Capítulo 54- La boda

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Odio a las perras y aún más a las perras que se meten con lo que es mío

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Odio a las perras y aún más a las perras que se meten con lo que es mío. Esas sacan lo peor de mí, liberan una parte de mí que se esconde en el lugar más profundo y oscuro de mi ser. Me ponen tan furiosa, como si fuese un volcán apunto de hacer erupción. En este momento me siento así.

Le doy a la maldita pelirroja una mirada penetrante y mortal, con la esperanza de que llegue a su cabeza lo enojada que estoy. Por suerte ella tiene cerebro y hace lo correcto al alejarse de mi novio. Me mira con la boca abierta y ojos grandes.

—Lo... Lo lamento. No sabía que tenía novia —dice y no puedo creer cómo se atreve a tomarme por estúpida.

—¿Crees que soy estúpida o que no poseo sentido de la audición?

—No. No quise...

—Mira, perra, te veo de nuevo intentando seducir a mi novio y juro que te reportaré con la policía por acoso. ¿Entendido? —le advierto y ella asiente repetidas veces—. Bien. Ahora, tienes 3 segundos para largarte de mi vista. Uno, dos...

Ella prácticamente se va corriendo. Enfoco mi atención sobre Bryan, aún con la expresión molesta. Él da un paso hacia mí y sonríe, pero lo detengo con mi mano.

—Guardatelo. No hubiera sido tan difícil haberla alejado.

—Lo intenté, pero no quería ser grosero.

—No me digas —alzo una ceja.

Él da otro paso y acaricia mis brazos.

—Relájate, nena —me dice y lo intento, respirando hondo—. Así que, vuelvo a ser tu novio, ¿eh? —añade, lamiendo el lugar donde está su piercing.

—No empieces. Lo dije para que se largara.

—Lo sé —replica y luego me guiña un ojo, sonriendo maliciosamente. Mis labios se curvan en una sonrisa sin quererlo. Este hombre.

—Como sea, no estoy aquí para esto. Estoy aquí porque tengo que checar con Leslie el reporte semanal, y también quiero preguntarte algo.

—¿Qué cosa?

—Sucede que el domingo es la boda de mi prima y quería saber si quisieras acompañarme. Será algo pequeño, ya sabes, mi familia, la familia del novio, algunos de sus amigos. ¿Qué dices?

—Me encantaría.

—¿De verdad? —pregunto, pues no me esperaba que dijera que sí.

—Sí. Es decir, no dejaría pasar la oportunidad de estar más tiempo contigo y también conocer a tu familia.

—Igual yo. Te pasaré los detalles por mensaje de texto. Ya tengo que irme —digo, besando su mejilla.

—Está bien. Yo también me voy, Spencer me está esperando. Ha sido un día largo. Estoy agotado.

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