Capítulo 53- El peor día de mi vida

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¿Adivinen quién se cansa primero de bailar? Así es, yo

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¿Adivinen quién se cansa primero de bailar? Así es, yo. Hacía rato que me había cansado, pero quería aprovechar cada canción lenta. Fue divertido, pero ya mi cuerpo no puede más. Paso un rato sentado, viendo a Kriztyn bailar con sus amigas. Mis ojos se pierden en cada movimiento de su cuerpo. Disfruto verla bailar, pero sobretodo me alegro que se esté divirtiendo. Me llena ver la sonrisa en su rostro y deseo que permanezca ahí por un largo tiempo.

Beber demasiado ponche hace efectos en mi sistema, por lo que mi vejiga llama a gritos el baño. Después de hacer mis necesidades, estoy por regresar a la fiesta cuando escucho a dos jóvenes hablando. No es de mi incumbencia su conversación ni lo que sea que estén haciendo, pero cuando escucho su nombre mi atención inmediatamente se desvía hacia los jóvenes. Las voces me guían hasta el armario del conserje y escucho con atención.

—Esto es ridículo —dice una de las voces. Es masculina y se me hace conocida—. Sabes que Kriztyn es inteligente y se dará cuenta enseguida. Ella sabe que no es verdad.

—No me interesa. Para eso estás tú —replica la otra voz, una que conozco bien: Rachel Ford.

—Dijiste que si no funcionaba, lo ibas a dejar así, y no lo has hecho. Ya me harté y no quiero seguir con esto.

—Escúchame, Ben, si te vas ahora...

¡¿Ben?! Sabía que ese maldito se traía algo entre manos.

—¿Qué? ¿Qué vas a hacer? Esto se ha salido de control y no quiero seguir haciendo tu sucio trabajo.

Hay silencio por unos segundos y luego escucho el sonido de la perilla siendo girada. Rápidamente me escondo tras una columna para enfrentarlo cuando pase. No me importa que sepa que los estaba espiando. Solo quiero saber qué se trae con Kriztyn.

Escucho sus pasos acercarse hacia donde estoy y entonces lo veo pasar, pero antes de que siga de largo, hablo.

—¡Qué interesante! Sabía que algo andaba raro contigo. Por eso no me dabas buena espina.

Él se gira y me mira sorprendido, alarmado incluso.

—¡Doolittle! —exclama.

—Así que basta de estupideces. ¿Qué te traes con mi novia? —lo interrogo, cruzando mis brazos sobre mi pecho.

—Nada. De verdad —asegura. Alzo una ceja.

—¿En serio esperas que me crea eso?

—No lo sé, pero es la verdad —noto que está bastante nervioso y mira hacia todas partes excepto a mí.

—No confío en ti y la única razón por la que no te he dado un buen puñetazo todavía es porque Kriztyn y tú son amigos —digo mientras me le acerco poco a poco—. Lo tolero, porque no soy un novio tóxico que le prohíbe a su novia tener amigos. Sin embargo, ya me harté —me detengo, de manera que estamos frente a frente y lo miro directo a los ojos—. Quiero que establezcas el más mínimo contacto con ella, no importa cuál sea. Un paso en falso y sabrás quién es Bryan Doolittle.

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