Bryan Doolittle está de vuelta en Carolina del Norte, listo para empezar desde cero. En su primer día de clases se topa con una chica que lo detesta con tan solo verlo, lo que lo toma desprevenido, pues siempre ha tenido popularidad con las mujeres...
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Golpeo el suelo con mi pie, impacientemente, mientras miro el reloj en la pared. Creo que nunca he estado tan ansiosa por que una clase termine como lo estoy ahora. Mis motivos son simples: hoy las clases solo duran hasta el medio día, porque el equipo de baloncesto va a jugar en Rockinville y pasaré el resto de la tarde con los Doolittle en el zoológico. Aunque ver animales es divertido, también quiero pasar tiempo con Bryan.
55... 56... 57... 58... 59...
El timbre suena, anunciando la libertad. Guardo mis cosas en mi mochila, me despido de Alex y salgo disparada del salón, para nada porque luego me estrello contra el hombro de alguien.
—Lo siento. No vi por dónde estaba... —comienzo a disculparme, pero me detengo al ver a la persona con la que tropecé.
Ben.
Desde que Bryan y yo empezamos a estar juntos, Ben y yo no hemos hablado. Al principio estaba molesta con él por reprocharme sobre mi decisión de estar con Bryan, pero ya se me pasó. Siento que le debo una disculpa, aunque él me la debe a mí, pero solo por esta vez haré las pases con él.
—Está bien. Yo tampoco vi por dónde iba —responde y retoma su camino, pero lo detengo.
—Yo solo quiero decirte que lo siento. No debí responderte de aquella manera, Ben, y...
—No hagas eso —dice y frunzo el ceño, confundida—. No pretendas que todo está bien cuando claramente no lo está. Te dije que no me dieras falsas esperanzas y eso fue justamente lo que hiciste.
—Yo no...
—Me besaste, Kriztyn. Dejaste que te besara. No sabes cómo me siento al darme cuenta de que me estabas usando para negar lo que sentías por ese idiota. No es un sentimiento bonito, ¿sabes?
Oh Dios.
Un sentimiento de culpa me arrasa. Tiene razón; lo estuve usando inconscientemente. Pensé que me gustaba Ben y nunca pensé en usarlo.
Bajo la cabeza, apenada, y juego con mis manos.
—Lo siento. Nunca quise hacer eso —digo y luego alzo la mirada—. Pero podemos seguir siendo amigos... si quieres —ofrezco. Puede que no me guste en realidad, pero nos divertimos y la pasamos muy bien juntos. Ben es un gran chico y no quiero perder su amistad.
Él se pasa una mano por su cabello anaranjado y suspira. Luego alza su vista hacia la mía.
—Necesito más tiempo. Estoy muy dolido ahora, Kriztyn —dice y yo asiento, comprendiendo su decisión—. Pero solo espero que él te trate bien, como yo lo habría hecho y si a quien quieres es a él, no puedo hacerte cambiar de opinión. Hasta luego, Kriztyn —dice para luego seguir su camino.
