Dedicado a jowy-22 por haber sido la primera en responder la pregunta del apartado anterior. Qué lo disfrutes, al igual que todos los demás.
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—Bryan —escucho que me llama una voz a lo lejos. Gimo. No me quiero levantar—. Bryan —sigue llamándome y vuelvo a quejarme—. ¡Por Dios, Bryan! Despierta.
Siento algo golpear mi abdomen, por lo que abro los ojos al instante y me incorporo. Muchas cosas pasan por esa acción. Uno, un dolor punzante me recorre la cabeza; dos, mis ojos arden por los rayos de sol; tres, me encuentro sentado en el piso; y cuatro, mi rubio amigo me mira como si fuera mono de circo.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo entraste? ¿Dónde está Shane? —lo ataco con preguntas.
—Demasiadas preguntas. ¿Qué hago aquí? No contestabas tu celular y me preocupé. ¿Cómo entré? La puerta estaba abierta y por si no recuerdas, tu hermano está con Jeff —contesta.
Lo único que se me queda en la mente es el hecho de que dejé la puerta abierta.
—¡¿Cómo que la dejé abierta?! —pregunto alterado.
—Así estaba cuando llegué. ¿Por qué dormiste en el suelo?
Entonces todos los recuerdos de anoche caen sobre mí como una avalancha. Yo estacionando el auto en el garaje, abriendo la puerta, caminando a la cocina, tomando un vaso de agua y finalmente todo se volvió negro. Vaya, qué nochecita.
—¡Ugh! Cállate —gruño, levantándome del suelo.
Auch. Me duele todo el cuerpo y la cabeza. Necesito una aspirina.
Spencer sigue mirándome y yo frunzo el ceño. Estoy gruñón esta mañana y cualquier cosa, por más insignificante que sea, me pone peor.
—Deja de mirarme como si tuviera algo en la cara. Maldición.
—Es que en realidad tienes algo —dice, su expresión seria.
—¿Qué? ¿Qué tengo? —corro de un lado a otro buscando un espejo, sin éxito alguno—. ¡Spencer!
—Ojos, nariz y boca —y se ríe como loco. Molesto, le tiro un cojín del sillón.
—Maldito rubio.
Subo las escaleras hacia mi cuarto y tras unos minutos ya me encuentro más presentable. Spencer lleva varios minutos sentado en mi cama y su silencio me está desesperando.
—Realmente solo vine para decirte que hay una carrera de motos al medio día, por si te interesa —dice finalmente.
—Sabes que no he ido a una carrera en tres años. Tal vez ya he perdido mi toque —le recuerdo.
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Atracción Ilícita
Ficção AdolescenteBryan Doolittle está de vuelta en Carolina del Norte, listo para empezar desde cero. En su primer día de clases se topa con una chica que lo detesta con tan solo verlo, lo que lo toma desprevenido, pues siempre ha tenido popularidad con las mujeres...