Si me amas... Adorarás a mis hermanos. (1)

¿Quién soy?

El lugar donde se encontraban era sumamente grande. Isabella miraba a todos lados con asombro, cosa que trató de disimular con los chicos. El lugar era inmenso, con paredes cafés y matices negros y grises. Personas iban y venían con pequeños pedazos de plástico translúcido, se cuestionó que era aquello.

Iba detrás de Marcus, Edward, Harryson, Tyler y Nicolás. Ella u el rubio iban detrás.

—¿Qué se supone que es este lugar? —murmuró.

Su cabello pelirrojo aun seguía húmedo, desprendiendo un dulce aroma a lavanda que hace años, Jonathan había relacionado con ella.

—Esto, es mi agencia.

Isabella se detuvo abruptamente mirándolo con sorpresa.

—¿Cómo?

—Este es el instituto Grey, también utilizado como agencia, aquí entrenamos a los soldados para ir a cumplir con sus misiones.

—Pero, ¿Todo esto es tuyo?

Él asistió.

—Mis padres fueron fundadores de este lugar, nos asociamos con los Fairchild, pero al ser mi familia quien fundó el lugar, pasa a ser mío por ser hijo único.

Isabella asintió despacio.

—Hay mucho que tengo que aprender de este lugar.

Él la guió por el pasillo donde se encontraron con una enorme puerta.

—¿Porqué por fuera se ve como un edificio abandonado?

—De hecho, no lo es, pero con la tecnología avanzada que tenemos, es posible emitir frecuencias que el simple ojo humano no puede notar.

—¿Y como es que yo lo he visto incluso antes de saber que era un lugar abandonado?

—Nosotros que nacemos para esto, tenemos unas pequeñas variables genéticas. Algunas hacen falta despertarlas con una fuerte emoción.

—Eso explica por que las puedo ver. —él asintió despacio. —Interesante. Entonces, engañan al mundo real haciéndoles ver que esto está abandonado. ¿Utilizan hondas infrarrojas?

Jonathan sonrió orgulloso.

—Eres muy inteligente, Tess. —miró y señaló la enorme puerta frente a ellos —Es aquí.

—¿Qué es este lugar?

—Esta es la sala de juntas para los asociados y dueño. Aquí se ven cosas que son urgentes.

—Todavía no entiendo qué hago aquí—lo miró confundida. —¿Algo anda mal conmigo?

El rubio arrugó el gesto.

—Te digo que somos asesinos, y me preguntas si algo está mal contigo...

—¿Qué pasará dentro?

El aludido suspiró. Aquello él no se lo podía decir por más que quisiera.

—De acuerdo... —sujetó sus manos antes de hablar. —Tess, las cosas están apunto de volver a cambiar. Pase lo que pase, por favor escúchalos. ¿Lo prometes?

—Lo haré siempre y cuando dejen de mentirme. —parpadeó varias veces —Pero, ¿Qué pasa?

Jonathan la abrió la puerta. El cuerpo de Isabella se tensó tanto que sintió dolor en los músculos. Sus padres estaban frente la enorme mesa, y al rededor, sus hermanos.

—¿Mamá? ¿Papá?

Ambos se acercaron a su hija rodeándola con los brazos y murmurando lo felices que estaban de que ella estuviera bien. Isabella se alejó de ellos mirando a los demás.