Anoche no dormí nada por estar pensando en lo que haría para enamorar a Kriztyn. Después de tanto pensar se me ocurrió que pidiéndole una cita sería efectivo y una buena manera de comenzar. O quizá empezar siendo su amigo; ese es el plan B.
Hago mi rutina mañanera y procedo a vestirme. Elijo mi atuendo analizando todo. Me decido por una camisa negra, pantalones azules oscuros y tenis negros. Sin ganas de peinar mi cabello, decido ponerme una gorra. Alrededor de mi cuello coloco mi preciada cadena de plata que mi mamá me regaló cuando cumplí quince. También me pongo colonia, tomo mi mochila y bajo a la cocina.
—Buenos días, mamá —la saludo besando su mejilla.
—Hola, cariño —dice ella tomando un sorbo de su café.
Me sirvo mi desayuno y me siento frente a ella en la mesa.
—¿Cuál es la sorpresa que me tienes? —pregunto recordando lo que me dijo anoche.
—Ah. ¿Te acordaste? —asiento sonriendo— Bueno, el próximo año comienzas la universidad y obviamente necesitamos dinero para pagar tus estudios, así que pensé que podría conseguirte un trabajo. Mi jefe en el hospital es el dueño de una disquería en el centro comercial. Hablé con él y dijo que tiene un puesto vacante en el negocio y que encantado te daba el trabajo.
Escupo todo el jugo de naranja de mi boca hacia el suelo al escuchar lo que acaba de decir. ¿Me consiguió un trabajo? No que no lo aprecie, pero pudo haberlo consultado conmigo primero.
—¿Qué? —la sorpresa es evidente en mi voz—. ¿Por qué hiciste eso?
—Si hubiera sido por ti, vivirías apegado a mí toda la vida.
—Pero no lo consultaste conmigo. ¿Qué tal si no me gusta?
—Te gustará. Es una tienda de música.
Me trago mis palabras. No tiene caso discutir con ella, siempre tiene la razón. Las madres son así y la mía no es la excepción.
—¡Mamá! —grita Shane bajando las escaleras y entrando a la cocina—. No puedo amarrar mi corbata.
El muy mocoso comienza su escuela hoy, ya que ayer tuvo una pequeña indigestión y por eso no pudo ir. Su escuela usa uniforme, el cual lo hace lucir formal. Mamá le arregla su corbata y él se sienta en la mesa.
Termino mi desayuno, me despido de mi familia y voy al garaje por mi motora. Me pongo el casco y arranco hasta la escuela. Al llegar no veo estacionamiento, por lo cual sin más remedio aparco detrás de un Audi RS8 negro. Me bajo y nada más lo hago quince chicas, por lo que puedo contar, se arremolinan a mi alrededor. Les doy una sonrisa y puedo jurar que la mayoría mojaron sus bragas.
No me sorprende, estoy acostumbrado a llamar la atención del sexo femenino a donde quiera que voy.
Tengo que quitarmelas de encima, así que les doy un lápiz mío. Una chica rubia lo toma y todas las demás la persiguen corriendo. Rodeo los ojos y entro al instituto.
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Atracción Ilícita
Novela JuvenilBryan Doolittle está de vuelta en Carolina del Norte, listo para empezar desde cero. En su primer día de clases se topa con una chica que lo detesta con tan solo verlo, lo que lo toma desprevenido, pues siempre ha tenido popularidad con las mujeres...