Capítulo 9- Mi hermano

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Estoy molesta

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Estoy molesta. Oh, sí que lo estoy.

Este año escolar comenzó bien, de hecho, demasiado bien. Luego dos semanas después este idiota llega. Cuando tropecé con él supe al instante que era problemas. Lo admito, es guapo, tiene unos ojos azules claros que son tan bonitos, pero es igual a todos los demás. Sé lo que planea, pero no soy ninguna tonta y este al igual que Keaton aprenderá su lección.

Meterse con Kriztyn Rodríguez es una mala, horrible y pésima idea. Significa muchas visitas a la enfermería y quizá quedar estéril en el futuro.

Los Doolittle son unos sinvergüenzas. Su hermanito es igual a él. Seguramente Bryan le dijo a su hermano que le dijera a mi hermana eso.

Quiero matar a Alex. El muy estúpido de mi amigo no me dijo que el idiota está en el equipo de soccer. Y a mi padre también lo quiero matar. Le dio el empleo a Bryan sin consultarme.

La cereza del pastel es lo ocurrido esta tarde. Es que, ¿cómo se atreve a besarme? Sí, el chico sabe besar y besa rico, pero no tenía derecho a hacerlo. Se mereció lo que le tocó, ¿quién se cree que es?

Cuando llegué a casa le recriminé a mi padre lo del trabajo de Bryan. Me dijo que su madre se lo había pedido y mi padre siendo tan buena gente le dijo que sí. Aún así estoy enojada porque no lo consultó conmigo primero.

Estoy encerrada en mi cuarto leyendo. El timbre de la casa suena y mi padre me informa que Alex está aquí. Bajo, abro la puerta y él me sonríe. Lo miro seria y le cierro la puerta en la cara. No tengo ganas de hablar con él.

—Kriztyn, no trates a tu mejor amigo así —me regaña papá. Abre la puerta de nuevo—. Alex, lamento eso. Pasa.

Me siento en el sofá a ver televisión. Alex se sienta a mi lado mientras me explica lo que pasó en las pruebas de soccer. Habla como cotorra y su voz me está sacando de mis casillas.

—¡Ya cállate, Alex! ¡Cállate! —le grito.

Me levanto del sofá molesta de veras y voy a la cocina por algo de tomar. Marina, el ama de llaves, está ahí preparando la cena. Abro la nevera y saco una botella de agua.

—Te dije que lo sentía, caramelito. En serio, no sabía que te llevaras así con él. Sólo intentaba ser amable invitándolo a nuestra mesa —dice Alex detrás de mí.

—¡Por Dios, Alex! ¿Por qué será que ustedes los hombres no entienden nada? —pregunto exasperada, enfrentándolo—. El muy idiota se aprovechó de mí.

—¡Tú siempre exageras todo, Kriztyn!

—Esta vez no estoy exagerando. Me besó y me tocó, Alex.

—Ay, por favor. No creo que Bryan sea el tipo de chico que haga esas cosas —dice bufando.

—¿Te dejas llevar por las apariencias? No lo conoces —señalo.

Atracción IlícitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora