Capítulo 18- Los chicos arruinan todo

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La fiesta de Ben está buena, al menos no es salvaje

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La fiesta de Ben está buena, al menos no es salvaje. Todo el instituto parece estar aquí. No soy una persona fiestera, pero Sofía no paraba de rogarme a que fuera, porque no quería estar sola. Más luego Ben no paraba de mandarme mensajes pidiéndome ir. Así que aquí estoy. Claro que Sofi vio a Sean en cuanto llegamos y pues, me dejó sola. Pero eso no es lo peor. El idiota de Bryan tenía que aparecer.

Es que no puedo creer que haya accedido a tomar algo con él. No sé ni qué estaba pensando.

—Dame un shot de vodka —le pide Bryan al barman. Este lo prepara y se lo tiende—. Para ti —me lo entrega—. Bebe con cuidado. Si te lo tomas de un tirón, puede que te emborraches.

Observo el vasito. La bebida es rosa burbujeante. Llevo el vaso a mis labios tras un titubeo y le doy un sorbo. El líquido baja por mi garganta, quemando todo a su paso. Hago cara de asco.

—¿Y bien? —pregunta Bryan.

—Sabe asqueroso —digo y él se ríe.

—Pronto te acostumbrarás. ¿Quieres bailar?

Di que no, Kriztyn. Di que no.

—Solo una canción —acepto mientras él se levanta y extiende su mano hacia mí.

La tomo dubitativa y nos dirigimos a la pista. Suena una canción medio lenta. Él pone sus brazos a mi alrededor y yo pongo mis manos en su pecho para tener un poco de distancia entre nosotros. Lo miro y me pierdo en el azul de sus ojos. Son tan bonitos, brillantes y claros como el cielo. Son de esos ojos que te quedas contemplando por horas, si es posible.

No me he dado cuenta de que la canción ya ha terminado y que aún sigo embobada mirándolo. Me sonrojo de vergüenza al instante. El muy idiota suelta una risita.

—¿Qué estabas pensando que te sonrojaste? —pregunta. Hay diversión evidente en sus orbes azules.

—Nada, idiota —respondo, golpeándolo en el brazo.

—Está bien. No te enojes.

Lo miro mal y cuando me dispongo a alejarme de él, me toma del brazo suavemente.

—No te vayas. Hagamos algo. Solo por esta noche olvidemos que nos llevamos mal. Vamos a divertirnos y dejemos nuestras diferencias a un lado. Por favor —me pide, pero vacilo. No confío en él, en ningún mujeriego de hecho. Tal vez lo esté juzgando sin conocerlo, pero simplemente no puedo evitar pensar en su reputación. Su naturaleza es mentir.

—Está bien, pero ya sabes lo que pasará si intentas algo —le advierto de nuevo.

~*~

A lo largo de la noche nos hemos pasado hablando y riéndonos. Bryan es divertido o quizá aparenta serlo. No puedo dejar de desconfiar en él. Algo no me cuadra; esconde algo, lo sé. Sin embargo, no sé con precisión qué es.

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