Capítulo 2- Vida en casa

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Los chicos me miran perplejos y sorprendidos

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Los chicos me miran perplejos y sorprendidos. El primero en reaccionar es Lucas, quien se ríe y niega con la cabeza.

—¿Ah sí? ¿Cómo harás eso? —pregunta Lucas desafiante.

—Una apuesta. Si en tres meses logro enamorarla y hacer que sea mi novia, te probaré a ti y al instituto entero de que esa chica tiene un corazón que se puede derretir —digo. Lucas lo considera un momento.

—¿Qué te ganas tú de esto?

—¿Cuánto apuestas? —lo desafío igualmente.

—Mi reloj de plata y cien dólares —dice. Alzo una ceja.

—¡Oh! Esto me gusta. Yo también apuesto —comenta Harry.

—Igual yo. Aunque sé que no lo vas a lograr —asiente Keaton.

—¿Y tú, Spencer? —le pregunto.

—No lo creo. No tengo qué apostar —dice. Asiento y me vuelvo hacia Lucas.

—Bien, ¿listo para perder?

—A ver qué tal lo haces, Doolittle.

El almuerzo termina y me levanto de la mesa, echándole un vistazo a mi horario. Biología sigue. Sigo a Spencer hasta el salón y él continua hacia su clase correspondiente. Entro al aula, me presento a la maestra y tomo el único asiento libre, el cual está junto a la Belleza. Le doy una sonrisa y una vez más ella me ignora. Pongo una mano en mi boca para verificar mi aliento. Fresco, gracias a la menta que me eché a la boca después de terminar el almuerzo. La clase comienza e intento poner toda la atención que tengo.

Las siguientes clases son iguales. Tengo literatura con Kriztyn y francés con Spencer y Lucas. Cuando el último timbre suena me despido de los chicos y me dirijo a la cancha por las pruebas de soccer. El entrenador se presenta y le da la palabra a un chico de cabello marrón y ojos miel. Los reconozco de inmediato. Es el chico que vi junto a Kriztyn.

—Buenas tardes a todos y bienvenidos a las pruebas de soccer. Me llamo Alexander Duff y soy el capitán del equipo —se presenta el ojos miel—. Comenzaremos estas pruebas con algunos penaltis con nuestro portero, Michael Harris.

Las pruebas comienzan y es como si la mayoría de los chicos que intentan entrar al equipo no supieran lo que hacen. Yo soy el último en la fila, así que escucho con toda claridad la conversación entre Alex y el entrenador.

—Esto es un desastre. Todos los años es lo mismo. Sigo sin entender por qué tenemos que hacer estas pruebas.

—Porque los chicos van y vienen. Tenemos que darle una oportunidad a los nuevos. Además el año anterior encontramos a Carlos —dice el entrenador.

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