Capítulo 41- El amor nunca es justo

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Dedicado a v_san06, ahwjnwiwks y a michelleluis535. ¡Qué lo disfruten, amores!

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Levantarse temprano es una tarea pesada y más cuando es lunes y tienes que ir a la escuela

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Levantarse temprano es una tarea pesada y más cuando es lunes y tienes que ir a la escuela. Las clases comenzaron el viernes pasado, pero hoy es cuando todos caen en cuenta oficialmente. Las vacaciones pasaron tan rápido, necesito más.

Estaciono mi auto al lado del auto de Sofía y me bajo al mismo tiempo que ella. Me echo la mochila al hombro y me le acerco para saludarla.

—No me digas que has estado todo este tiempo ahí dentro esperándome —le digo.

—Algo así, pero no me puedes culpar. Sean tiene cita en el dentista hoy, así que no va a venir —dice la pelirroja.

—Qué suerte tiene —murmuro para molestarla. Ella empuja mi hombro con el suyo.

—Cállate, ¿quieres?

Sonrío mientras entramos a la escuela. Nos detenemos frente a mi casillero, ya que tengo que sacar mi libro de matemáticas. Saco mi cartuchera de lápices para echar en mi mochila unos cuantos.

—¡Cuidado! —grita alguien detrás de mí y luego siento un fuerte golpe en mi espalda que me empuja hacia el frente y me hace soltar la cartuchera.

Me giro molesta y me encuentro con un balón de baloncesto a mis pies. Un muchacho que parece ser de primer o segundo año se acerca a mí y yo recojo la pelota del suelo.

—¿Cuál es tu problema? ¿Acaso crees que el pasillo es una cancha? —le reclamo antes de que diga cualquier cosa. Él niega con la cabeza rápidamente.

—N-no. Lo siento. No me dio tiempo de a-a-atraparla —se disculpa.

—No me interesa. Ten más cuidado, niño —espeto, golpeando su pecho con la pelota con más fuerza de la que pretendía.

Él asiente y se larga. Gruño mientras me inclino para recoger mis lápices esparcidos por el suelo.

—Tienes que dejar de ser tan ruda —me dice Sofía.

—Cuando los cerdos vuelen —respondo y ella suspira.

Estúpido niño con su estúpida pelota.

—¿No crees que algo le pasa a Alex? —inquiere Sofi y yo alzo la cabeza para mirarla.

—Sofi... —comienzo. Ya me tiene harta con este tema.

—No, escúchame —pide—. El jueves cuando Spencer nos invitó a patinar en hielo lo noté raro. Un poco deprimido a decir verdad.

Me encojo de hombros mientras coloco mi cartuchera dentro de mi casillero.

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