- ¡Tío Ken! - corrió la pequeña de cabellos ___, hacia el nombrado que la saludó.
- Gracias por hacerme este favor, te lo debo amigo - sonrio apenado Valt mientras se rascaba la nuca.
- No hay problema, siempre es un honor cuidar a esta pequeña - hablo sin sus títeres.
- Gracias, bueno ___, comeportate bien, hazle caso al tío Ken, haz lo que te diga, no causes problemas, ¿si? - miro con dulzura a su hija.
- Si papá - ante la afirmación, río u dejo un beso en su frente.
- Nos vemos mañana al medio día- le dio un abrazo y se retiro, Valt era padre soltero, aún era el campeón mundial, por lo tanto, tenía que viajar y aveces pedía favor a uno de sus amigos que la cuidaran.
Por supuesto, aceptaban y no tardó mucho tiempo, que en sus propios amigos se encariñaban con la pequeña era como tener a mini Valt versión femenina.
Ambos entraron al interior de la casa del pelinegro, la pequeña tomó de la mano al joven que le sonrió.
- ¿Que tines ___? - la miro con extrañeza, mientras se sentaban en el sofá, la pequeña estaba algo distante y pensativa.
- yo - comenzó a decir - quisiera ser como mi papá- bajo la cabeza algo triste.
- ¿a que te refieres? - pregunto.
- Quisiera jugar Beyblade y ser como el, quisiera practicarlo y poder acompañarlo a ver las batallas - termino algo avergonzada.
Ken lo pensó un poco y curvo sus labios en una sonrisa.
- Esperame aquí- asintió, mientras el pelinegro subía las escaleras.
Luego de par de segundos bajo con una pequeña caja de madera con algunos diseños en ella.
- Toma, Abrela - ella lo miro confundida, pero lo hizo, sus ojos se iluminaron al ver el contenido.
Era un Bey, de color verde, tenía algo de polvo, ya que no lo usaba hace tiempo.
- Su nombre es Kerbeus, los perros del infierno que contine en su interior son únicos - sonrio al recordar- por un tiempo fue mío, pero ahora te lo entrego a ti, comenzarás tu camino con el, considerarlo un regalo - la miro con cariño.
- Cuídate amigo o te quitará el puesto - curvo sus labios, mientras al otro lado la línea alguien soltó una carcajada.
- No tengo dudas, pero tampoco pruebas, Ah, hermano, entrará con los grandes talentos - suspiro Valt.
- ¿Cuando le dirás? - esta vez su voz se escuchó triste y algo seria.
- No quiero decirle, pero, algún día le tendré que decir sobre ello ¿No crees? -
- Esta bien, pero, ¿qué pasará con ella? -
- Enfrentara todo, a pesar de que yo, ya no forme parte de su vida, será segura de si misma y estoy segura que cuando se rompa te buscara a ti - sonrio.
Valt tenía una enfermedad, era Sida, ya que, en un accidente lo habían secuestrado y lo habían violado, Kyoko era la novia de Valt y a ella la habían matado enfrente de el, mientras ___ teniendo dos años estaba al cuidado de Rantaro por lo tanto no le hicieron daño.
El había criando a su hija, sonriendo para ella en el día y llorando por la perdida de noche mientras la pequeña ____ dormía.
No cayó en el alcohol o drogadicción, siempre fue fuerte, pero poco a poco su vida iva acabando.
Solo era cuestión de tiempo.
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