.

—Eros tiene razón al decir que eres directa. —meneó la cabeza —Escuché que tienes relaciones en el mundo exterior. Me pregunto si estarías dispuesta hacer algo descabellado y loco.

En respuesta, la pelirroja fingió sorpresa.

—¿Y que te respondiste? No vallas a usar mucho tus neuronas porque no quiero hacerme cargo de tu muerte por derrame cerebral.

Noah se inclinó a ella sonriendo con satisfacción evidente.

—No dejas de sorprenderme, Tessa. —Theresa estaba apunto de dejarlo con la palabra en la boca, de no haber sido por las siguientes palabras no se hubiera quedado otro segundo con él— He escuchado hablar sobre dos personas que posiblemente tendrán respuesta para ambos.

Theresa frunció el gesto.

—¿De verdad me crees estúpida para creerte?

Noah se incorporó.

—Si tengo que decir la verdad, eres la persona más inteligente que conozco. —se encogió de hombros —Es complicado tomarte por sorpresa. Pero créeme cuando digo que esto va más allá de lo que podemos comprender.

—Si dejas de hablar sin llegar a ningún lugar puede que considere escucharte.

Noah meneó la cabeza.

—Lo siento. Trataba de hacerlo más dramático —Theresa giró los ojos. —No estoy seguro de esto, pero necesitamos encontrar a dos personas. No son peligrosas. —se apresuró a decir.

—¿Necesitamos? —negó con la cabeza —No me metas en tus asuntos, ya tengo suficientes con los míos.

Noah se apresuró a cortarle el paso a su prima al ver sus intenciones de irse.

—Tessie, por favor.

La joven arrugó el gesto.

—No me llames así nunca mas.

—Si esto no nos involucrara de forma paralela, no habría manera en que pidiera tu ayuda.

—¿El gran Noah Yeager no puede con algo?

Si me amas... Adorarás a mis  hermanos. (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora