Bryan Doolittle está de vuelta en Carolina del Norte, listo para empezar desde cero. En su primer día de clases se topa con una chica que lo detesta con tan solo verlo, lo que lo toma desprevenido, pues siempre ha tenido popularidad con las mujeres...
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Lunes y el último día de clases. Sofía no vino hoy a la escuela, porque supuestamente no se sentía bien. A ella se le olvida que la conozco muy bien y que es obvio que no le creo, pero solo por hoy lo dejaré pasar. Después de clases hablaré con ella, porque si esto se trata de Alex y Ann, entonces está siendo dramática. Entiendo su preocupación y también que esté molesta, porque Alex siempre le cuenta las cosas que le pasan; son muy unidos. Sin embargo, no entiendo su comportamiento; debería estar feliz de que Alex al fin esté saliendo con alguien. En fin, mi amiga es un caso y está loca.
El profesor de astronomía termina la clase más temprano, nos desea unas buenas vacaciones y nos da la media hora restante libre. Alex camina a mi lado en silencio con sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta deportiva. Muere por decirme algo, solo que no sabe cómo empezar. No lo voy a presionar para que me diga tampoco; quiero que lo haga voluntariamente.
Salimos afuera hacia el campo de soccer y tomamos asiento en las gradas. Hace un poco de frío, por lo que soplo aire caliente para calentar mis manos heladas. Finalmente Alex suspira.
—Quiero decirte algo y espero que no tengas la misma reacción que tuvo Sofía —me dice mirándome.
—Está bien —asiento, aunque ya me imagino lo que dirá.
Él se queda en silencio por unos momentos, su vista fija hacia enfrente.
—Estoy saliendo con alguien —suelta y yo escondo una sonrisa. Lo sabía—. Ella es una chica increíble y realmente me gusta. La había querido invitar a salir mucho antes, pero no me animaba. Hace poco que empezamos a salir —se detiene y juega con sus manos en su regazo.
Esto es nuevo. Alex nervioso. Nunca lo había visto.
—¿Qué más? —lo aliento a continuar.
—Pues, yo también le gusto y creo que tenemos química. Aún no somos una pareja oficial; la verdad es que no tengo prisa —alza la cabeza y sus ojos miel me miran—. Te cuento esto porque eres mi mejor amiga y las chicas saben qué decir en estas situaciones. Bien podría hablar con Michael, pero a los chicos no nos importan estas mamadas —sonríe—. Además, estoy feliz con ella y quiero saber qué opinas.
—Bueno, ¿cómo se llama la afortunada? —pregunto, aun cuando sé quién es.
—Ann Rossie y ya sé lo que vas a decir. Que es muy tímida, asocial, que forma parte de la mayoría de las actividades extracurriculares y que es la típica chica nerd. Pero nada de eso me importa.