Bryan Doolittle está de vuelta en Carolina del Norte, listo para empezar desde cero. En su primer día de clases se topa con una chica que lo detesta con tan solo verlo, lo que lo toma desprevenido, pues siempre ha tenido popularidad con las mujeres...
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Camino hacia el estacionamiento y estoy por montarme en mi auto cuando escucho que llaman mi nombre. Alzo los ojos y veo a Ben caminando hacia mí. Me sorprendo. Pensé que había dicho que necesitaba tiempo.
Él llega hasta mí y se pasa una mano por su cabello anaranjado.
—Solo quiero desearte feliz Navidad y año nuevo. Espero que la pases bien —dice y me da una sonrisa de boca cerrada.
—Oh, gracias. Igual para ti —digo, sonriéndole de igual forma.
—Gracias. Eso era todo. Este... Ya me voy. Adiós —se despide, moviendo su mano. Hago lo mismo y subo a mi auto.
~*~
—No estás hablando en serio —digo. Leslie asiente.
—Muy, muy en serio, primita. A Irvin le pegó tan fuerte la gripa que no se puede levantar de la cama siquiera —explica. Me paso las manos por la cara, sin saber qué hacer.
—¡Maldición! ¿Ahora qué vamos a hacer? Pronto vienen las ventas de Navidad y esto se va a llenar —digo y luego suspiro mientras me siento frente al escritorio de la oficina.
Qué buen momento para enfermarte, Irvin, pienso, aun cuando sé que no es su culpa.
Faltan casi dos semanas para Navidad y el centro comercial se va a llenar la próxima semana con cientos de clientes que dejan sus compras para último momento. Sin embargo, no sé qué vamos a hacer esta vez. Irvin está enfermo y la madre de Nina ha sido internada en el hospital. Nada está yendo como yo pensaba.
—Tengo una idea —anuncia mi primo tomando asiento frente a mí—. ¿Qué tal si le das el resto de los días a Bryan? Es la única opción que nos queda. Será temporal, en lo que Irvin se recupera.
—Pues, suena bien —digo. Pasaremos menos tiempo juntos, pero así tendré otra excusa para venir aquí—. ¿Se lo informas tú?
—Claro. Por cierto, hay que hacer otra orden nueva. El disco de Drake ya se agotó.
—¡Qué! —exclamo—. Pero si pedimos una orden el jueves pasado —le recuerdo sorprendida. Leslie se encoje de hombros.
—Sí, pero ya se acabó.
—Está bien. Pido la orden ya mismo.
Leslie asiente y sale de la oficina. Paso la siguiente hora revisando y haciendo órdenes de discos. Luego que ya he hecho todo lo que vine a hacer me despido de mis amigos y conduzco hasta casa.
