Bryan Doolittle está de vuelta en Carolina del Norte, listo para empezar desde cero. En su primer día de clases se topa con una chica que lo detesta con tan solo verlo, lo que lo toma desprevenido, pues siempre ha tenido popularidad con las mujeres...
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Pasamos el resto de la tarde en la cascada, hablando y robándonos besos. Por más que yo insista, mi hermosa castaña no quiere meterse al agua, así que decido meterme yo sólo y jugarle una broma. Estoy bajo el agua por lo menos un minuto, ya que puedo mantener muy bien la respiración, y en cuanto veo su silueta en la orilla salgo a la superficie. Sin darle tiempo a decir nada, la tomo por la muñeca y la jalo conmigo al agua. Ambos salimos a la superficie y ella me salpica con agua.
—¡Bryan! —me regaña—. Te dije que no tengo ropa para cambiarme.
Le sonrío como un tonto.
—Tengo ropa mía extra en el auto —digo.
—Además, el agua está fría —vuelve a quejarse.
Me acerco a ella, pero se aleja y nada hasta la orilla. Sale del agua, su blusa mojada se pega a su torso y gotas caen de su cabello.
—No seas cobarde, nena.
—¿Otra vez con eso?
—Te gusta que te llame así.
—Sin comentarios —dice, pero sonríe levemente.
—Ven, acompáñame. Déjate la blusa y quítate los pantalones.
—Okay, pero no mires. Volteate —me ordena y hago lo que me dice.
Pasan unos segundos y finalmente me avisa que ya está. Me volteo y abro los ojos sorprendido ante la maravillosa vista. Se ha dejado solo la blusa y esta cubre hasta debajo de sus bragas. Ella intenta taparse un poco más, pero aún así puedo ver sus bragas negras. Luce muy sexy y resisto el impulso de salir del agua y quitarle esa poca ropa, y hacer algo indebido.
—No me mires así —dice, sacándome de mi embelesamiento.
—Eso solo que... Te ves muy sexy.
Ella sonríe avergonzada, mordiéndose el labio inferior.
Dios. Eso me vuelve loco. Es algo tan sensual y alienta aún más al traidor en mis bóxers.
—Sé que ese labio es sabroso, pero no hagas eso. Me vuelve loco.
—¿Qué cosa? —pregunta, haciéndose la tonta mientras entra al agua. Sus dientes toman entre ellos ese labio tan tentador nuevamente.
Oh. Ella quiere jugar, ¿eh?
—No me provoques. No es una buena idea. Alguien se va a despertar —le dejo saber y ella sonríe como una angelita... una sexy y traviesa angelita.
