Estabas asustada, por un error había dejado la ventana abierta de su habitación, tenía una mascota, un gato negro esponjoso, pero este cada vez que encontraba un lugar abierto de la casa se escapaba, aunque siempre regresaba.
Pero está vez, había tardado más de lo usual, por lo que salió a buscarlo, caminaba desesperada mirando a todos lados con preocupación.
Se reprochaba al ser tan descuidada con su mascota, se suponía que tenía que cuidar de él, no dejarlo a su merced, suspiro rendida al haber dado vueltas por la casa y en la ciudad.
Se dio por vencida, iba caminando por el parque, hasta que su gato se cruzó en si camino, este la vio fijamente.
- ¿conque aquí estabas he travieso?, Bueno, ya no importa, Volvamos a casa - lo iba a tomar en entre sus brazos cuando esté movió su peluda cola y maullo, posteriormente salió corriendo.
- ¡Espera! - reaccionó y salió corriendo detrás de este, vio que desapareció detrás de un callejón, donde se encontraba la entrada de dicho parque.
Dio la vuelta y encontro a su gato en los brazos de un pelinegro con una banda roja en su frente, y ropas moradas.
- ¿que haces aquí de nuevo?, Creí que ya te habías ido a casa - aquel pelinegro lo cargo, poniendo sus manos a los costados de aquel felino alzándolo, lo vio fijamente hasta que el gato maullo y puso su esponjosa patita en la nariz del pelinegro.
Te acercaste lentamente, el gato desvío la vista del de orbes moradas y la dirigió hacia ti, El ojimorado le siguió la vista hasta chocar con la tuya.
- eh, hola me llamo Diana Kurumi, d-disculpa por los inconvenientes con mi gato - dijiste avergonzada, púes se encontraban en una situación algo “incómoda”.
Este percibió tu incomodidad, hací que sonrió un poco relajandote, bajo la vista al ver aquel felino que se recostaba em sus piernas pidiendo mimos.
- mucho gusto, mi nombre es Daigo Kurogami, y este gato ¿es tuyo? - Daigo empezó acariciar con cuidado la cabeza del felino quien ronroneo complacido.
- si, siempre se me escapa de algun modo, hoy cuando salí a comprar algunas cosas olvidé cerrar la ventana de mi cuarto para que no se fuera, Pero se salió, lo dejé porque siempre vuelve antes del almuerzo, pero vi que no venía y sali a buscarlo hasta que lo halle en el camino, pero corrió y trajo hasta aquí - te sentaste al frente de Daigo, tranquila.
- ya veo, pensé que era callejero, siempre que vengo el esta aquí - Daigo sonrió, mientras que el gato veía la interacción de palabras.
- y dime Daigo ¿Siempre vienes a este lugar? - te había ganado la curiosidad por saber más de él, por alguna extraña razón te sentías bien a su lado.
Daigo levantó la vista viéndote, te analizó de pies a cabeza, tenías una sonrisa en tus labios mientras lo veías, un sonrojo de apoderó de su rostro, lograbas ponerlo nervioso, por otro lado sentía serenidad y paz.
- si, siempre vengo a enterar un rato extra a este lugar - te sorprendiste, ¿El también era un bleyder?.
- ¿Eres un bleyder? - Daigo asintió, te emocionaste, Talvez tendrías a alguien con quien batallar.
- y ¿tu eres una bleyber? - la curiosidad de Daigo de saber, por el extraño brillo en tus ojos.
- Sip, soy una bleyber - sonreiste, Daigo se sorprendió.
- interesante - Daigo quería pedirte una batalla pero, no sabía cómo pedírtela.
- ¿Que tal una batalla? - soltó de repente Daigo cuando se presentó el silencio.
- ¿eh?, Claro, pero te digo que no será fácil vencerme - sonreiste engreidamente.
- ya lo veremos te presento a Domzisor - levantó la mano enseñándote aquel bey de color Morado.
- y yo te presento a (Nombre de Bey) - mágicamente sacaste tu bey y tu lanzador.
Ambos se separaron y se pusieron en los lados contrarios de la arena.
3....
2....
1....
¡Leit in rip!.
Mientras ustedes tenían su batalla, aquel gato negro movía su esponjosa cola de un lado a otro viéndolos entretenido.
Si no fuera por el no hubieras encontrado al que sería tú alma gemela...
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