Capítulo 21- El juego y una sorpresa

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Hoy es el día del juego

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Hoy es el día del juego. He practicado toda la semana y estoy más que listo. Nosotros, Los Pumas, competiremos contra Los Osos de Rockinville. Según me han contado mis compañeros, son nuestros archienemigos. Para mí es estúpido.

Aparte de todo, tengo un plan perfecto para hacer que Kriztyn me diga que sí a esa cita. No se podrá resistir.

Me encuentro en los vestidores con los demás, preparándome. Estoy muy listo para patearles el trasero a todos. Shane está en las gradas con Spencer y los chicos. Mamá no pudo venir por el trabajo, así que me dejó a Shane a cargo.

—Recuerden: sigan el plan de juego; nada de improvisar. ¿Entendieron? —repite Alex por quinta vez.

—Entendemos, Alex —interrumpe Michael—. Ni que fuera una misión secreta —rueda los ojos.

—No quiero que perdamos. Odio a Rockinville. Se creen los mejores solo por sus bonitos autos, chicas y la gran piscina que poseen —continua el moreno. Me le acerco y descanso mi brazo sobre su hombro.

—Bueno, después de este juego, Rockinville me la puede chupar —sentencio y ambos ríen.

—Yo también me apunto —comenta Harry, quien también es parte del equipo.

Todos nos reímos y entonces veo a Kriztyn caminando hacia nosotros con Sofi y Sean. Se ve hermosa con esa blusa deportiva que tiene el apellido y número de Alex en la parte de atrás. Su cabello está cubierto por una gorra y no lleva maquillaje, lo que la hace ver mucho más linda que de costumbre.

Doolittleeeee, me reprende mi consciencia.

Está bien, ya dejo de admirarla.

—Buena suerte, estúpido —le dice Kriztyn a Alex.

—Gracias, Krizty —responde él—. Bueno, chicos, el partido comienza en tres minutos —nos informa.

Todos salen del vestidor y la castaña y yo nos quedamos solos.

—Entonces, ¿viniste hasta aquí para darme el beso de la buena suerte? Creo que me vendría bien —digo. Ella ríe sarcástica.

—No me hagas reír. ¿Darte yo ese beso? Primero prefiero besar a un sapo antes que a ti —contesta y yo coloco una mano sobre mi corazón.

—¡Auch! Duele, mi ego se ha roto —digo dramático—. Aunque, sí sabes que los sapos son príncipes hechizados, ¿verdad? Siendo así, ya has besado a un sapo, nena.

—Depende de la perspectiva. Pero claro, todos fingen ser algo que no son. Algunos solo viven en una burbuja perfecta y son felices con lo que está dentro de su burbuja.

Se encoje de hombros y se retira, dejándome con la palabra en la boca. Esta chica no deja de sorprenderme.

—Bryan, ya ven —me llama Alex para que salga al campo.

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